“Se deben contratar abogados para que protejan el bosque”: Michael Wilson

Michael Wilson creció a la orilla de los humedales más grandes de Hawái. Una región de 323 hectáreas pantanosas, llena de aves acuáticas y peces nativos que en la década de los setenta el Gobierno norteamericano quiso intervenir con diques y canales. La primera reacción de este hawaiano, con apenas 18 años, fue oponerse a las obras que degradarían con el tiempo este valioso ecosistema, considerado de importancia internacional para la Convención Ramsar.

Esa causa lo persiguió por décadas. Tanto que su interés lo llevo a dirigir instituciones como el Departamento de Tierras y Recursos Naturales y a presidir la Junta de Tierras de Hawái. Hace dos años, el esfuerzo dio frutos: Wilson es el fundador del segundo tribunal ambiental de los Estados Unidos, antecedido por el del Estado de Vermont.

Este abogado, graduado de la Facultad de Derecho de Antioch en Washington (EE. UU.), visitó la semana pasada Bogotá. Vino con la intención de impulsar el Pacto Mundial por el Medio Ambiente, una iniciativa que cobija 54 países bajo una misma constitución verde. El Espectador habló con el hawaiano sobre los problemas ambientales que enfrenta Colombia. El más preocupante: la pérdida desmedida de bosque en el territorio nacional.

¿Por qué Hawái decidió constituir un tribunal ambiental?

Porque las leyes ambientales no estaban siendo aplicadas por otras ramas del gobierno. Los ciudadanos sintieron que era importante tener solo jueces de tribunales ambientales para decidir especialmente en estos casos. Los expertos, de hecho, solo se dedican a la resolución de conflictos que tienen que ver con agua, aire y tierra. Así protegemos la biodiversidad. Para ello los jueces debemos capacitarnos en leyes y ciencias relacionadas con el medio ambiente.

¿Cuál es su papel ahí?

Soy un juez del Tribunal Supremo que decide todos los tipos de revestimientos bajo la ley de Hawái, no solo ambientales. Con base en nuestra legislación ayudé a establecer el tribunal ambiental del Estado.

En ese panorama, ¿cuál es la importancia de un Pacto Mundial para el Medio Ambiente?

Es una herramienta importante para detener el deterioro de la tierra. Con la cantidad actual de carbono que se libera en el aire, en 50 años las generaciones futuras serán testigos de la degradación ambiental del planeta. Es decir, la pérdida de al menos un tercio de las especies y grandes aumentos de enfermedades, menos lluvia para la agricultura y el aumento del nivel del mar, que inundará las casas de millones de personas. Tendrán hasta problemas con las enfermedades, que aumentarán en plagas como el ébola.

El Pacto Global fortalece las leyes que protegen a nuestras futuras generaciones del calentamiento global y la catástrofe que ya está empezando a crear. Los podría blindar en cierta medida de los efectos del cambio climático. ¿Cómo? A través de la ley, todos los ciudadanos deben votar por buenos gobernantes. Los líderes del Gobierno no actúan generalmente para proteger el medio ambiente, a menos que el público insista en ello.

Uno de los mayores problemas de Colombia es la deforestación, ¿cómo podemos valernos de una ley ambiental para resolverlo?

La deforestación puede prevenirse si los ciudadanos critican esta práctica, si recaudan fondos para contratar abogados que representen el bosque y hagan cumplir las leyes ambientales. Aunque la forma más efectiva es elegir representantes comprometidos con su protección. Hay muchas otras formas, como unirse a organizaciones internacionales conscientes de la importancia de estos ecosistemas.

Se acercan las elecciones presidenciales, ¿qué le aconsejaría al próximo jefe de Estado?

Halagaría el liderazgo nacional por detener el calentamiento global. Los ciudadanos y líderes crearon una constitución ecológica para garantizar un ambiente saludable a su gente. Colombia ha sido líder en América del Sur al reconocer la importancia de los derechos ambientales. Tienen científicos, jueces y abogados bien entrenados que son valientes en su disposición de brindar información para proteger la naturaleza.

Michael Wilson creció a la orilla de los humedales más grandes de Hawái. Una región de 323 hectáreas pantanosas, llena de aves acuáticas y peces nativos que en la década de los setenta el Gobierno norteamericano quiso intervenir con diques y canales. La primera reacción de este hawaiano, con apenas 18 años, fue oponerse a las obras que degradarían con el tiempo este valioso ecosistema, considerado de importancia internacional para la Convención Ramsar.

Esa causa lo persiguió por décadas. Tanto que su interés lo llevo a dirigir instituciones como el Departamento de Tierras y Recursos Naturales y a presidir la Junta de Tierras de Hawái. Hace dos años, el esfuerzo dio frutos: Wilson es el fundador del segundo tribunal ambiental de los Estados Unidos, antecedido por el del Estado de Vermont.

Este abogado, graduado de la Facultad de Derecho de Antioch en Washington (EE. UU.), visitó la semana pasada Bogotá. Vino con la intención de impulsar el Pacto Mundial por el Medio Ambiente, una iniciativa que cobija 54 países bajo una misma constitución verde. El Espectador habló con el hawaiano sobre los problemas ambientales que enfrenta Colombia. El más preocupante: la pérdida desmedida de bosque en el territorio nacional.

¿Por qué Hawái decidió constituir un tribunal ambiental?

Porque las leyes ambientales no estaban siendo aplicadas por otras ramas del gobierno. Los ciudadanos sintieron que era importante tener solo jueces de tribunales ambientales para decidir especialmente en estos casos. Los expertos, de hecho, solo se dedican a la resolución de conflictos que tienen que ver con agua, aire y tierra. Así protegemos la biodiversidad. Para ello los jueces debemos capacitarnos en leyes y ciencias relacionadas con el medio ambiente.

¿Cuál es su papel ahí?

Soy un juez del Tribunal Supremo que decide todos los tipos de revestimientos bajo la ley de Hawái, no solo ambientales. Con base en nuestra legislación ayudé a establecer el tribunal ambiental del Estado.

En ese panorama, ¿cuál es la importancia de un Pacto Mundial para el Medio Ambiente?

Es una herramienta importante para detener el deterioro de la tierra. Con la cantidad actual de carbono que se libera en el aire, en 50 años las generaciones futuras serán testigos de la degradación ambiental del planeta. Es decir, la pérdida de al menos un tercio de las especies y grandes aumentos de enfermedades, menos lluvia para la agricultura y el aumento del nivel del mar, que inundará las casas de millones de personas. Tendrán hasta problemas con las enfermedades, que aumentarán en plagas como el ébola.

El Pacto Global fortalece las leyes que protegen a nuestras futuras generaciones del calentamiento global y la catástrofe que ya está empezando a crear. Los podría blindar en cierta medida de los efectos del cambio climático. ¿Cómo? A través de la ley, todos los ciudadanos deben votar por buenos gobernantes. Los líderes del Gobierno no actúan generalmente para proteger el medio ambiente, a menos que el público insista en ello.

Uno de los mayores problemas de Colombia es la deforestación, ¿cómo podemos valernos de una ley ambiental para resolverlo?

La deforestación puede prevenirse si los ciudadanos critican esta práctica, si recaudan fondos para contratar abogados que representen el bosque y hagan cumplir las leyes ambientales. Aunque la forma más efectiva es elegir representantes comprometidos con su protección. Hay muchas otras formas, como unirse a organizaciones internacionales conscientes de la importancia de estos ecosistemas.

Se acercan las elecciones presidenciales, ¿qué le aconsejaría al próximo jefe de Estado?

Halagaría el liderazgo nacional por detener el calentamiento global. Los ciudadanos y líderes crearon una constitución ecológica para garantizar un ambiente saludable a su gente. Colombia ha sido líder en América del Sur al reconocer la importancia de los derechos ambientales. Tienen científicos, jueces y abogados bien entrenados que son valientes en su disposición de brindar información para proteger la naturaleza.