Prafulla Samantara, India
Prafulla Samantara tiene 65 años. Hijo de humildes agricultores, a medida que crecía vio desaparecer los bosques en los que jugó en su infancia por el desarrollo industrial . Por eso, desde la economía y el derecho, se convirtió en activista social.En 2003, la empresa minera Odisha State Mining Company (OMC) decidió explotar bauxita en las montañas Niyamgiri, al este de India, hogar de las comunidades indígenas Dongria Kondh. Samantara sabía que el aislamiento tecnológico y lingüístico no les permitiría defenderse.
Recorrió aldea por aldea advirtiendo a la comunidad sobre el peligro que significaría la mina, que acabaría con 674 hectáreas de bosque virgen. Al mismo tiempo comenzó una batalla en los estrados judiciales para frenar la construcción de la mina.
En el 2013, la Corte Suprema de India les dio la última palabra a las comunidades. Las 12 tribus votaron contra la mina, pero la OMC apeló la decisión. En mayo de 2016, gracias al trabajo legal de Samantara, la Corte Suprema negó todas las peticiones de la empresa.
Mark Lopez, Estados Unidos
Mark Lopez pertenece a la tercera generación de defensores del medioambiente de la comunidad latina del este de Los Ángeles (EE. UU.).
Allí, desde 1922 operó una fundidora de baterías que la firma Exide compró en el 2000, bajo mínimas condiciones de seguridad.
Por eso, López hizo exámenes por contaminación con plomo en 200 hogares y encontró que se necesitaba atención urgente.
Después de varias investigaciones federales, Exide cerró la planta en 2015. López sigue luchando para que los exámenes de hogares y su limpieza se extiendan hasta Sacramento.
Rodrigue Katembo, República Democrática del Congo
Rodrigue Katembo tiene 41 años y desde 2003 es guardabosque del parque nacional de Virunga, en la frontera entre el Congo, Uganda y Ruanda. A los 14 años fue obligado a ser soldado, pero escapó, estudió biología y ahora se dedica a la conservación.
Poniendo su vida en riesgo, Rodrigue se infiltró para documentar y divulgar información sobre sobornos y corrupción de funcionarios que querían ayudar a la empresa británica Soco International a establecer una base de exploración de petróleo dentro del parque.
Virunga es el parque nacional más antiguo de África y la joya del ecoturismo del Congo. Además de la inmensa biodiversidad de hipopótamos y elefantes, allí habita cerca de un cuarto de la población mundial de gorilas de montaña.
Dados los conflictos militares que hay en la zona, trabajar en esa área de protección es uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Más de 160 guardaparques han sido asesinados durante los últimos 15 años por rebeldes armados y cazadores furtivos.
Uroš Macerl, Eslovenia
A sus 48 años, el esloveno Uroš Macerl fue reconocido por detener la quema del combustible coque por parte de la fábrica de cemento Lafarge Cement, que contaminaba el aire de su municipio, Trbovlje. El caso liderado por Macerl llegó hasta la Comisión Europea.
Macerl es agricultor orgánico y su granja se encuentra sobre los 500 metros que resultaban contaminados por las emisiones liberadas en la quema. Esto lo convirtió en la única persona con la legitimidad suficiente para impugnar la solicitud de permiso de Lafarge Cement.
Debido a que el gobierno esloveno lo ignoró, junto a Eko Krog, un grupo de ambientalistas locales, Macerl llevó el caso a altas instancias. En el 2015, el Tribunal Europeo de Justicia llamó la atención de Eslovenia por no cumplir con los estándares de polución de la Unión Europea.
Las zonas industriales de Eslovenia central, como Trbovlje, históricamente se han visto afectadas por las emisiones. Incluso tienen mayores tasas de cáncer que otras regiones. Macerl recolectó toda esta información para lograr el cierre de la planta hace dos años.
Rodrigo Tot, Guatemala
El líder indígena guatemalteco Rodrigo Tot, de 59 años, ha sido reconocido por liderar uno de los procesos judiciales más importantes de su país. Ayudó a reconocer los títulos de propiedad colectiva para el pueblo q’eqchi y a evitar la expansión de la minería de níquel en Agua Caliente.
Como descendientes de los antiguos mayas, los q’eqchi mantienen su vida cultivando y pescando. Defendieron su territorio de los colonos españoles en el siglo XVI y cientos de años más tarde siguen luchando por su tierra, esta vez contra su propio gobierno y las empresas multinacionales.
Las fuerzas de seguridad de la empresa comenzaron a expulsar a la gente de sus tierras, violando los tratados internacionales que requieren el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades indígenas, por lo que Rodrigo se comprometió a protegerlos.
La victoria trajo consigo un enorme costo emocional para Rodrigo y su familia. En 2012, dos de sus hijos estaban en un autobús cuando fueron fusilados en lo que parecía ser un robo. Uno de ellos murió y el otro sobrevivió con graves heridas.
Wendy Bowman, Australia
A sus 83 años, Wendy Bowman tuvo que enfrentar uno de los mayores retos en su vida: ver que su finca, ubicada en el pequeño pueblo de Hunter Valley (Australia), estaba rodeada en tres de sus lados por minas de carbón. Así comenzó su lucha.
Algunas de las cosechas de los Bowman empezaron a perderse como consecuencia de las minas. Una mañana, leyendo el periódico local, Wendy se enteró de que sus tierras habían sido arrendadas a compañías mineras. En el 2005 fue desalojada por primera vez.
En el 2010, cuando ya estaba reubicada, la historia se repitió con una mina china conocida como Ashton. Esta vez Bowman opuso resistencia y puso una demanda de interés público para luchar contra la expansión de la mina.
En el 2014, el Tribunal de Tierra y Medio Ambiente emitió un fallo: la expansión de Ashton podría continuar, pero sólo si la empresa conseguía que Bowman les vendiera su tierra. Desde entonces Bowman ha rechazado millonarias propuestas y detenido la expansión minera.
Por El Espectador
