Luego de la COP-16 en Cali, catalogada como el evento ambiental más grande en la historia de Colombia, y quizás en el mundo, quedó claro que es urgente enfocar nuestros esfuerzos para proteger a la Tierra de nosotros mismos, pero también que no podemos esperar que las soluciones vengan de acuerdos entre gobiernos y empresas, sino que es la sociedad la que debe tomar acción, y realizar los cambios necesarios en la cotidianidad, nuestro primer lugar de incidencia. (Lea otra crónica de Juan Carlos Rocha sobre un encuentro internacional de ecoaldeas).
Esa ha sido la apuesta que desde 2008 se ha materializado en Sopó, un bello pueblo 40 km al norte de Bogotá, que inspiró a un grupo de jóvenes para crear el colectivo Ibi Tekoa y el Festival a la MAMA, un encuentro ambiental que recién celebró su undécima edición, promoviendo hábitos amables con la naturaleza en tantas personas como es posible, a través de una amplia variedad de actividades gratuitas diseñadas para apoyar la transición a otras formas de habitar.
Este año el Festival, organizado por Ibi Tekoa (www.ibitekoa.blogspot.com), con el apoyo de la Secretaría de Ambiente del municipio de Sopó, y bajo el slogan “Sin cambios no hay mariposas”, se desarrolló durante once días de actividades intensas y diversas, con un presupuesto modesto pero bien aprovechado, apelando al trueque, al trabajo voluntario y a la disposición de talleristas y artistas para compartir sus artes y saberes para el cuidado de la Tierra.
El Festival abrió con la tradicional feria de trueque, que promueve el intercambio de bienes, saberes y servicios sin mediación de dinero, fomentando el consumo responsable, la reutilización de objetos y la solidaridad, siempre acompañada de actividades culturales, en esta ocasión una pasarela de moda sostenible, en la que varios proyectos mostraron prendas elaboradas a partir de reciclaje, las presentaciones musicales de Tremendo Sancocho y los Kunagueros del Sumapaz, y la obra de teatro Corazón de Águila, realizada por varias familias de Sopó.
El acto central de la jornada fue la presentación de la Caravana Sumapaz, una comparsa realizada por la Red Kunagua (https://www.instagram.com/red.kunagua/), una comunidad de vecinos que habita un bosque de niebla en Silvania, Cundinamarca, a donde la burbuja inmobiliaria de Sopó terminó por empujar a Ibi Tekoa, y que reúne danza, música, artes plásticas, teatro y ritual para realizar una colorida proclamación de los Derechos de la Naturaleza. Este proyecto, surgido en 2023, fue ganador de la Beca de Circulación del Ministerio de Cultura, que les permitió realizar una gira de 13 días y 33 personas por Cundinamarca, Boyacá y Santander, y terminó en Sopó, inaugurando por todo lo alto el Festival a la MAMA.
Desde entonces se sucedieron distintas actividades, tanto para la sensibilización sobre nuestro aporte a la crisis ambiental, como para la muestra de herramientas útiles para hacer “la paz con la naturaleza” en la cotidianidad.
En el cineforo se apreció el trabajo de mujeres en la defensa de los páramos de Chingaza y Sumapaz, con el cortometraje Paramunas; el creciente movimiento de personas que migran de la ciudad al campo en busca de otras formas de habitar, retratado en la serie Neorrurales; o el cortometraje El Sueño, realizado por un grupo de niños de Sopó, de la naciente productora Protogendo, quienes se imaginaron un mundo digno para su futuro y lograron plasmarlo en imágenes. Además, se presentaron dos libros, Chihizac chiguene: las niñas huitaca salvan el territorio, escrito por niños del cabildo muisca de Suba; y Encuentros con almas, guías y ángeles, de Tatiana Guitis.
El foro de tecnología e innovación para el cuidado de la naturaleza reunió emprendimientos que elaboran jabones con aceite de cocina reciclado (www.somostorna.com), baldosas con icopor (https://www.instagram.com/icolpartssasbic/) y plásticos recuperados (https://www.instagram.com/proyectplastic/), vermicompostas caseras para la transformación de desechos orgánicos en abonos (https://www.instagram.com/compost_marcela_/), y sanitarios secos, que evitan la contaminación de agua en cada descarga y, en cambio, reincorporan la humanaza al entorno natural a través de un proceso de descomposición controlado, higiénico y sencillo.
En el taller de cocina vegana se aprendieron deliciosas recetas, útiles para disminuir el consumo de carnes y derivados animales, una de las principales causas de deforestación y emisión de gases de efecto invernadero; en el de medicina natural se enseñó a elaborar tinturas con plantas medicinales para tratar dolencias comunes; en el de moda sostenible se dieron tips básicos para convertir prendas desechadas en nuevos productos; y en el encuentro de agroecología se tejieron varios proyectos del territorio y se compartieron consejos para proteger las semillas nativas.
También se realizó una jornada de siembra de árboles nativos en la ronda del río Teusacá, y otra de Plogging, tendencia que reúne ejercicio físico y recolección de basura; un taller de animales silvestres para niños; y se unieron fuerzas con varios colectivos de Sopó para el desarrollo de distintas actividades, como una bicirodada por la galería a cielo abierto más grande de la región, que cuenta con alrededor de 350 murales, liderada por el colectivo Guaque (https://www.instagram.com/guaque_col/); una caminata al Parque Ecológico Pionono, realizada por la operadora turística Tyhyky (https://www.instagram.com/tyhyky.aventura_y_conocimiento/) y la Fundación Verde y Nativo (https://www.instagram.com/fun.verdeynativo_/); un taller de ilustración de aves por el colectivo Sugaca; y el apoyo al Festival de Circo Tarán.
Las energías alcanzaron para realizar una nueva feria de trueque, esta vez amenizada con música por Sharay, Tatiana Samper (https://tatianasamper.com) y los Sikuris de Chía, donde creció el entusiasmo por el intercambio, y quedó flotando la pregunta repetida por muchos: ¿cuándo hay otro trueque?
El Festival a la MAMA, así como la COP, deja en el aire el reto de dar continuidad a estas iniciativas: cómo pasar de una explosión de unos cuantos días a una fuerza presente en la cotidianidad, con proyectos concretos que permitan la transición a la Basura Cero, por ejemplo, una necesidad urgente que parece una utopía.
Por ahora, Ibi Tekoa regresará a La Casa de Botellas, en la Red Kunagua, construida con más de dos mil ecoladrillos, muchos de ellos recogidos en distintas ediciones del Festival a la MAMA, para apoyar la organización del Festival Sueños de un Bosque de Niebla, que se realizará del 7 al 15 de diciembre en Silvania. El Festival es todos los días…
* Periodista independiente, fotógrafo, viajero y campesino, autor del libro de crónicas y fotografías “Un error en el sistema” (2015).
Por Juan Carlos Rocha Pardo * / Especial para El Espectador
