Hace cuatro años, un estudio señaló que "solo quedan dos grandes trozos de bosque intacto en la Tierra". Estos son la Amazonia y el Congo. La importancia de ambos radica en que, al ser bosques tropicales "vírgenes", cuyo estado no ha sido influenciado por el hombre, capturan grandes cantidades de carbono atmosférico. Teniendo en cuenta esto, científicos midieron cuál es el impacto climático que ha tenido la pérdida y disminución de estos ecosistemas entre 2000 y 2013. El resultado fue peor de lo que esperaban: un aumento de 626 % en el impacto neto de carbono para el planeta. (Lea: “Fracking”: recomendaciones de la comisión de expertos al Gobierno Nacional)
Esta conclusión, publicada en la revista 'Science Advances', salió a partir del estudio de 549 millones de hectáreas de bosques tropicales intactos entre 200 y 2013. La mayoría de estos escosistemas hacen parte de la cuenca de la Amazonia, el Congo y la isla de Nueva Guinea. De acuerdo al mapeo hecho por los autores de la investigación, durante ese periodo se destruyeron 48 millones de hectáreas. La tala de estas resultó en solo un 3,2 % de las emisiones brutas de carbono de toda la deforestación en los trópicos tropicales.
Esto sin tener en cuenta que la contabilidad completa del carbono, que considera la eliminación de carbono no recuperado (el secuestro de carbono que ocurriría anualmente en el futuro si el bosque despejado o degradado hubiera permanecido intacto después del año 2000), la tala selectiva, los efectos de borde y la disminución de los árboles densos en carbono especies debido a la caza excesiva de animales que dispersan semillas, descubrieron que la cifra se disparó por un factor de más de seis veces.