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Los pronósticos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos para la temporada de huracanes del Atlántico en 2025 indican un 30 % de probabilidad de una temporada casi normal, un 60 % de probabilidad de una temporada por encima de lo normal y solo un 10 % de probabilidad de una temporada por debajo de lo normal. Esta temporada se desarrollará entre el 1 de junio y el 30 de noviembre.
La agencia pronostica un rango de 13 a 19 tormentas con nombre (vientos de 63 km/h o superiores). De estas, entre 6 y 10 se convertirán en huracanes (vientos de 119 km/h o superiores), incluyendo entre 3 y 5 huracanes mayores (categorías 3, 4 o 5; con vientos de 179 km/h o superiores). La NOAA dice que tiene un 70 % de confianza en estos rangos.
“La NOAA y el Servicio Meteorológico Nacional utilizan los modelos meteorológicos más avanzados y sistemas de seguimiento de huracanes de vanguardia para proporcionar a los estadounidenses pronósticos y alertas de tormentas en tiempo real”, declaró el secretario de Comercio, Howard Lutnick, citado por la NOAA. “Con estos modelos y herramientas de pronóstico, nunca hemos estado mejor preparados para la temporada de huracanes”.
“Como presenciamos el año pasado con las importantes inundaciones tierra adentro causadas por los huracanes Helene y Debby, el impacto de los huracanes puede extenderse mucho más allá de las comunidades costeras”, declaró la administradora interina de la NOAA, Laura Grimm. “La NOAA es fundamental para la entrega de pronósticos y alertas tempranas y precisas, y proporciona la experiencia científica necesaria para salvar vidas”.
Varios elementos interactúan para este pronóstico. La agencia explica que entre estos factores está la continuidad de las condiciones neutrales del fenómeno ENOS (El Niño Oscilación del Sur), temperaturas del océano más altas que lo habitual, una cizalladura del viento débil (que permite que las tormentas se formen sin interrupciones) y un monzón activo en África Occidental, la principal zona de donde se originan los huracanes del Atlántico. Actualmente, dice la NOAA, la Cuenca Atlántica está en una era de alta actividad ciclónica, marcada por un océano con un contenido de calor elevado y una disminución en la fuerza de los vientos alisios. El calor extra en el agua sirve como energía para que las tormentas crezcan y se fortalezcan, mientras que los vientos más débiles facilitan que estas tormentas se desarrollen sin ser detenidas o debilitadas.
Además, existe la posibilidad de que el monzón de África Occidental se desplace hacia el norte, lo que puede generar ondas tropicales que se transforman en algunas de las tormentas más fuertes y duraderas de la temporada.
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