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“Tendremos que reducir la deforestación neta a cero para 2030″: Ministro de Ambiente

En entrevista, Carlos Eduardo Correa explicó la hoja de ruta que el país seguirá para contribuir a la lucha contra el cambio climático y habló de dos aspectos claves para lograrlo: la transición a energías renovables y la gestión del recurso hídrico.

Redacción Bibo
20 de mayo de 2021 - 11:30 a. m.
“Tendremos que reducir la deforestación neta a cero para 2030″: Ministro de Ambiente

Las apuestas climáticas de Colombia son ambiciosas. Para 2030 el país se propuso reducir en un 51 % sus emisiones de gases efecto invernadero, y para 2050, ser carbono-neutral. Y aunque no es una ruta fácil, el Ministerio de Ambiente, de la mano de otras carteras, se ha planteado una hoja de ruta compuesta por 196 acciones y medidas, que recibe el nombre de Contribución Determinada a Nivel Nacional o NDC, el aporte de cada país para cumplir el Acuerdo de París.

Colombia, a pesar de no ser un gran emisor de gases de efecto invernadero, sí es muy vulnerable a los efectos del cambio climático. Según la Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático, todos los departamentos del país tienen algún grado de riesgo por cambio climático, y en la categoría ‘muy alto’ están San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Amazonas, Guainía y Vaupés. Las sequías, las inundaciones, la desertificación, los incendios forestales, la escasez de alimentos, los desplazamientos masivos y fenómenos meteorológicos cada vez más intensos como el huracán IOTA son algunas de las emergencias para las que el país se preparará a través de lo establecido en su NDC.

Además, una de las mayores riquezas del país es el agua: cuenta con seis nevados, 44 % de los páramos de Sudamérica, cinco vertientes hidrográficas, 30 grandes ríos, 1.277 lagunas y más de 1.000 ciénagas. De ahí que, casi el 70 % de la electricidad que se genera viene de hidroeléctricas. Sin embargo, este es un recurso que depende de la variabilidad del clima, por lo que, con el creciente aumento de la temperatura global del planeta, es más que necesario encontrar fuentes de energía alternativas.

Si Colombia quiere aportar al mantenimiento de la temperatura de la Tierra por debajo de los 2 grados Celsius para finales de siglo, como establece el Acuerdo de París, debe apostarle a la transición energética y gestionar el recurso hídrico con este concepto siempre en mente: cambio climático. El Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Correa, explica cómo lo harán en los próximos 10 años.

Responder a la emergencia climática es cada vez más urgente. ¿Qué rol juega Colombia en la lucha global contra este fenómeno?

Cuando hablamos de lucha global contra el cambio climático, hablamos de dos temas grandes. Uno es la mitigación, que consiste en reducir aproximadamente 51 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero que son emitidas anualmente, a cero neto en 2050. Esto implica cambios importantes en la manera en la que funcionan las economías y Colombia hace parte del proceso. El país plantea una estrategia de largo plazo –la Estrategia E2050– en la que se fija unas metas que le permitirán ser carbono neutral. También tenemos la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés), que es el primer escalón para ponernos en la senda hacia la carbono-neutralidad. Se encuentra entre las más ambiciosas de la región y establece reducir las emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas para 2030 en un 51 %. El otro gran reto es adaptarnos a los efectos del cambio climático.

Los compromisos que Colombia renovó son ambiciosos, como reducir a 51 % sus emisiones para 2030. ¿Cómo los vamos a cumplir?

En su NDC, Colombia no solo se limita a expresar cuál va a ser su meta en cuanto a reducción de emisiones, sino cómo lo va a conseguir. Esta hoja de ruta está conformada por tres documentos. Uno principal en el que se escriben los compromisos, se hace el contexto, se mencionan las medidas y las metas. Y otros dos textos en los que están estipuladas las medidas de adaptación y mitigación. Este portafolio incluye las metas específicas construidas a la par con cada uno de los sectores responsables de su implementación. Además, se incluyen las acciones que Colombia va a implementar para alcanzar esa meta, en las que se abordan temáticas asociadas a ciencia y tecnología, educación, planeación, financiamiento, entre otras. En este momento continuamos trabajando para poder sumar más territorios, más sectores, más actores (sobre todo empresas).

¿Qué significa ser un país carbono-neutral en 2050 y cómo lograrlo?

La carbono-neutralidad implica que las emisiones netas de un país sean cero. Colombia, por ejemplo, tiene una fuente muy importante de emisiones asociadas a temas forestales, ahí tendremos que reducir la deforestación neta a cero para 2030. Tenemos que actuar en otros frentes diversos. Con el Ministerio de Minas y Energía hemos planteado medidas en términos de ciencia energética y del aumento de fuentes renovables no convencionales; con el Ministerio de Vivienda hemos puesto metas asociadas a cómo manejamos los residuos sólidos o las aguas residuales domésticas; con el Ministerio de Agricultura le hemos apostado a la ganadería sostenible y plantaciones forestales; con el Ministerio de Comercio queremos impulsar la eficiencia energética en industrias; y con el Ministerio de Trasporte, al uso de vehículos eléctricos y otras formas de transporte.

¿Qué está haciendo Colombia en cuanto a la diversificación de las fuentes energéticas?

Nuestra matriz energética es una de las más limpias del mundo. Sin embargo, entendemos que tenemos una alta dependencia de las fuentes fósiles (carbón, petróleo, gas) para la generación de energía, especialmente a través de plantas térmicas. A partir de eso, no nos limitamos a conocer cuál es la contribución en emisiones de las plantas térmicas, sino que tratamos de entender cuál era la contribución en emisiones para el país. Empleamos varias líneas de acción. Una, en la que tratamos de fomentar la diversificación de la matriz energética tratando de fortalecer la inclusión de fuentes renovables no convencionales como el aire o el sol. El Ministerio de Minas, como una de las primeras carteras que cuentan con su Plan de Cambio Climático, tiene una visión para 2030 de emplear cerca de 120 acciones. Para este sector se tiene calculado una reducción de 11,2 millones de toneladas de CO2 para cumplir la meta de la NDC.

¿Cómo podemos aprovechar el agua para la gestión del cambio climático?

Con el Viceministerio de Agua y Saneamiento Básico se estableció desarrollar acciones de protección y de conservación en 24 cuencas abastecedoras de acueductos en municipios que sean susceptibles de desabastecimiento por temporada de baja precipitación (lluvia). También se desarrollaron medidas estructurales y no estructurales de gestión de riesgo al cambio climático en el 30 % de municipios priorizados. Otra medida importante es el reuso del 10 % de las aguas residuales domésticas, con respecto s las metas que se trazó el Ministerio de Ambiente está relacionada con la actualización y formulación o ajustes de los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas. Por ejemplo, hay una que tiene un impacto alto: la delimitación y la protección del 100 % de los páramos del país a través de manejo.

La NDC plantea la formulación o ajuste de Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas con consideraciones de variabilidad y cambio climático. ¿De qué va a servir esto?

Nosotros como Ministerio de Ambiente tenemos que emplear una guía técnica para orientar a las Corporaciones Autónomas Regionales en las cinco fases que debe tener su POMCA. Primero se priorizan las cuencas, luego sigue la fase de apresamiento, continúa la de diagnóstico, la prospectiva y la zonificación ambiental y la fase de formulación. Buscamos entregar unos lineamientos para explicar cómo, en cada fase, se debería incorporar el tema de cambio climático y variabilidad climática. Lo que se pretende es tener un instrumento de planificación, que es importante para poder emplear acciones concretas en cada una de las cuencas. Con cada una de las directrices se plantea tener unas bases para luego contar con acciones puntuales en cada una de esas 135 cuencas y poder contrarrestar los efectos de este fenómeno.

¿Qué actores son fundamentales para que el país pueda cumplir la NDC?

La NDC es una meta de todos. Se necesita liderazgo del Gobierno, que es el que trata de impulsar a través de políticas o lineamientos, pero es importante el rol del sector privado, las empresas tienen el conocimiento y los recursos para catalizar estos cambios; la participación de los territorios, desde los departamentos, las ciudades, los municipios, ya tenemos unos planes integrales de gestión del cambio climático territoriales. La mayoría de los territorios de Colombia han formulado unos planes de gestión del cambio climático que están adecuados a las particularidades de cada territorio. También es muy importante el rol de la ciudadanía, de la sociedad civil, de las organizaciones, de las comunidades étnicas, de campesinos, de jóvenes, de mujeres. En el proceso de elaboración de la NDC nos preocupamos por tener enriquecer los compromisos con los aportes de las personas.

¿Qué pasa si el país no cumple sus metas climáticas para 2030?

La NDC está hecha para que eso no suceda. Hicimos un proceso adicional de plantear un portafolio de medidas de mitigación y adaptación. Muchas acciones ya tienen respaldo político; otras, un sustento técnico; en otros casos ya están soportadas por normatividad o, incluso, están siendo ejecutadas. También hemos tratado de dejar una hoja de ruta clara y para eso trabajamos en el componente de financiamiento, sabemos que nos encontramos en una situación difícil en términos económicos, entonces requerimos de unas medidas creativas que van a contar con mucha participación también del sector privado. Vamos a intensificar el trabajo articulado con cooperantes internacionales para el cumplimiento de nuestros objetivos. Estamos tratando de lograr que todo esto quede muy bien encaminado para que sea una política de estado y que funcione independientemente del gobierno de turno.

Agua y energía renovable por Colombia

El Acuerdo de París es el esfuerzo global más contundente para enfrentar las amenazas derivadas del cambio climático global. Su meta principal es limitar el aumento de la temperatura promedio de la Tierra por debajo de los 1,5° para finales de este siglo. Desde su firma en 2015, 189 países –entre ellos Colombia– lo han ratificado. El aporte que cada una de estas partes hará a la lucha contra el cambio climático se resume en un documento denominado Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC por su acrónimo en inglés), que contiene una serie de metas y acciones al respecto. Cada cinco años, tal como lo establece el Acuerdo, éstas deben actualizarse y ser más ambiciosas. De ahí que Colombia haya presentado la actualización de esos compromisos a finales de 2020 y haya asumido ambiciosas metas que la posicionaron como líder en la región.

La NDC actualizada del país tiene como meta principal la reducción del 51 % de las emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas para 2030, lo que implica una transformación profunda de la economía, pues las industrias funcionan en su mayoría a partir de la quema de combustibles fósiles, los cuales emiten carbono y contribuyen al calentamiento global. Para cumplir esa meta, Colombia deberá acelerar su transición hacia energías renovables no convencionales, como la eólica y la solar, entre otras. En cuanto a adaptación, la NDC incluye nuevas metas para el tema de agua, para protegerla y planear que su manejo tenga en cuenta el cambio climático. Así, el país estará más preparado cuando llegue una sequía o una inundación, por ejemplo.

En este contexto, este año la campaña BIBO, ISAGEN y WWF aportarán al cumplimiento de las metas climáticas del país a través de los Encuentros por el Agua y la Energía Renovable, una serie de espacios en los que diferentes actores involucrados con estos dos componentes claves de las metas climáticas, conocen y dialogan sobre estrategias y acciones que permitan cumplirlas. El pasado 24 de marzo se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional y de aquí en adelante, mensualmente, habrá un encuentro regional en las siguientes fechas y ciudades:

1. 26 de mayo: encuentro regional Medellín.

2. 23 de junio: encuentro regional Manizales.

3. 28 de julio: encuentro regional Bucaramanga.

4. 25 de agosto: encuentro Riohacha

5. 22 de septiembre: Villavicencio

6. 17 de noviembre: segundo encuentro regional.

¿Qué queremos lograr con los encuentros regionales?

Contribuir desde los procesos de gobernanza participativa de las cuencas hidrográficas, a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la adaptación al cambio climático en Colombia.

Objetivos específicos

1. Socializar la actualización de la contribución nacionalmente determinada (NDC) de Colombia en las regiones de interés de los Encuentros por el Agua y la Energía 2021.

2. Identificar a través de un diálogo multiactor los aportes de las regiones priorizadas al plan de implementación de la NDC de Colombia.

Por Redacción Bibo

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