La presencia de la trucha arcoíris es uno de los principales factores en la reducción de la población de otras especies de peces. En Colombia, esta situación comienza a ser investigada.
Así, por ejemplo, en el lago Titicaca (Bolivia) la presencia de la trucha arcoíris redujo drásticamente el número de peces del género Orestia; en Argentina ha desplazado otras poblaciones de peces y en Nueva Zelanda produjo cambios en los comportamientos de ciertas poblaciones de insectos que pasaron de diurnos a nocturnos, debido a que eran depredados mientras había luz solar.
Esta trucha es endémica de la costa oriental de América del Norte y fue llevada a diferentes partes del mundo con fines de repoblamiento de aguas y pesca deportiva. Pero en la actualidad se ha convertido en una nociva especie invasora.
“La arcoíris es una especie que no ha sido estudiada en Colombia; por eso, se hizo una investigación preliminar en el río Guatiquía (que nace en el páramo de Chingaza a 3.500 msnm), con el fin de obtener información base para futuros estudios”, afirmó Francisco Javier Luque Moreno, estudiante del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias y quien trabaja en el laboratorio de ictiología del Instituto de Ciencias Naturales de la U.N.
“En Bolivia, cuando fue introducida en el lago Titicaca, compitió y depredó a otros peces que allá se encontraban. Así, la falta de estudios en nuestro país nos está llevando a una posible pérdida de especies, por eso comenzamos a estudiarla”, complementó Luque.
En 1938 este pez fue introducido en Colombia por clubes de pesca, principalmente en el lago de Tota (Boyacá), en la laguna de Chingaza y en el embalse del Neusa (Cundinamarca). Después, tuvo una aceptación económica y se convirtió en pez de cultivo. Además, se ha logrado adaptar en las sierras altas de Colombia.
La trucha es un pez depredador que consume una gran cantidad de presas y presenta una estrategia de alimentación generalista, es decir, se alimenta de todo.
Una trucha bajo condiciones buenas puede alcanzar tamaños de 60 centímetros, pesar hasta 4 kilos y alcanzar los 7 años de vida. Se sabe que a mayor tamaño de la hembra, mayor cantidad de huevos (pueden poner entre 1.000 y 2.000 huevos en cada puesta). En algunos sitios se venden los huevos a otros criaderos para permitir la producción.
“Una trucha puede alcanzar la madurez sexual entre los dos y tres años, y, como buen invasor, tiene características que le permiten colonizar diferentes ambientes”, comenta Luque.
Su nombre, trucha arcoíris, hace referencia a la pigmentación que tiene, un verde oliva en la parte dorsal, blanco en la parte central y una franja característica rosada muy llamativa en la parte lateral.