Querido JP,
Hoy estoy sentada con una emoción enorme en una banca de parque dedicada a ti. Está justo en el sendero de bicicletas que recorríamos todos los días para ir a la oficina del Banco Mundial en Washington —ese que tú seguiste tomando con tanto orgullo para ir a tus terapias, siempre con tu pantalón de bici, tu camiseta italiana o colombiana, y esa sonrisa de campeón cotidiano. En la banca los hijos y yo grabamos una frase que te resume: “La montaña es la vida, compartida con nuestros hijos, amigos y ciclistas”. Ahora, cada mañana, al pasar rumbo al trabajo, podré saludarte ahí. Será también nuestro punto de encuentro con los del grupo de amigos ciclistas: los UN Bikers. En esta banca se junta todo: tu amor por los árboles, por la montaña, la familia, los amigos… Y, por supuesto, la bici.
La inauguramos justo después del matrimonio del Paisa con Maureen, otro milagro que, estoy segura, lleva tu firma celestial. Lograste que el Paisa se “armara de valor” y le pidiera la mano a su novia a la tierna edad de 65 años. ¿Te acuerdas cómo te burlabas de él porque siempre volvía con las manos vacías de sus conquistas?
Ya han pasado dos años desde que subiste a las cumbres del paraíso, y por eso te escribo con más fuerza que nunca. Han pasado muchas cosas, y tu legado no deja de sorprendernos.
La visita con George, Sipi, Analu, y Martin a la Reserva Andinobates Boquerón, en Pensilvania, Caldas, fue un éxito total. Con Rainforest Trust, FCV, Parques, el Jardín Botánico, Cathy y George Ledec lograron asegurar 120 hectáreas de bosque andino en conservación perpetua a tu nombre. Un ejemplo brillante de colaboración local e interinstitucional. Tanto, que lo menciono mucho en mi trabajo en el Banco Mundial. Porque no es común —ni fácil— que algo así funcione tan bien. Pero tú, de alguna forma, sigues haciendo que las cosas sucedan.
Claro, no todo son buenas noticias globales. Los resultados de la COP de Brasil son mediocres. Lo único rescatable fue el lanzamiento de un fondo para conservar los bosques en pie (el famoso TFFF). Justo como decías tú, con esa mezcla de contundencia y humor: “¿Por qué un país con bosque tiene que conservarlo gratis? Si no le pagan por cuidarlo, mejor que lo corte…”. Tu ironía siempre hacía pensar —y reír— al mismo tiempo. Qué buena lección para nuestros hijos.
En Washington, donde el individualismo manda, intentamos sobrevivir con coherencia. Vendimos el carro de gasolina y compramos uno eléctrico, como habíamos planeado contigo. Aprovechamos que el viejo ya estaba rendido y, de paso, hicimos una declaración de principios. Además, lo recargamos con los paneles solares que tú instalaste (tu visión, siempre adelantada). Así que ahora somos casi autosuficientes… ¡Y con tema garantizado para las conversaciones de sobremesa!
También estuve en Italia. Me emocionó ver a tantos jóvenes movilizándose por causas justas, por la paz, por los ideales. Fue una inyección de esperanza. Estoy segura de que habríamos marchado juntos, mano a mano, con esos chicos tan valientes e idealistas. Y, por cierto, Nueva York tiene ahora un alcalde de 34 años, democrático, socialista y musulmán … Te habría encantado el debate.
Y hablando de montañas, Parques Nacionales de los Nevados, FCB, y la Huerta Botánica te dedicaron un auditorio en Manizales. ¿Cuántas veces subiste allá? Me acuerdo de que cuando éramos novios y me llevaste al Nevado del Ruiz, te sorprendiste al ver que esta joven italiana sabía moverse en la nieve. ¿Quedará todavía esa nieve? ¿Y por cuánto tiempo más?
A menudo miro las fotos de Erwin Krauss, con esos nevados majestuosos de los años 50, y pienso en nuestras caminatas por esos mismos parques. La cordillera, Parques, la FCV y ese nuevo auditorio nos regalaron una poesía de Daniel Montoya dedicada a ti, donde se mezclan —como en ti— montaña, amistad y naturaleza.
El mes pasado estuve en Fuego Lento, en la Reserva La Cumbre de Suesca, donde paseábamos tanto de novios, y donde les enseñaste a nuestros hijos a escalar y a amar la bicicleta de montaña. Además, nuestro café “Bosque de Mulata”, orgánico y cultivado con sombra en la Reserva Natural Naranja, Café y Pimienta (RESNATUR), se vende ahora en Suesca, en Washington ¡y acaba de llegar a Italia! Orgullo total. Durante su visita, George Ledec identificó nueve especies nuevas de aves en nuestro agroturismo. En agradecimiento, bauticé el lote más antiguo de nuestro café amigable con la biodiversidad con el nombre de Cathy y George Ledec.
Y otra buena: tu vieja idea de bajar la tasa de interés de los préstamos del Banco Mundial cuando un país cumple metas ambientales… ¡Ya es realidad! En Costa de Marfil se firmó el primer préstamo donde, si el país deforesta menos, la tasa de interés se reduce. Otro de tus sueños cumplidos.
Por último, nuestra amiga y grande escaladora Ana María Giraldo está partiendo hoy mismo, el día de tu segundo aniversario, a escalar la última de las siete cumbres que le falta: el Monte Vinson en el Polo Sur, llevando la bandera que tú dejaste hace exactamente dos años. Sigue tu legado, paso a paso, cuerda a cuerda.
Y cierro con las palabras del poeta Daniel Montoya, que te dedicó su verso:
“Yo les digo, mis hermanos,
yo les digo, mis amigos,
la cumbre más alta y la que verdaderamente vale la pena
es esa donde está varada el arca de Noé.”
Gracias para seguir sonriendo dentro de mí,
Paola.
* Título de la poesía de Daniel Montoya para Juan Pablo Ruiz.