
El huracán Melissa, que es oficialmente la tormenta tropical más fuerte de lo que va del 2025, continúa su paso por el Caribe, dejando a su paso inundaciones y fuertes mareadas en la región.
Tras alcanzar la categoría 5 con vientos de más de 250 km/h sobre Jamaica, Melissa se degradó a categoría 2, pero continúa siendo un huracán mayor en la escala Saffir-Simpson. Los vientos huracanados se extienden hasta 45 kilómetros del centro, mientras que los de tormenta tropical alcanzan un radio de 295 kilómetros. En Guantánamo Bay, Cuba, se registraron ráfagas de hasta 120 km/h, evidenciando la intensidad del fenómeno.
Es poco probable que Melissa sea el último huracán de esta intensidad en lo que queda del año. En particular, varios estudios han alertado que el calentamiento global ha aumentado tanto la ocurrencia como la intensidad de estas tormentas en la región.
Como lo explicó al principio de la temporada de huracanes, la directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry Prieto, “se ha pronosticado una mayor actividad en comparación al promedio histórico. En datos concretos, si en el periodo 1991 y 2020, se registró una media de 14 tormentas tropicales, este año se esperan entre 13 y 19. En el caso de los huracanes, es esperan entre 6 y 10, y en el caso de huracanes mayores, es decir, los más devastadores, se esperan hasta 5″.
Los sobrevuelos en el ojo del huracán
Pero, ¿cómo se ven estas tormentas en su interior? ¿Qué se está ocurriendo en el ojo del huracán? Estas respuestas las dieron los denominados “cazadores de huracanes”, un escuadrón de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la agencia estadounidense encargada de monitorear y estudiar estos fenómenos climáticos.
El punto que vistió el equipo fue el ojo del huracán que es el centro la tormenta. Se trata de una “área relativamente tranquila, generalmente despejada, con aire descendente y vientos suaves que no suelen superar los 24 kilómetros/hora y que suele tener un diámetro de entre 32 y 64 km. El ojo suele formarse cuando la velocidad máxima sostenida del viento supera los 119 km/h y es la parte más tranquila de la tormenta”, explica la NOAA, su portal web.
En los últimos días, este equipo compuesto por científicos y pilotos expertos en este tipo de operaciones ha realizado vuelos dentro del ojo del huracán para recolectar datos para determinar, por ejemplo, la categoría de la tormenta tropical o sus variaciones con relación con otros eventos de este tipo.
Como compartió a través de redes sociales, Andy Hazelton, uno de los científicos abordo de uno de estos sobrevuelos, “hemos vivido una experiencia emocionante con el huracán Melissa. Era la primera vez que me enfrentaba a uno de categoría 5 y, sin duda, ha sido el más turbulento que he vivido nunca. Estaba procesando los datos de la sonda de caída y enviándolos; algunos de ellos son tan intensos como los huracanes del Atlántico”.
Por su parte, uno de los vuelos del escuadrón tuvo que terminar su misión antes de lo esperado debido a que experimentó “fuertes turbulencias en la pared suroeste del ojo, según un informe del NHC.
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