Iván Acevedo: “Los parques son terrenos de paz”

El arquitecto Iván Acevedo, representante de Colombia en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Seúl 2019. / Juan Mario Cuellar

El arquitecto Iván Darío Acevedo Gómez habla de sus proyectos con propiedad, de su equipo con orgullo y de sus premios con humildad. Entre sus metas logradas y visibles en Bucaramanga están el Parque de los Sueños, el Parque deportivo Cristal Alto, el Parque Ciudadela Café Madrid, el Urbanismo Táctico de la Calle de los Estudiantes y la renovación y mejora de más de un centenar de equipamientos públicos, además del rescate del patrimonio arquitectónico como el Patio de los Edecanes.

Estos últimos forman parte de “El espacio público: la piel de la democracia", nombre del proyecto del que está a cargo como director del Taller Profesional de Arquitectura Pública de Bucaramanga, y por el cual obtuvo el Premio Karl Brunner de Diseño Urbano y Paisajismo en la XXVI Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo. Con los resultados de este proyecto participa actualmente en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Seúl (Corea) 2019, SBAU19. La ciudad de Rionegro (Antioquia) también está incluida en la bienal, evento que estará abierto hasta el próximo 10 de noviembre.

Se graduó (Cum Lauden) de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga en 1999 y no ha parado de estudiar desde que llegó a Barcelona en el año 2000. Tenía veintiún años. “Todo lo que había visto en libros sobre esta ciudad lo comencé a respirar”. Su llegada fue casual, una intuición. Repartió más de cien hojas de vida como arquitecto sin ningún éxito. Debía pagar sus gastos y comenzó a trabajar en mudanzas, un oficio duro y con largas jornadas, pero bien remunerado. Tenía claras sus metas: ahorrar, seguir estudiando y desempeñarse como arquitecto. Soñar y trabajar.

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En Barcelona cursó el máster en Informatización de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad Politécnica de Cataluña (2003), trabajó en el Estudio de Arquitectura RPSR (Rodrigo Prats San Román) y posteriormente en Pich-Aguilera Architect como director de proyectos con los que ha obtenido diversos premios. Homologó su título, formó una familia y tiene su propio estudio. Se define como “un activista de proyectos arquitectónicos y urbanos”. La autonomía de su equipo, la recuperación, renovación y potenciación del espacio para los ciudadanos son sus objetivos. También es profesor de la maestría en Diseño de espacios urbanos, arquitectónicos y movilidad de ESdesign de Barcelona. Sabe dirigir y confiar. Iván Acevedo es alto y fornido, amable y sonriente. Habla con pasión de los proyectos que ha realizado, sueña y cumple sueños, podría ser exitoso en cualquier ámbito.

¿Qué significa participar en la Bienal de Arquitectura de Seúl?

Existe un predominio paisa en los últimos veinte años por el cambio que ha tenido Medellín. Ellos lo han hecho a pulso con gente sana y han logado llegar a donde han llegado precisamente por su trabajo y convicción. Y que ahora también esté Bucaramanga como referente en la arquitectura y el urbanismo mundial es romper un paradigma, es positivo para todo el país.

¿Y qué viene después? Que esas labores del Taller de Arquitectura puedan llegar a toda Latinoamérica. Los problemas son similares y al final todos los proyectos son ejercicios de democracia y transparencia. La idea es utilizar la arquitectura y el urbanismo como herramientas directas para la sociedad siempre y cuando el gobernante sea alguien transparente, que los hay. Romper las intermediaciones para que las soluciones lleguen a las personas que lo necesitan.

¿Cómo se escogieron en Bucaramanga los lugares que forman parte de “El Espacio Público: La Piel de la Democracia"?

Por múltiples razones, desde Derechos de Petición hasta la visión del alcalde (Rodolfo Hernández en el momento de la entrevista). Por nuestra experiencia del Taller de Arquitectura, tenemos una visión general. También hemos trabajado con Manuel Azuero quien ha sido una correspondencia preferente entre el ingeniero experto mayor con el joven administrador que se arriesga. Hace dos años y medio existía una discusión interna sobre las canchas, no queríamos poner más canchas, necesitábamos parques infantiles. Los niños de cero a cinco años no tenían en dónde jugar. Esa visión nuestra fue aceptada y aprobada, y comenzamos a crear áreas infantiles como objetivo, pues los parques ayudan a solucionar los conflictos, son un terreno de paz: tomamos en cuenta todas las edades y todos los géneros. Lo curioso es cambiar este paradigma entre los propios arquitectos. Es tal mi convicción sobre las áreas de juegos infantiles que las he tenido que defender con vehemencia, pero mi equipo ya está sensibilizado al respecto y sabe la importancia.

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¿Qué es ser un activista de proyectos arquitectónicos y urbanos?

La arquitectura es un mundo de súper egos en donde hay gente en la estratosfera que no tiene contacto con los seres humanos. Pienso que debemos estar cerca para que los que trabajen en el equipo generen su propio conocimiento sin órdenes, todos pensando en la arquitectura y el urbanismo. Ser activista en las tareas diarias junto a las personas que colaboran con los arquitectos y junto a la comunidad. Las personas que trabajan conmigo en el despacho son autónomas, necesitan mi guía pero nada más.

¿Cómo se vincula a la comunidad?

Tenemos una trabajadora social, o dos, dependiendo del proyecto. Se guían por una metodología: “Construyendo nuevos paisajes sociales”, que busca identificar aquellos líderes que no tienen tanta visibilidad en la comunidad, y no a los politizados. Además, se involucran niños y adultos en talleres cocreativos, ellos imaginan cómo y qué quieren en su barrio y vamos haciendo las deducciones para llevar esas necesidades a un diseño. Así la gente protege más lo que se realiza, generan una apropiación y sentido de pertenencia del espacio, y la comunidad está vinculada directamente. También existe un manual de uso para que ellos sepan cómo proceder si se presenta algo que no tienen claro cómo gestionar. La idea es trabajar pensando hasta dónde podemos llegar para dar el máximo a la sociedad con los recursos que tenemos y que en los nuevos proyectos mejoremos lo que veamos mejorable.

Cuando se acabe el periodo actual de la alcaldía de Bucaramanga, ¿qué sucederá con los proyectos que están por salir?, ¿saldrán?

Los que están dentro del proyecto sí, siguen en marcha. Los que están redactados (planos listos y presupuestos definidos) se pueden sacar adelante, la hoja de ruta está hecha. Sería muy tonto que no los continuaran. Y los que no tengan presupuestos podrían completarse y sacar a licitación.

¿Un sueño?

En una visita a las canchas del barrio Monteredondo en Bucaramanga pensé: “Cómo es posible que todos miren hacia los cerros Orientales y no se den cuenta de este bosque que llega al setenta % de la población”. El proyecto se llama Mar de montañas. Una propuesta que se generó pero no está dentro del plan de gobierno actual. La idea es conectar peatonalmente todo el sendero occidental por medio de puentes colgantes, unir a las comunidades (son más de diez ramificaciones) y hacer uso de esta zona de una manera recreativa; no hay parques botánicos en esa parte de la ciudad. Es un bosque que llega a doce de las diecisiete comunas mientras los cerros Orientales llegan solo a dos; la gente podría ir al centro caminando. Se ha hecho una inversión millonaria en los últimos cincuenta años por parte de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) que podría aprovecharse para beneficio de la comunidad.