A un mes del nacimiento de su primera hija, a la que llamará Alejandra, la deportista colombiana Sandra Roa está a la expectativa de cómo será esta nueva etapa en su vida. Todo son planes y proyectos de crianza que se irán materializando desde la primera semana de junio, fecha en que espera la llegada de su primogénita.
A un mes del nacimiento de su primera hija, a la que llamará Alejandra, la deportista colombiana Sandra Roa está a la expectativa de cómo será esta nueva etapa en su vida. Todo son planes y proyectos de crianza que se irán materializando desde la primera semana de junio, fecha en que espera la llegada de su primogénita.
Este embarazo empezó como un amuleto de buena suerte para ella, pues faltando tres días para ir a los Juegos Nacionales se enteró de su estado y junto con su esposo, el también luchador olímpico Fredy Serrano, tomaron la decisión de participar y crearon estrategias que no afectaran a la bebé en los combates. Resultado: medalla de oro.
El momento del parto es por ahora la lucha más difícil para Sandra, quien considera que todo será fácil cuando tenga a su hija en los brazos. “Me estoy preparando para asumir el reto de la crianza. He leído y he visto muchos documentales, porque quiero educarla lo mejor posible para que sea una buena persona en esta sociedad. Creo que con mi esposo podremos ejecutar un buen papel de padres, somos organizados en nuestras vidas y tratamos de tener todo planeado”, agrega la deportista.
Cultivarle a su hija valores como respeto, amor y compromiso, ejerciendo su labor con responsabilidad y cariño, será ese gran triunfo que Sandra le dará a la vida.
La medallista mundial no abandona su disciplina atlética y ha realizado cursos de natación, hizo pesas hasta los seis meses y camina para no perder su estado físico, que necesitará después de los dos meses del nacimiento de la bebé, para retornar a sus entrenamientos de lucha olímpica: “Me toca aprender a combinar la labor de mamá con mi actividad, porque quiero seguir mi vida deportiva, pero con la niña tengo la tarea de acostumbrarla y acostumbrarme a traerla a los entrenamientos, a que me acompañe a ciertos lugares y esté viviendo situaciones, como ver a su mamá combatiendo”.
Para Sandra el primer y mejor regalo de madre se lo dio su médico cuando le informó hace unos días que Alejandra estaba muy bien y había superado una pequeña dificultad en su peso. Después de eso, cualquier obsequio son más alegrías en su maternidad.
A Sandra le cambió la vida. Desde hace ocho meses, como ella dice, “ya no estoy pensando por mí sola, sino en otra persona que está bajo mi responsabilidad, amor y afecto. Ahora la lucha será compartida”.