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Adriana Arango obtuvo casa por cárcel

La ex presentadora de televisión aceptó cargos por captación masiva de dinero.

El Espectador
28 de mayo de 2009 - 09:21 p. m.

La ex presentadora dijo, una vez aceptó los cargos, que no es cierto que ellos tengan una fortuna guardada. De hecho, aseveró, junto a su esposo, Javier Coy Troncoso, se fueron a vivir a casa de sus suegros porque están en quiebra.

Y es que a través de la sociedad CI Tango Trading Ltda., de propiedad de la pareja Arango-Coy, los ingenuos inversionistas escucharon el canto de sirenas que interpretaba la melodía tan de moda hace unas semanas en Colombia, invertir dinero para recibir jugosos intereses. Esta vez con un desafinado final, la reciente intervención del negocio por parte de la Superintendencia Financiera, por efectuar operaciones de captación o recaudo de recursos no permitidos por la ley.

“Conocía a Adriana. Hace como un año me contactó y le presté un poco más de $30 millones, me pagaron al 3% mensual. Luego retiré mi plata y me volvieron a contactar ofreciéndome el mismo interés, por eso renové el préstamo. Hace dos semanas supe que la empresa andaba en problemas, la llamé y me dijo que iba a responder, pero la intervinieron y no sé qué pasará”, relató uno de los afectados a El Espectador.

Todo comenzó en 2003, cuando la pareja Arango y Coy adquirió la empresa CI Tango Trading Ltda. con la aparente intención de desarrollar negocios agrícolas. Para fortalecer la operación, el 10 de abril de 2003 incrementó el capital de la compañía en $50 millones.

Su suerte era inmejorable. Al año siguiente puso en marcha la Unidad de Negocios de Cafés Especiales con la fortuna de que la Federación Nacional de Cafeteros le otorgó la licencia de exportación N° 207.

Con la licencia bajo el brazo contactó a un mayorista en Chicago (Estados Unidos) y empezó a exportar café. Cuando el negocio iba viento en popa surgió otra idea, exportar flores. Según explicó Hugo Javier Coy Troncoso a las autoridades: “Esta relación comercial nos permitió conocer los atractivos precios de venta a los clientes finales (floristerías) y de ahí surgió la decisión de montar operación propia para obviar intermediarios en la cadena”.

Dicha operación requirió logística en Estados Unidos, Rusia, Chile e Inglaterra, y los recursos empezaron a escasear. En ese momento, tanto Adriana Arango como Hugo Coy empezaron a buscar dinero. Entonces le expusieron el proyecto a cerca de 300 amigos cercanos, allegados y conocidos, muchos de ellos quienes a un interés mensual de entre el 3 y el 5% aflojaron la platica, unos en pesos y otros en dólares.

Para conocer la historia completa, haga clic AQUÍ.

Por El Espectador

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