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El motor es el corazón del carro. Es el lugar que da vida a la fuerza que inicia el movimiento. Existe en diferentes dimensiones y tecnologías. Los hay a diésel, a gasolina. Se acopla a una caja o transmisión y con ella complementa un tren motor que marca y guía las prestaciones, la respuesta, de cada carro.
Se trata además de uno de los componentes que requiere mayor cuidado. Y aunque en los últimos años - o décadas - su funcionamiento se ha ligado a componentes electrónicos - como computadores -, no hay que descuidarlo. Hay que prestarle atención a su operación, sonidos, vibraciones y, claro, mantenimientos.
El equipo de El Mecánico Recomienda de El Espectador, habló con Ricardo Osorio, experto automotor y director de Autotrain, sobre algunos de los errores más comunes que cometen las personas al volante y que pueden generar daños en el motor de sus carros.
No cambiar el aceite… o usar uno incorrecto
El aceite de motor es un componente fundamental para el correcto funcionamiento del bloque. Entre sus funciones están reducir el desgaste de las piezas internas del propulsor, limpiarlo, protegerlo, en fin, cuidarlo y permitir que opere de la forma más óptima.
“Hoy normalmente se alargan un poco esas rutinas de mantenimiento y se puede aplicar un aceite que no es o que es de menor calidad. Ese aceite no interactúa bien con nuestros combustibles y las reacciones químicas que suceden allí. A grandes rasgos, puede generar lodos y que se creen atascos, así como fallas prematuras”, cuenta Osorio.
Acelerar el motor en frío
Sí, el aceite es clave. Clave para la salud, clave para el desempeño en general del motor. Por eso, una de las recomendaciones principales es la de nunca acelerar en frío. Es decir, presionar el pedal derecho segundos después de haber encendido el vehículo. El líquido debe circular por toda la anatomía del propulsor, llegar a cada pieza y rincón que lo necesite. Así se evitarán desgastes y fricciones innecesarias.
“Un mal hábito de conducción es acelerar bruscamente el motor cuando el vehículo aún está frío. Esto puede causar un daño crítico, ya que el motor todavía no ha alcanzado su temperatura ideal de funcionamiento ni sus componentes han llegado a las dilataciones adecuadas. La forma correcta es encender el vehículo, ajustar los espejos, ponerse el cinturón y comenzar la marcha de inmediato, pero a bajas revoluciones. No es necesario dejarlo calentando en ralentí; al circular suavemente, el motor alcanzará su temperatura óptima de forma más eficiente y segura”, explica Osorio.
Usar menor octanaje del adecuado
Cada fabricante entrega las recomendaciones del tipo de gasolina que deben usar sus productos, en términos de octanaje. Seguir esta indicación permitirá que el vehículo entregue su mejor cara en movimiento - y en términos de potencia y torque, por supuesto -, mientras protege su salud y la de cada uno de sus componentes internos.
“Usar gasolina con un octanaje inadecuado puede causar daños graves en el motor. Esto puede provocar detonaciones o cascabeleos, fenómenos que generan impactos internos y reducen significativamente la vida útil del motor. Por eso, es fundamental utilizar el tipo de combustible recomendado por el fabricante, el cual depende de factores como la relación de compresión del motor y la altitud a la que opera el vehículo. Prestar atención a este aspecto es clave para mantener el buen desempeño y la durabilidad del motor”, dice Osorio.
No cumplir con los periodos de mantenimiento
El “downsizing” es una tendencia, o, mejor, una realidad desde hace más de una década. Los motores se encogieron para cumplir con normativas de emisiones y no reducir su potencia, adaptaron turbos que requieren otro tipo de mantenimientos y de componentes, como las correas de distribución sumergidas en aceite.
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“Hoy en día, el mantenimiento de estas correas es clave, incluso antes de que finalice la garantía del vehículo. Ignorar las recomendaciones del fabricante puede resultar en fallas graves. Es importante tener en cuenta que los motores modernos ya no se reparan como antes. Actualmente no se reemplazan piezas individuales, sino conjuntos completos —como el bloque con pistones o la culata entera— debido a las tolerancias tan ajustadas que manejan. Esto hace que las reparaciones sean considerablemente más costosas que en el pasado”, concluye el experto.
