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Carros inteligentes salvando vidas

Las ensambladoras han agudizado los ‘sentidos’ de los automóviles y aumentado su productividad para ofrecer sistemas de seguridad más sofisticados, confiables y con lo último en tecnología.

Sandra del Castillo
19 de marzo de 2011 - 12:57 a. m.

Hace unos años era impensable que después de un accidente alguno de los ocupantes de un vehículo quedara con vida. Y mucho menos que el mismo auto pudiera evitar un accidente o por lo menos minimizar su impacto. Ahora, gracias a las investigaciones en técnicas de seguridad, es posible que un carro emita un mensaje a los demás conductores de una posible colisión en un cambio de carril peligroso o reconozca peatones o animales en la oscuridad.

Los tiempos han cambiado y las ensambladoras invierten grandes sumas de dinero y tiempo en investigaciones que garanticen vehículos no solamente más sofisticados, sino además seguros, que puedan rodar libremente por las carreteras.

El avanzado sistema de la Volvo logra identificar un peatón en medio de la carretera a unos cuantos metros de distancia, gracias a una cámara digital y un radar incorporado en el vehículo que explora constantemente hacia adelante.

“Tan pronto como es detectada una persona en peligro, el auto emite una señal de aviso al parabrisas y una alarma acústica se dispara. Si el conductor no reacciona, se activa la máxima potencia de frenado. Nosotros lo llamamos advertencia de colisión con freno automático y detección de peatones”, señala Sergio Escobar, gerente nacional de Volvo.

La alemana BMW también tiene un sistema, denominado visión nocturna con reconocimiento de peatones, que le ayuda al conductor a juzgar mejor las situaciones complicadas y evitar potenciales peligros en la vía cuando se conduce de noche.

Para hacer más efectivo el sistema, la cámara térmica transmite imágenes de video al tablero para que el conductor reconozca personas, animales u otros elementos que emiten calor, incluso fuera del alcance de las luces largas, asegura un vocero de Autogermana.

Las personas que aman la velocidad y conducen a más de 100 kilómetros por hora, no tienen un momento para echar un vistazo al velocímetro, pues es un grave error apartar la vista del tráfico. Es en este instante cuando se activa automáticamente el sistema head up display, proyectando datos importantes como instrucciones de velocidad, indicadores de navegador o alertas sobre el parabrisas, para que el conductor no pierda su línea de visión.

En el momento de cambiar al carril opuesto, si no se hace con el debido cuidado se presentan gran cantidad de accidentes. Por eso, BMW creó el sistema connected drive. A partir de una velocidad de 50 kilómetros por hora, los sensores de radar ubicados en la parte trasera del vehículo comprueban la afluencia del tráfico en los carriles adyacentes y le indican al conductor si es prudente o no cambiar de carril.

En el nivel de alerta, cuando el conductor indica su intención de cambiar de carril y llega a haber un vehículo en la zona crítica, es avisado de la situación por un símbolo triangular luminoso y una vibración en el volante.

El accidente a menos de 30 metros de distancia, cuando alguien va en medio de un atafagado trancón y se choca con el auto de adelante, es uno de los más comunes.

La mayoría de las veces sucede por distracción del conductor. Un ejemplo de esa evolución es el sistema City Safety de Volvo, que monitoriza al vehículo de adelante mediante un sensor láser de velocidad que calcula constantemente la fuerza de frenado para detener el vehículo antes de una colisión involuntaria. Con este sistema el carro frenará por sí solo, incluso antes de que el conductor reaccione.

Los sistemas de seguridad ya no sólo piensan en el conductor y sus ocupantes. Ahora hay un equipo de ingenieros dedicados exclusivamente a desarrollar innovaciones que reducen el impacto del accidente y sus consecuencias cuando éste ya es inevitable.

La tecnología desarrollada por Mercedes permite que, en el momento en que un peatón o ciclista sufra una colisión con la parte frontal del vehículo, los sensores en el paragolpes se activen automáticamente y eleven unos 50 milímetros la parte trasera del capó, que se convierte en una especie de cama que ofrece mayor protección para que el golpe en la cabeza no sea tan fuerte.

Las frenadas inesperadas son una buena prueba para medir la capacidad de reacción de los vehículos. Y Mercedes creó la luz de freno adaptativa durante las maniobras de frenado: en situaciones de peligro, las luces de freno parpadean en color rojo, advirtiendo a los demás conductores el riesgo de un accidente por alcance.

Con toda la tecnología puesta al servicio de los usuarios, se espera que los índices de accidentalidad disminuyan ostensiblemente. Aunque no por eso los conductores deben dejar de lado las advertencias de tránsito y optar siempre por el camino de la prudencia.

Por Sandra del Castillo

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