Adquirir un vehículo en una ciudad costera implica más que elegir el modelo o el color. En estas zonas, la humedad, la brisa cargada de sal y las altas temperaturas pueden convertirse en enemigos silenciosos para la carrocería y los componentes internos. La exposición constante al ambiente marino acelera procesos de corrosión, afecta la pintura y disminuye la vida útil de piezas sensibles.
Con el paso del tiempo, estos efectos se hacen notar: vidrios que se empañan con facilidad, olores molestos dentro del habitáculo e incluso filtraciones que terminan deteriorando acabados y tapicería. La buena noticia es que, con prácticas sencillas, es posible minimizar el impacto del clima costero y conservar el vehículo en óptimas condiciones.
Pensando en esto, especialistas de Kia reunieron una serie de recomendaciones que pueden marcar la diferencia.
Lave el vehículo con mayor frecuencia
En ciudades costeras, la combinación de sal y humedad se adhiere rápido a la carrocería y acelera el desgaste de la pintura. Por eso, vale la pena lavar el carro con frecuencia, idealmente una vez por semana. Es bueno prestar atención a los bajos y a esos rincones que casi nunca se ven, porque ahí es donde la corrosión suele aparecer primero.
Siempre es mejor usar agua dulce y productos neutros para evitar daños en la superficie. Llantas y rines también merecen un cuidado especial, ya que en esas zonas suele acumularse más residuo marino. Si se necesita una limpieza más profunda, un lavadero especializado con equipos de presión puede acceder a zonas ocultas donde la sal permanece, aunque no se note a simple vista.
Aplique ceras y selladores protectores
Las ceras y los selladores funcionan como una capa protectora que mantiene la humedad y el salitre. Lo ideal es aplicarlos cada dos o tres meses para conservar la pintura en buen estado. Las ceras naturales dan un brillo atractivo, mientras que las sintéticas suelen durar más en ambientes costeros.
Si hay dudas sobre cuál elegir, un experto le puede recomendar la opción más adecuada según el tipo de vehículo y su nivel de exposición al clima.
Le puede interesar: Cuide su bolsillo: recomendaciones para ahorrar gasolina a su moto
Controle la humedad en el interior
Cuando la humedad se acumula dentro del habitáculo, aparecen vidrios empañados, olores incómodos y hasta presencia de moho. Para evitarlo, deshumidificadores portátiles o bolsas de gel de sílice son aliados simples y efectivos.
En caso de que los vidrios se nublen, la función de desempañado o el sistema de climatización ayudan a mantener una buena visibilidad. Si los olores persisten, conviene revisar alfombras y tapicería. Una limpieza antibacterial elimina hongos y bacterias, ventilar con frecuencia también marca la diferencia.
Revise y prevenga filtraciones
Puertas, ventanas y baúl pueden dejar pasar agua cuando los empaques de goma pierden elasticidad. Este problema no solo afecta los revestimientos, también puede comprometer sistemas eléctricos. Por eso, es importante inspeccionar estos componentes y reemplazarlos cuando sea necesario.
Si es posible, guardar el carro bajo techo prolonga la vida de las superficies internas.
Cuide la tapicería y mantenga la ventilación
La humedad atrapada en alfombras y asientos genera manchas, hongos y malos olores. Para resolverlo, una aspiradora de líquidos y productos específicos funcionan mejor que dejar secar de forma natural. Además, airear el interior con regularidad mantiene un ambiente fresco y previene problemas a futuro.
Esto también ayuda a conservar el valor de reventa del carro.
Utilice accesorios contra la corrosión
Una funda transpirable es un complemento útil para proteger el carro del ambiente salino sin retener humedad. Los protectores de bajos reducen el impacto directo de la sal en las piezas metálicas expuestas. Como refuerzo, sprays anticorrosivos o recubrimientos especiales forman una película protectora en las zonas más sensibles. Su aplicación es sencilla y están disponibles en talleres especializados.
🚗🚗🚗 ¿Ya está enterado de las últimas noticias de Autos? Lo invitamos a visitar nuestra sección en El Espectador.