La conducción eléctrica no es un capricho de los fabricantes de autos, sino una necesidad en un planeta en el que se hacen cada vez más evidentes los efectos del cambio climático y la contaminación. Para no ir muy lejos, está el caso de Medellín, que hace pocas semanas se vio en la necesidad de imponer altas medidas restrictivas, a través de un pico y placa ambiental, para los autos propulsados a combustión.
Por eso no es de extrañar que la vía que de la Capital de la Montaña lleva a Santa Fe de Antioquia fuera la elegida por Renault para probar uno de los lanzamientos más anticipados de este año: el Zoe, que viene a completar la oferta eléctrica del fabricante francés, que ya había preparado el terreno con el Twizy y el Kangoo ZE. Compacto, como su nombre, el nuevo vehículo sorprende con su autonomía y desempeño.
Esto se comprueba al observar la ruta escogida por la marca del rombo. Sin sufrir ni un segundo ni tener la necesidad de visitar estaciones de recarga, el auto fue capaz de hacer 116 kilómetros de ida y regreso a la capital antioqueña, subiendo y bajando montaña a una temperatura promedio de 25 grados, lo que a su vez requirió encender el aire acondicionado en por lo menos la mitad del camino, consumiendo más energía en el proceso.
La proeza fue posible gracias a que la batería de última generación que impulsa el motor del Zoe tiene una autonomía de 300 km, una cifra única y aparentemente inalcanzable en el limitado universo de los eléctricos colombianos. Compuesta de iones de litio, tiene una capacidad de 41 kilovatios-hora (KWh) y cuenta con varias funciones para optimizar su uso.
La más llamativa es el freno recuperativo, que le permite al auto recargar energía cuando va en bajada, desacelera o frena. Le sigue el preacondicionamiento del habitáculo, que programa la climatización para establecer una temperatura óptima para el funcionamiento de la batería. Finalmente, el modo eco, que minimiza las prestaciones dinámicas del Zoe y la potencia de la calefacción para preservar la autonomía, ahorrando hasta un 10 % de energía frente al modo normal.
Así, son varias las implicaciones en términos de consumo. Para el caso de la prueba de manejo, los autos arrancaron con unos 295 km de rango, al regresar de Santa Fe, el contador iba en 224 km, y al llegar al túnel de Oriente, luego de subir la montaña (lo que le supone más esfuerzo), la pantalla horizontal tras el volante, que reemplaza el tacómetro por un indicador de autonomía, daba cuenta de 106 km. Al llegar a Medellín, en bajada, la batería regeneró, terminando en 137 km.
Haciendo cuentas rápidas y teniendo en cuenta estos consumos, si en vez de usar una toma casera tradicional de 3,7 Kw de potencia (que hace una carga completa en 20 horas) se compra el “wallbox”, cargador de pared, que trabaja con 7 Kw (llena la batería en seis horas y media), el viaje a uno de los municipios más turísticos de Antioquia, en un auto familiar y sin contar el peaje, costó unos $12.000.
Puesto de otro modo, “tanquear” completamente este eléctrico cuesta más o menos $22.000, mientras que hacer lo propio en un vehículo de combustión puede superar los $80.000, dependiendo del modelo. Teniendo en cuenta que es un auto urbano, que se va a usar sobre todo en trayectos de la casa al trabajo y de regreso, lo más probable es que no haya necesidad de cargarlo más de dos veces a la semana, lo que significa un ahorro importante.
Ahora, si bien la batería es uno de los componentes principales del Zoe, no es el único. También hay que hablar del motor, que genera 68 Kw de potencia (algo así como 92 caballos), un torque de 220 Nm y una velocidad máxima de 135 km/h. Aunque son cifras promedio, a diferencia de un propulsor tradicional que necesita calentar e ir escalando secuencialmente, el eléctrico permite contar con la potencia desde el momento cero. Se trata de una grata sorpresa, que demanda precaución, o delicadeza, a la hora de poner el pie en el acelerador.
Controlado con caja automática, el brioso Zoe no escatima en seguridad. A los frenos ABS, obligatorios en el país, se le suman cuatro airbags, un sistema de asistencia a la frenada de emergencia, un control dinámico de trayectoria con función antipatinado, un repartidor electrónico de frenado y el asistente de arranque en pendiente. Lo remata una dirección intuitiva, confiable y muy suave.
El exterior del hatchback, curvo y moderno, es dominado por exploradoras led, mientras que el interior transmite amplitud con los colores claros del tapizado. Al sentarse, el auto se siente diferente, más alto, debido a que los asientos se ubican sobre la batería del motor; sin embargo, no es difícil acostumbrase, sobre todo cuando la atención se la lleva la pantalla táctil de 7” que controla el sistema de infoentretemiento.
Cargada con el sistema R-Link de Renault, y sin Android Auto o Apple CarPlay, la consola permite visualizar mapas, consultar correos, controlar la música y ver, de forma muy gráfica, qué partes del auto están consumiendo energía (cabe aclarar que hay otra batería tradicional para los sistemas de luces y multimedia), si el vehículo está regenerando, e incluso si el conductor puede mejorar su método de manejo para gastar menos electricidad.
Renault, que ha dicho que espera comercializar por lo menos 50 de estos autos este año, trae a Colombia dos versiones: Life con un precio de $99’990.000 y Ultimate, con rines de aluminio bitono de 16”, sistema de sonido Bose y cámara y sensor de reversa por $111’990.000. Ambos, además, incluyen un cable de carga doméstico de hasta 3.7 Kw.
Teniendo en cuenta que este último sistema no es el más eficiente, antes de permitir la compra del vehículo, el fabricante francés estudia la viabilidad de instalar un “wallbox” en el domicilio del cliente, para que el proceso de carga sea más cómodo. La adquisición e instalación de este dispositivo, sin embargo, sólo estará incluida con el costo del Zoe para los primeros 20 compradores.
Aunque todavía son muchos los retos que Colombia tiene que afrontar en materia de movilidad eléctrica, como la presencia de más estaciones de recarga, o una mayor cantidad de incentivos, aparte de la exención del arancel y del pico y placa en todas las ciudades, la llegada del Renault Zoe, el eléctrico más vendido en Europa al país, se siente como un acierto. Manejarlo es sentir que se está salvando al mundo, un kilómetro a la vez; verlo rodar por nuestras carreteras es confirmar que el futuro es ahora.