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La conversación sobre seguridad vial en América Latina viene dando un giro importante, ya no se habla solo de vehículos, vías o normas, sino de algo mucho más humano. Hoy, la salud mental entra de lleno en la ecuación. Según el Reporte de Seguridad Vial 2025 de Geotab, firma reconocida por sus soluciones de gestión de flotas, la gran mayoría de conductores y operadores de carga en la región (nueve de cada diez) considera que el estrés y el desgaste emocional elevan el riesgo en la carretera. Y el panorama no es menor: el 94% percibe que los accidentes han ido en aumento durante los últimos cinco años.
Este informe, desarrollado junto con Endeavour Business Intelligence, tomó el pulso a más de 300 profesionales del transporte en México, Colombia, Chile y Argentina. Los hallazgos evidencian un mismo panorama en todos los países, donde la presión cotidiana, las largas jornadas y las fallas en la infraestructura terminan afectando el desempeño y la seguridad de quienes mantienen en movimiento las operaciones de la región.
La mitad de los consultados reconoció que la carga emocional del trabajo afecta directamente su forma de conducir, y una cuarta parte incluso pensó en abandonar su empleo durante el último año debido al cansancio extremo o la presión constante.
El estudio también confirma que no se trata de casos aislados, sino de un problema que atraviesa al sector. Un 43% de los conductores siente que debe priorizar la productividad por encima de su propia seguridad, una combinación que les incrementa el estrés y los lleva a tomar decisiones riesgosas. Ejemplo de esto: uno de cada cuatro admite que sobrepasa con frecuencia los límites de velocidad para cumplir con sus entregas, una práctica que aumenta la probabilidad de incidentes y evidencia cómo la presión laboral termina trasladándose directamente en la conducción.
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Los límites de velocidad en Colombia
Aunque las cifras oficiales no impresionan frente a otros países, el contexto nacional es el que marca la diferencia. Las condiciones de la infraestructura, la variabilidad del estado de las vías y las dinámicas propias del tráfico hacen que manejar en el país sea un ejercicio que exige mayor concentración y, en muchos casos, más tolerancia al riesgo del que debería ser necesario.
El Código Nacional de Tránsito Terrestre establece que, en zonas urbanas, la velocidad máxima permitida es de 50 km/h, con algunas excepciones que pueden llegar a 80 km/h. En las carreteras nacionales, el tope general es de 80 km/h, mientras que para vehículos de carga y buses suele ser de 70 km/h. Sobre el papel, estas reglas parecen suficientes, sin embargo, la realidad en carretera muestra un escenario muy distinto.
Los riesgos no se originan únicamente en los límites de velocidad, el comportamiento de los usuarios viales pesa, y mucho. Según el estudio, los conductores de la región sienten una tensión constante al volante por factores externos que no siempre pueden controlar. El uso del celular por parte de otros conductores es señalado por un 65% como la mayor amenaza en la vía, mientras que un 54% menciona la conducción imprudente y el exceso de velocidad de motos y bicicletas.
La tecnología integrada como eje para reducir riesgos
Juan Cardona, vicepresidente comercial de Geotab para Latinoamérica, plantea que el crecimiento del sector transporte no puede medirse únicamente por productividad. De acuerdo con Cardona, valorar la seguridad es una decisión estratégica que impacta directamente en la vida de miles de conductores y en la continuidad de una industria esencial para la economía colombiana.
El ejecutivo explica que las soluciones más efectivas para aliviar la presión sobre los conductores y reducir los riesgos son aquellas que integran varias tecnologías en una sola plataforma. La combinación de telemática, video telemática, analítica de datos y gestión de activos permite a las empresas tener una visión completa de su operación y reaccionar en tiempo real con información precisa.
“Gracias a estas herramientas, es posible evaluar cómo conduce cada operador, conocer el estado del vehículo y entender las condiciones de la vía mientras el trayecto está en curso. Esto facilita planear rutas más eficientes, anticipar necesidades de mantenimiento y cumplir con estándares de seguridad sin incrementar la carga emocional o laboral del conductor”, sostiene.
La inteligencia artificial lleva ese enfoque un paso adelante. Su capacidad para procesar variables al mismo tiempo permite identificar distracciones, señales de fatiga o patrones inseguros. “Con esa información, las plataformas pueden generar alertas tempranas que ayudan a prevenir incidentes antes de que se conviertan en un problema real”, concluye Cardona.
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