El presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Alejandro Martínez, fue tajante en su afirmación: “El 20% de los lubricantes que se comercializa en el mercado colombiano es falsificado, y está moviendo 160 mil millones de pesos”.
Ante esta cifra alarmante, la ACP comenzó a trabajar desde el pasado mes de octubre en la campaña ‘Dale a tu motor aceite lubricante 100% original’, cuyo objetivo es contribuir a la disminución del ilícito de falsificación en el país, cuidar el medio ambiente y proteger la vida útil del motor.
“Este es un negocio que ha venido creciendo en los últimos cuatro años, pues deja un alto margen de rentabilidad y requiere de muy baja inversión. Hemos identificado que el ilícito tiene varias modalidades, como compra de bases o aceite genérico, vendido como una marca reconocida; mezclas entre productos de calidad y bases; aceite usado o procesado; reproceso del aceite usado para venderlo como producto original; compra o recolección de envases usados; producción de etiquetas y cajas falsas; uso de envases genéricos similares a los originales y reenvase de producto falso en envases de marcas reconocidas: litro, galón, garrafa y tambor”, afirma Martínez.
Para combatir el delito la ACP ha contado con el apoyo de la Policía Nacional, que ha venido realizando diferentes allanamientos y a desarticulado algunas fábricas. “No es un tema fácil, pues ésta es una verdadera mafia que opera a nivel nacional. Pensábamos que eran pequeñas fábricas, pero nos hemos encontrado con algo más estructurado”, afirma el directivo.
Dentro de sus acciones de comunicación, y para concientizar a los usuarios, la ACP ha realizado actividades informativas en concesionarios, lubricentros, talleres, estaciones de servicio, almacenes de cadena y parqueaderos, en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira.
Además, hace recomendaciones, como comprar sólo en puntos reconocidos; estar presente durante el cambio de aceite; exigir que el empaque no tenga ninguna alteración de color ni pegante; que esté en perfecto estado y debidamente sellado; que no tenga etiquetas despegadas ni tapas mal selladas o con evidencias de quemaduras. Además se debe exigir el envase y destruirlo, y preguntar sobre la disposición del lubricante usado.
“Para el usuario no es fácil identificar si le han vendido un aceite falso. Pero algunos síntomas son la alteración injustificada en el consumo de gasolina o que el vehículo no pase la revisión tecnomecánica (emisión de gases)”, comenta Martínez.