El adiós del VW Beetle: un pequeño grande

Con una versión especial que rinde homenaje a su historia, Volkswagen le dice adiós al que ha sido el automóvil más representativo de su historia: el Escarabajo. Durante su existencia de más de 82 años, se produjeron cerca de 22 millones de unidades.

Juan Pablo Sanchéz
08 de diciembre de 2018 - 02:43 p. m.
El Volkswagen Escarabajo ha tenido solo tres generaciones en más de ocho décadas de existencia.
El Volkswagen Escarabajo ha tenido solo tres generaciones en más de ocho décadas de existencia.
Foto: 2013 ANDREW TRAHAN PHOTOGRAPHY
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En 2019 el final del camino llegará para el que ha sido uno de los íconos más emblemáticos del mundo del automóvil. Se trata del Volkswagen Beetle (Escarabajo), un pequeño grande, con una historia de más de ochenta años transformando vidas y robando corazones.

Su origen se remonta a la década de los 30. El entonces canciller, Adolf Hitler, soñaba con una Alemania en la que todas las familias de la clase trabajadora tuvieran un vehículo. Para este fin, designó al reconocido ingeniero mecánico Ferdinand Porsche para que diseñara un auto económico, práctico y confiable que pudiera transportar a cinco personas a una velocidad de 100 km/h.

El resultado fue el Type 1, el primer “Auto del Pueblo” (en alemán, Volkswagen), que años después sería bautizado como el “Escarabajo”. Un auto cuya encantadora y curva silueta cautivó y robó corazones desde que vio la luz por primera vez.

Pocas unidades alcanzaron a rodar antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial y se debiera detener la producción del Escarabajo. Sin embargo, concluido este trágico episodio para la humanidad, se reanudó su fabricación y, de repente, este pequeño auto comenzó a ser una vista habitual por las vías del mundo. Tras solo un año de haber terminado la guerra se habían vendido 10.000 unidades y en 1956, una década después, se cumplió un hito cuando por la planta de Volkswagen en Wolfsburgo, rodó el millonésimo Escarabajo.

El resto, es historia. Con el icónico Beetle, la marca Volkswagen se pudo catapultar a la cima de la industria automotriz. El pequeño auto se convirtió en un ícono cultural; un símbolo de progreso, de expresión, autonomía y libertad, del que se produjeron más de 21 millones de unidades.

Fue emblema del movimiento cultural hippie e incluso, uno blanco, adornado con el número 53, llamado Herbie, fue protagonista de seis películas de Disney. Por esto y más razones, el pequeño que hizo grande a Volkswagen es un auto que ocupa un lugar especial en el corazón de las personas.

En 1999, 62 años después de que rodara el primer Escarabajo, Volkswagen lanzó al mercado el New Beetle, la segunda edición del auto. Trece años después debutó la tercera y presente generación.

Actualmente, la encantadora y siempre reconocible silueta de las tres generaciones del Escarabajo es una vista común por las calles del mundo. Sin embargo, la reducción en sus ventas en los últimos años ha llevado a que Volkswagen tome la decisión de poner punto final a su historia.

Para decirle adiós a este guerrero de mil batallas, el fabricante alemán ha creado una edición especial, llamada Beetle Final Edition.

Será producido en Puebla (México), donde se ensambla este auto desde 1974, y tendrá diversos elementos que rendirán homenaje a su historia. Estará disponible en versión coupé y convertible y en solo dos colores: Safari Uni (beige) y Stonewashed Blue (azul claro), los mismos que decoraron la última edición de la primera generación del Escarabajo hace 15 años.

Refiriéndose al adiós de este auto, Hinrich J. Woebcken, presidente y CEO de Volkswagen Group of America, dijo: “Despedirse del Escarabajo después de tres generaciones y más de ocho décadas genera una gran cantidad de emociones en las personas. El Escarabajo ha sido más que un auto. Es lo que ha hecho a Volkswagen una parte integral de la cultura americana”.

Y es que, en efecto, el Escarabajo ha sido más que solo un auto, por lo que decirle adiós despierta un inmenso sentimiento de nostalgia. Su gira de despedida permite reflexionar y recordar lo que este pequeño gran auto ha significado en la historia. Y aunque será extraño verlo salir paulatinamente de las calles del mundo, su legado será eterno, pues vivirá por siempre en el recuerdo y corazón de quienes lo conocieron. Llegará el fin de su recorrido en las calles del mundo, pero será solo el inicio de su trayectoria en el “más allá” de los autos.

 

Por Juan Pablo Sanchéz

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