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El futuro se maneja solo

Reconocidas casas automotrices y empresas de tecnología aseguran que en 20 años los vehículos no necesitarán de la intervención humana para transitar.

Leonardo Rodríguez
25 de julio de 2015 - 03:12 a. m.

 

Pensar en la posibilidad de que un carro pudiera andar o parquearse solo, sin necesidad de la intervención humana, era sólo una de las tantas fantasías creadas por nuestra cabeza. Una fantasía que hasta hace unos años había sido plasmada en las pantallas de cine y televisión. Esta idea utópica, que al parecer se quedó incrustada en la mente de los propietarios de las grandes casas de automóviles, tomó forma hace algunas décadas y asumió el nombre de carros autónomos.

Se trata de vehículos capaces de imitar las capacidades humanas para el manejo y el control de un carro. Aunque la mayoría de ellos tienen pedales y cambios, por un asunto de reglamentación y seguridad, funcionan automáticamente sin la necesidad de que alguien los manipule.

Y aunque suena a una idea novedosa, en realidad ya tiene 76 años. La primera vez que se escuchó hablar de los automóviles autónomos fue en la Exposición Universal de 1939, en Nueva York, realizada por jóvenes empresarios estadounidenses que, intentando salir de la crisis económica, crearon una feria con los avances tecnológicos y sociales de la época. Un diseñador industrial llamado Norman Bel Geddes, de General Motor, expuso un vehículo especial, que era controlado por un circuito eléctrico.

Desde ese momento hasta hoy los carros autónomos han estado dentro de las prioridades del sector automotor. Sin embargo, este año han tenido un mayor auge, después de que casas como Audi, Mercedes, BMW y Toyota presentaran en la feria CES (Consumer Electronic Show), realizada en Las Vegas (Estados Unidos), los últimos modelos de vehículos inteligentes, que funcionan a partir de dispositivos y aparatos.

La gran apuesta de las marcas, a largo plazo, es que los vehículos se manipulen con los celulares y las tabletas. Los carros autónomos son el futuro, dirían los grandes de este sector, como Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y de Space X, quien asegura que sólo necesitaríamos 20 años para cambiar de tecnología. Según Musk, el cambio sería muy parecido al de los ascensores, que antes se utilizaban manualmente y ahora no necesitan el comando humano para subir o bajar.

Lo curioso es que los carros autónomos no sólo les han interesado a los fabricantes de vehículos, sino también a empresas de tecnología. Google es una de estas compañías, que con su Google Car ha logrado avances muy importantes en el tema de la conducción autónoma. Su creación ya circula en Silicon Valley, en California (oeste de EE. UU.), a una velocidad de 40 kilómetros. Por ahora tienen conductores de seguridad, que pueden acceder a volante, pedales y freno, los que les permiten tener el control en caso de emergencia.

Sin embargo, la idea es que a futuro todos los carros, incluyendo los de Google, no tengan ninguna de estas herramientas. O así lo vaticinó el Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE, por sus siglas en inglés), con un estudio realizado a 200 expertos en la fabricación de automóviles, quienes afirmaron que el futuro de los carros autónomos es irreversible y para eso es necesario empezar a hablar de nuevas reglas y cambiar las leyes que durante siglos nos han regido en el tema de la conducción y la seguridad vial.

Aunque aún faltan muchos asuntos por revisar en el tema de la conducción autónoma, hay algunos hallazgos de estas investigaciones que han mejorado la calidad de los carros convencionales, como la parqueada automática o el reconocimiento de peatones. En la feria de CES 2015 se vio, por ejemplo, cómo algunos modelos ya tienen la capacidad de llegar hasta un garaje y parquearse solos. Cuando la persona necesita de nuevo el vehículo, lo solicita a través de una aplicación y listo: en cuestión de minutos lo tiene en frente.

Pero, ¿cuál es el objetivo de desarrollar automóviles que no necesiten a los seres humanos para ser conducidos? Desde la reducción de accidentes y la mejoría de la calidad del medio ambiente (muchos de ellos son eléctricos) son algunos de los motivos que ha impulsado a las grandes marcas a apostarle a este producto, que cada día parece estar más cerca de ser una realidad. Lo cierto es que hay un nuevo concepto, eso está claro: la experiencia de los carros tiene que ir más allá de ser una herramienta para movilizarnos, para convertirse en espacios de confort y tranquilidad.

Por Leonardo Rodríguez

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