“Es un bien de la canasta familiar, pues una persona, cuando lo requiere, no puede posponer su compra; en términos de producto, es el elemento en el que la persona deposita su vida y la de su familia, pues es la que da el direccionamiento al carro, amortigua los impactos entre la carretera y el vehículo (además de la suspensión) y es el que lo frena”.
Palabras sabias de un hombre que desde hace 15 años ha vivido en el mundo de los cauchos y que a lo largo del tiempo ha logrado consolidar a Imlla de Colombia como una de las importadoras más sólidas del país, al punto que el año pasado puso en el mercado 120.000 unidades y en este 2011 el objetivo es alcanzar las 150.000.
Se inició en el negocio con un socio, pero a los seis meses siguió ‘rodando’ solo. De la universidad (estudió ingeniería industrial) pasó directamente a este mundo, cuando después de varias propuestas, las llanteras Dunlop y Toyo le dieron el aval para introducir estas marcas en el país.
“Todo se dio con la apertura económica. Me di a la tarea de tocar varias puertas, hasta que ellos aceptaron mirar a Colombia como una buena oportunidad. Después llegaron otras alternativas, con productos de la China y de la India. Hoy, además de las marcas Toyo y Dunlop, traemos las marcas Primewell (china) y Daewoo”, dice Murra.
También comercializa las líneas para maquinaria amarilla, infraestructura vial y minería, aunque la de vehículos sigue siendo muy importante para él. Considera que quien está en el negocio no puede menospreciar los productos chinos, pues “para poder seguir creciendo hay que tener diferentes opciones. Si bien en gran parte el consumidor colombiano se va por el precio, poco a poco se ha ido culturizando y está entendiendo la importancia de la seguridad, la tecnología y el diseño”.