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Cuando el testigo del aceite se ilumina en el tablero, no se trata de una advertencia menor ni de un simple detalle que pueda pasarse por alto. Esta señal puede estar vinculada con la lubricación del motor, uno de los sistemas más delicados y costosos de un vehículo. Pasar por alto su importancia puede acelerar el desgaste de las piezas internas o incluso provocar una falla mecánica grave.
De acuerdo con Carlos Badillo, asesor experto de Renault, lo que realmente indica esta señal es una pérdida de presión en el sistema, que puede deberse a una bomba de aceite defectuosa, un sensor averiado, una fuga que reduzca el nivel de lubricante o un aceite deteriorado que ya no fluya correctamente.
El experto aclara que, aunque en algunos casos la causa puede ser solo un sensor dañado sin afectar el motor, si el problema está en la bomba o en el nivel de aceite, el riesgo de daños graves es inmediato. “Una de las cosas más importantes que hay que tener en un motor es la lubricación”, enfatiza el experto.
¿Qué hacer cuando se enciende el testigo del aceite?
Ante esta alerta, lo primero que debe tener claro cualquier conductor es que no conviene seguir circulando. Según Badillo, lo indicado es detener el vehículo de inmediato en un lugar seguro y, de ser posible, revisar el manual del fabricante para confirmar los pasos recomendados. “Cada modelo puede tener particularidades, pero la regla general es no forzar el motor mientras el testigo esté encendido”, sostiene.
El primer paso es verificar el nivel de aceite con la varilla de medición. Si está por debajo de lo recomendado, lo más probable es que se trate de falta de lubricante. En ese caso, reponerlo con el tipo de aceite especificado por el fabricante puede resolver el problema. Por eso, es recomendable mantener en el carro una reserva de aceite para aplicarla de inmediato en estas situaciones.
El experto también resalta la importancia de inspeccionar visualmente el carro en busca de fugas. Un charco de aceite por bajo el carro, manchas en el motor o un olor fuerte a quemado son señales claras de pérdida de lubricante. “Si este es el caso, no se debe volver a encender el motor, porque al hacerlo aumentaría el riesgo de daños internos”, explica.
Lo ideal es llevar el vehículo a un centro de servicio técnico lo antes posible. Badillo reconoce que esto no siempre es factible por ubicación o distancia, por lo que en esos casos recomienda mantener el motor apagado y vigilar la temperatura del vehículo. “Si el motor está demasiado caliente, encenderlo nuevamente puede causar daños graves. Lo mejor es esperar y acudir a un taller especializado para identificar la falla antes de continuar la marcha”, advierte.
La importancia de revisar y cambiar el aceite
El cuidado del sistema de lubricación no se limita a reaccionar cuando se enciende un testigo en el tablero. Para Badillo, la clave está en la prevención, por lo que es necesario revisar el aceite de manera periódica y cumplir con los cambios en los intervalos que indica el fabricante. Según el experto, estos periodos suelen variar entre los 5.000 y los 12.000 kilómetros, dependiendo del modelo del vehículo y del tipo de aceite utilizado.
Badillo explica que hoy en día los aceites más recomendados son los sintéticos y semisintéticos, debido a su mayor durabilidad y capacidad de protección frente al desgaste, especialmente los de baja viscosidad y alta adherencia. El especialista advierte, sin embargo, que la elección del lubricante siempre debe seguir las especificaciones del fabricante, ya que mezclar diferentes tipos de aceite puede generar incompatibilidades que afecten al motor.
Las revisiones no deben limitarse únicamente a las visitas al taller. Un conductor responsable incorpora esta práctica a su rutina, sobre todo antes de viajes largos. El procedimiento es sencillo: calentar el motor unos minutos, apagarlo, extraer la varilla de medición, limpiarla, volver a introducirla y sacarla nuevamente para comprobar el nivel, que debe estar siempre entre las marcas de mínimo y máximo.
Badillo aclara que el color del aceite es un punto que suele generar dudas. Es normal que el lubricante se oscurezca después de pocos días de uso, ya que esa es precisamente una de sus funciones, atrapar impurezas y mantener limpio el motor. Sin embargo, si el aceite adquiere un tono excesivamente oscuro, se vuelve espeso o presenta partículas, puede ser una señal de que perdió sus propiedades y necesita ser reemplazado.
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