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Cuando se dice que un auto de Ford proviene de la línea Performance, los amantes de los motores saben qué esperar: reinterpretaciones con más potencia, torque, velocidad, amortiguación y capacidades de frenado que los conceptos originales. Esto se ha visto en Colombia con modelos como la Raptor, una pick up de trabajo pesado, el Fiesta ST, para jóvenes que buscan un auto con destellos de adrenalina, y el Mustang Shelby GT-350, un muscle car que se define por sus altas prestaciones en pista y carretera.
Sin embargo, cuando el fabricante de Detroit anunció la llegada al país de la Edge ST, diseñada por el laboratorio de alto rendimiento de la compañía, no fueron pocos los desconcertados. Es que, desde su concepción en 2006, este modelo se ha definido como un discreto, pero galardonado todoterreno de uso familiar, imaginario que vino a reforzar su segunda generación en 2014, por lo que la idea de comercializar una versión deportiva -la primera SUV deportiva de la marca- suena un tanto descabellada.
A pesar de ello, tras poner a prueba en carretera el más reciente lanzamiento de la casa del óvalo -su presentación en Colombia fue durante el Salón del Automóvil de Bogotá del año pasado-, la nueva Edge ST, que lleva ese apellido por las siglas Sport Technology, se siente más como un acierto de 2.7 l y 335 caballos de potencia que como una decisión al azar. Para tener un punto de comparación, el motor de la versión normal es de 2.0 l y 250 caballos, ambos con tecnología EcoBoost.
Ese motor, de rugido intimidante, y la caja automática de ocho velocidades, controlada por selector de cambios rotativo en lugar de la palanca convencional o por las levas en el volante que refuerzan la identidad deportiva, le permiten al auto alcanzar los 100 km/h en poco menos de seis segundos, así como una velocidad máxima de 220 km/h. Con esto, el modo sport, la tracción All Wheel Drive, una suspensión más rígida y un set de frenos más grandes y fuertes, la Edge ST se configura como una SUV confiable y divertida, fuerte en el arranque, dinámica en sus movimientos y estable sin importar el terreno.
Con lo anterior, claro, es lógico pensar que su consumo está por lo alto. No obstante, un viaje hasta Carmen de Apicalá, con regreso y dos días de diligencias en Bogotá, alternando entre los dos modos de manejo, o 380 km, ocuparon 3/4 del tanque de combustible, lo que según el computador abordo equivale a un consumo de 6,9 km/l. Adicionalmente, al terminar la prueba, el último cuarto ofrecía una autonomía de 130 km, lo cual resulta satisfactorio para un vehículo de gran tamaño con identidad deportiva.
Ahora, para un corazón tan poderoso, Ford recalibró y equipó asistencias al conductor y sistemas de seguridad que pudieran dar la talla. En este sentido, el auto tiene control de velocidad adaptativo con Stop-and-Go, que permite adaptar la velocidad y distancia con respecto al vehículo que va adelante; asistente de manejo evasivo, que puede evitar una posible colisión con un vehículo estacionado o que va más lento; sistema de permanencia en el carril con asistente de centrado; asistencia anticolisión, que incluye detector de peatones y alerta de colisión frontal; sistema de monitoreo de punto ciego Blis y cámaras de visión trasera/delantera, y luces altas automáticas, así como ocho airbags.
También hay cambios significativos con respecto a la versión estándar en el diseño exterior, que ahora cuenta con parrilla estilo panal de abeja, faldones laterales que reducen la carga aerodinámica, parachoques bodycolor, rines bitono de 20”, doble escape y spoiler más pronunciado, con lo que los ingenieros de Detroit logran darle un aire más agresivo a la camioneta.
En cuanto al interior, son nuevas las sillas y el volante. Además de los acabados de cuero y fibra microperforada, de las primeras, ambos elementos son de diseño deportivo, ajuste electrónico, cuentan con sistemas propios de calefacción y portan el emblema ST. El toque elegante lo aportan algunos apliques en fibra de carbono, mientras que el centro de infoentretenimiento Sync 3 se actualiza con la llegada de Android Auto y Apple CarPlay, así como con el sistema de Audio Bang & Olufsen de 12 bocinas.
Otros datos que hay que saber antes de elegir si comprar o no la nueva Edge, son su valor de $154’990.000, el sunroof doble de apertura eléctrica, el baúl de 1.000 litros, los cinco espacios de almacenamiento dentro de la cabina, así como el alto nivel de insonorización dentro de la misma, que no solo cancela cualquier sonido al cerrar las ventanas, sino que también disminuye la sensación de velocidad que puede llegar a ofrecer el auto, la misma que le hace merecedora del apellido ST.