Se ha vuelto una costumbre. En los días previos al Concurso Nacional de Tractomulas, los transportadores hacen conjeturas sobre quién será el nuevo campeón del Gran Premio Nacional de Tractomulas Club Mobil Delvac. Y en esa lista, con seguridad, aparecía el nombre de Fernando Chávez, el ganador de 2010, el de Juan Carlos Galindo, triunfador en tres oportunidades y el de la generación de los Guío, que a lo largo de la historia se han convertido en protagonistas. Pero en la baraja no se mencionaba a Henry Carvajal, nacido en Zipaquirá, encargado de conducir una Freightliner modelo 2008 color anaranjado, sobre la cinta asfáltica del Autódromo de Tocancipá.
Pero él, un espigado conductor, llegó en silencio y a lo largo de los dos días de competencia fue labrando su camino hacia la victoria. Quizás solo él y sus acompañantes sabían de la confianza que se tenía para la competencia, pero los demás no lo incluían dentro de su lista de favoritos. Incluso, en las primeras pruebas de habilidad, había conseguido el sexto lugar, pero en el consolidado y luego de las pruebas por parejas, aparecía en la novena posición.
Mientras los llamados a la victoria, como era de esperarse, se mostraban en el trazado, él seguía tranquilo y a la espera de dar el zarpazo final. Fue en las pruebas con tráiler cuando Carvajal dijo presente. Al recibir la carga pesada, la misma que ha transportado por miles de kilómetros en las carreteras nacionales, Henry comenzó a desplegar todo su talento. En la primera prueba llegó quinto y en la segunda, para sorpresa de muchos, inscribió su nombre en segundo lugar.
Henry Carvajal, el hombre que nació en la ciudad de la sal, había hecho lo suficiente para inscribirse en las semifinales del XXIV Concurso Nacional de Tractomulas. Con ese resultado, hasta ese momento, creía que ya le había cumplido a su patrona, la Virgen del Carmen, pero en el fondo, pese a que sabía que enfrentaría al campeón del año pasado, Fernando Chávez, para llegar a la final, mantenía la ilusión viva, aunque las apuestas seguían favoreciendo a su rival.
Pero era una época de sorpresas deportivas. Época en la que los más encopetados del fútbol suramericano habían quedado en el camino, y el Concurso Nacional de Tractomulas no fue la excepción. Henry Carvajal, con un manejo cuidadoso y acertado, superó al campeón y abrió las puertas de la final, en la que tenía que medirse con otro de los grandes, el múltiple ganador Juan Carlos Galindo.
Ya había llegado demasiado lejos. Colmar sus expectativas y ser subcampeón era de por sí una victoria. Pero por qué no pensar en más. Henry respiró tranquilo y así se le vio en la recta principal. Respetó a su rival, con quien libró una dura batalla en el primer giro, pero después se dio cuenta de que tenía ese ‘poco de más’ que se necesita en las carreras para cruzar la meta en primera posición.
Carvajal fue el mejor al momento de tocar los conos de la recta principal, echar marcha atrás y emprender de nuevo el camino rumbo a la gloria. Logró una ventaja de cinco segundos sobre Galindo, el aplauso de más de 25.000 asistentes al Autódromo de Tocancipá, el cheque por 20 millones de pesos, el trofeo de campeón, la corona de laureles y la champaña, pero lo más importante, el respeto de todo un gremio, que desde ahora lo ve como el ‘duro del volante’.
2 en la pista
El Gran Premio Nacional de Tractomulas Mobil Delvac, cuya organización estuvo a cargo de ExxonMobil, Autódromos S.A. y la Federación Colombiana de Automovilismo, se ha convertido en el mayor evento de los transportadores. Esta vez contó con el respaldo de prestantes firmas comerciales como Ivor Casa Inglesa, Imal, Chevrolet con Tecnología Isuzu, Freightliner, Navitrans International, Kenworth de la Montaña y el Club Mobil Delvac.
Simpre hay un show central y esta vez estuvo a cargo del Ejército Nacional, mientras que la cuota musical corrió por cuenta de Mariana, Marbelle y El Man es Germán. La bolsa de premios que se distribuyó fue de 100 millones de pesos, de los cuales el campeón se llevó 20, el segundo 15, el tercero 10 y el cuarto 5 millones.