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Un producto en aparente extinción. Visualmente, más cerca al suelo que los vehículos que hoy prefiere el mercado local y global. Lleva un baúl que lo hace contrastar tanto en el trancón como en la carretera. Es, si se quiere, familiar: espacioso, generoso, aunque suene trivial, trillado, al ser algunos de los adjetivos más comunes y vagos usados por quienes describen y transmiten las sensaciones y conclusiones sobre los vehículos que llegan al país.
Es Kia. Es un sedán, heredero de un carro con tradición. De una línea con renombre. Una que aún rueda, de la que se habla y por la que algunos aún se interesan, aunque su forma, esa silueta, sea cada vez menos común. La evolución, reemplazo en el portafolio o la reinvención del Cerato.
Es, también, continuista. O, tal vez, anticuado. Rueda bajo el trabajo en conjunto de un motor de dos litros naturalmente aspirado (150 hp y 192 Nm) y una caja automática de seis velocidades tradicional (no CVT). No se asiste de algún conjunto eléctrico, como algunos de los productos de sus segmento, como Corolla y Mazda3. Tampoco de un turbo, como el VW Jetta.
Llegó a Colombia en el Salón del Automóvil de Bogotá en 2024, como una de las novedades del fabricante coreano. A este se sumó el cero emisiones EV3, así como el anuncio de la llegada en 2025 de la pick-up Tasman, que pronto se sumará a su portafolio y ya se prueba en el país.
Debutó junto a un eléctrico en una presentación de contrastes. El EV3, eléctrico, tan actual y compacto. El K4, tan amplio, tradicional, continuista… En fin, la mezcla de dos mundos: un trabajo mecánico clásico junto a una experiencia de usuario, o pasajero, vanguardista, tecnológicamente al día.
¿El sedán vive?
Kia K4 ocupa lo que podría ser el límite de las dimensiones con las que un vehículo puede habitar sin mayor dificultad una ciudad como Bogotá. Tiene 4.710 mm de largo, 1.865 de ancho y una altura de 1.435. Aunque requiere atención al estacionar y al adelantar en vías angostas, por momentos denota dinámica cuando rueda con una carga hasta de 140 kg.
A pesar de su tamaño, alberga cómodamente hasta cuatro personas. Una quinta, en el medio de la segunda fila, convivirá con un pronunciado túnel de transmisión y unas salidas de aire inclinadas. Habrá un menor confort en las rodillas que en los costados, pero siempre aparecerán detalles, materiales y texturas de productos de segmentos superiores.
El K4 usa en su interior una tapicería en cuero. Las dos plazas delanteras fueron fabricadas en su mayoría con un material en tono oscuro y algunos bordes color hueso. Aunque este último no genera un contraste incómodo a la vista, exagerado o desmedido, puede ser víctima de los tintes que desprenda la ropa de sus usuarios o el polvo, entre otras marcas.
Ahora bien, es de resaltar que, aunque cumple con cuatro de las cinco plazas que promete la tarjeta de propiedad, este sedán moderno es capaz de ofrecer un confort superlativo, basado en una cabina rodeada, en su mayoría, de materiales suaves al tacto, aparentemente longevos. También en sus 2.720 mm de distancia entre ejes, 508 litros de capacidad en el baúl y, claro, una correcta e intuitiva operación del sistema multimedia.
La experiencia
Adentro expone el lenguaje actual de la marca coreana. Allí aparece el contraste entre lo tradicional, la estética, la forma exterior y un equipo interno al día. Hay un panel de instrumentos digital con pantalla de 12,3 pulgadas, que se une de forma horizontal con otro de 4” que funge como el control de aire y limita con una última, también de 12,3”, que sirve de centro multimedia.
La operación del sistema es intuitiva y rápida. Hay conectividad inalámbrica con Car Play y Android Auto, así como un punto de carga inalámbrico, dos puertos USB tipo C adelante y uno atrás. Agrega elevavidrios con función de un solo toque y sistema de reconocimiento de voz.
Al volante hay un trabajo mecánico silencioso. El motor poco se esfuerza, poco suena, poco invade la cabina... y la caja parece siempre operar en armonía con las órdenes del pedal derecho. La suspensión sobresale en la mayoría de los escenarios, a pesar de que sus ruedas, de 18”, lleven un perfil bajo.
Los consumos, siempre variables, fueron de 70 a 73 km/ galón en carretera. En ciudad, la cifra se redujo de 30 a 33 km/gal. La prueba se llevó a cabo a una altura de 2.000 a 2.500 m. s. n. m., con una carga de 140 kg.
Su paquete de seguridad incluye seis bolsas de aire, ABS, EBD, ESC, TCS, freno multicolisión, control crucero adaptativo, prevención de colisión en punto ciego, asistente de seguimiento de carril, monitoreo de presión de los neumáticos y advertencia de atención del conductor, entre otros. La marca ofrece garantía de siete años o 150.000 km.
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K4 juega con el contraste entre lo tradicional y lo moderno. Una alternativa al amplio mercado de camionetas y SUV que mes a mes crece en Colombia. Un producto al día en la mayoría de rubros, que funciona con un tren motor tradicional, el cual, a largo plazo, puede representar menores costos de mantenimiento que la mayoría de sus rivales. Su precio es de $137’000.000 en la única versión disponible: Gt Line.
