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Después de confirmar que Ben Affleck sería el Batman de la próxima película, que se estrenará en 2016, la preocupación de los aficionados a este superhéroe ha sido indagar por la apariencia y características del nuevo batimóvil. Y no es para menos. El vehículo en el que desde 1941 se desplaza el hombre murciélago se ha convertido en una estrella de Hollywood y en objeto de admiración de los amantes de los carros.
Aunque en sus extraordinarias prestaciones y detalles radica gran parte de su éxito, el adn, que ha ido mutando dramáticamente con el paso del tiempo, se extrajo de emblemáticas marcas como Ford, Bugatti y Lamborghini. Todo comenzó en 1941, cuando el batimóvil debutó en una revista. Era rojo, con un potente motor y el parachoques reforzado para evitar daños al atravesar paredes. Su diseño se inspiró en el Cord 812, un vehículo con motor V8 y 185 HP que se consideró revolucionario para la época al ser el primero del continente americano con tracción delantera. Dos años después, Columbia Pictures produjo la primera serie de episodios de Batman. Se proyectaban en los teatros cada semana y como el presupuesto no era muy alto, un Cadillac V8 convertible de 1939 fue el elegido.
Para la última serie, que saldría en 1949, se utilizó un Mercury convertible, con motor V8, transmisión manual de 3 velocidades y una velocidad máxima de 160 km/h. Casi dos décadas más tarde, Century Fox estrenó otra serie de Batman, esta vez para televisión. El generoso presupuesto se hizo evidente con la elección del batimóvil: un Lincoln Futura. Diseñado por Bill Schmidt, jefe de diseño de Lincoln-Mercury, y construido en Italia por la compañía Ghia. La parte trasera se asemejaba a un cohete, tenía un micrófono que amplificaba el sonido del pito de los carros que se aproximaban por detrás, transmisión automática Turbo-Drive y asientos eléctricos. Pero con la primera superproducción de una película de Batman, la transformación del batimóvil fue evidente.
El carro-arma del héroe de Ciudad Gótica debía ajustarse al concepto sombrío que le imprimió su director Tim Burton. Tomando las líneas de los Bugatti tipo 57 de los años 30, el espíritu deportivo del Porsche 962 y la esencia del chasis de un Chevrolet Impala, se desarrolló un vehículo que podía andar a más de 200 km/h, lanzar bombas desde los costados, expulsar aceite y humo, disparar batidiscos cada 15 segundos y activar unos paneles de cerámica que al cerrarse lo convertían en un refugio impenetrable incluso por el fuego.
El siguiente batimóvil, que protagonizaría las películas de Joel Schumacher, fue diseñado por una mujer: Barbara Ling. Parecía un murciélago, con alerones en forma de alas. El escudo de Batman resplandecía en las llantas y tenía un gancho que le permitía escalar paredes. La fuente de inspiración fue un Chevrolet 350 ZZ3. Para la segunda entrega hubo que fabricar otro carro, pues el anterior quedó destruido durante el rodaje. Un Jaguar tipo D y un Delahay 165 se convirtieron en la base para crear el nuevo carro de Batman, con la cola más larga de su historia.
En 2005, para la taquillera trilogía dirigida por Cristopher Nolan, este vehículo se convirtió en un tanque de guerra. Recurriendo a la estética de Lamborghini y de un Humvee tomó forma una máquina de 2,5 toneladas de peso, llantas de 44’’ y motor Chevrolet 350 V de 500 HP, que será engallado para la próxima película del hombre murciélago.