El Salón del Automóvil de Nueva York, que terminará el próximo domingo tras una semana de exposición, fue sede de la presentación mundial del Mazda CX-3 2018. Se trata de un “facelift”, del que resaltan las adaptaciones realizadas en su exterior y en las tecnologías de propulsión.
En su versión 2018, el SUV más pequeño del fabricante japonés adoptó un nuevo diseño en su parrilla delantera, motores Skyactiv más avanzados y un mayor equipamiento de tecnologías de seguridad i-Activsense, la plataforma de seguridad propia de la marca que incluye tecnologías como asistentes de freno y sistemas de monitoreo del punto ciego.
Su propulsor se basa en un motor diésel Skyactiv-D, que incorpora mejoras para garantizan el cumplimiento de las normas Euro 6d-Temp, la reglamentación europea de emisiones que busca vehículos menos contaminantes recorriendo las vías del Viejo Continente en los próximos años.
De igual forma, Mazda ha reducido la temperatura de combustión de este SUV con el fin de obtener unas emisiones brutas de óxidos de nitrógeno más bajas, mientras se añadieron mejoras en sus motores de gasolina, que reducen las emisiones de partículas frecuentes en los motores de gasolina de inyección directa.
Entre sus novedades resaltan las nuevas llantas de aluminio de 18 pulgadas y la adaptación del cada vez más común freno de mano eléctrico con función de autorretención, abandonando la palanca tradicional.