Está usted invitado a la Expedición Cayenne para acompañar a Magnus Walker”. De entrada sonaba atractivo hacer el recorrido entre Bogotá y Medellín y ser parte de la historia de una aventura que involucró 15 países y 18.855 kilómetros. De igual manera era una buena oportunidad para conocer los avances del primer tramo de la Ruta del Sol y ver en qué estado se encuentra la vía entre las dos ciudades capitales más importantes del país. En resumen, una gran experiencia que tenía un ingrediente adicional…
¿Magnus Walker? Confieso, así peque de ignorante, que su nombre no me decía nada, pero por el tono de la invitación sentía que se trataba de alguien muy importante, como de hecho lo es. Así que el camino fue indagar de quién me estaban hablando para poder llegar a la cita con argumentos y no desnudar mi falta de conocimiento, a pesar de estar ligado a la industria automotriz.
Por fortuna, la revista Cristophorus, que se dedica a contar historias de la marca alemana, había hecho un reportaje interesante, con textos e imágenes de Tobias Moorstedt, y en él quedaba en claro que el personaje en cuestión es una figura pública, un influenciador, como se dice ahora, y un hombre que lleva en su sangre y corazón a Porsche, pues se destaca que su “fascinación comenzó cuando aún iba a la escuela, y un 911 le parecía algo inalcanzable. Hoy posee una de las colecciones de automóviles más espectaculares del mundo”.
También, el señor Moorstedt describía su imagen, algo que estaba bien respaldado con las fotos: “No hay duda de que Magnus Walker tiene un aspecto realmente original. Y no es porque pierda el tiempo pensando en su apariencia. Al contrario: las rastas hasta la cintura, los tejanos desgarrados y los tatuajes en los antebrazos son signos externos de una vida veloz. A ello se suma un rostro en el que lleva escrito el escepticismo frente a la norma y a cualquier convención. Como él mismo dice: “si todos están conformes con tu aspecto, vas por mal camino”.
Además, al saber que este personaje, que ya supera el medio siglo de edad posee una de las colecciones de Porsche más grandes del mundo (más de 40 modelos 911), que guarda con esmero y dedicación en una antigua fábrica de Los Ángeles, despertó mi admiración, y mucho más al leer una frase de su autobiografía, escrita en el libro Urban Outlaw (Forajido Urbano), que deja en claro quién es Magnus Walker: “corre cada día una carrera… si hace falta contra ti mismo”.
Y así ha enfrentado su vida, pero también bajo una filosofía simple que todos deberíamos aplicar: “si te gusta, simplemente hazlo”. Por eso cuando fue contactado por Porsche e informado sobre la Expedición Cayenne, no dudó en dar el sí, pero además fue el mismo quien escogió en qué país y etapa quería participar, y el elegido fue Colombia y la ruta entre Bogotá y Medellín. “Me parece un país extraordinario y por eso quería conocerlo. No soy un hombre de planes y trato de sacarle el mejor provecho a cada momento y simplemente hago lo que me produce felicidad. No pienso en el dinero, sencillamente en mi vida he buscado tener lo que me gusta”.
Y así fue desde niño, tiempo en el que se enamoró de un Porsche 911 de rayas rojas y azules, al acompañar a su progenitor en el año1977 al Earl’s Court Motor Show de Londres. “En seguida lo vi claro: era el vehículo de mis sueños, pero en Sheffield nunca había visto un carro deportivo, pues más que autos lo que había eran camiones, tractores y obreros.
En 1982, destaca el autor del artículo, siendo adolescente, dejó la escuela, consiguió un trabajo temporal en Estados Unidos y se quedó en California impulsado por el deseo de hacer realidad sus sueños.
“Para mí, lo peor era la idea de regresar a Inglaterra como un fracasado”. Primero vendió moda punk diseñada por él mismo en Venice Beach. Luego entró con su esposa Karen en el negocio inmobiliario. Y a los 25 años, ya viviendo en Los Ángeles, compró su primer Porsche 911, el cual le costó 7.500 dólares, lo que se constituyó para él en un “enorme éxito personal”, que parece no tener fin, pues ya suma más de 40 modelos de esta línea y cada uno de ellos es especial. “Solo si tengo un ejemplar de cada nivel de desarrollo del 911 podré comprender toda su evolución”.
Conducir por carretera es su pasión, pues considera que “nunca sabes lo que te espera tras la siguiente esquina”. Y aunque podría vivir su vida de manera tranquila, prefiere la adrenalina y estar abierto a nuevas aventuras, como las que vivió en Colombia y al final de la Expedición Cayenne, a su llegada a México.
“Me voy feliz de Colombia. Es un país muy verde, pero lo más importante con gente muy amable”. Eso sí, no le fue fácil entender el por qué del estado de nuestras carreteras y cómo para un trayecto que en otros lugares del mundo recorre en una hora se haya tardado más de tres, dejando en claro que uno de los grande problemas de nuestro país, como todos los sabemos, tiene que ver con la infraestructura vial.
Con Magnus Walker como protagonista en dos etapas, la expedición Cayenne sirvió para unir a Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México y para demostrar que este modelo, equipado con motor V6 biturbo de 3.6 litros, que desarrolla 420 caballos de potencia y un torque de 550 Nm, superó cada uno de los obstáculos que la naturaleza, dejando grandes recuerdos a su paso.
Para mí, una gran enseñanza y la posibilidad de haber conocido a un hombre extraordinario, con miles de seguidores en las redes sociales, pero lo más importante, haber compartido un pequeño espacio de tiempo con una persona que ha tocado el éxito material y pese a ello mantiene una gran humildad. Por eso no puedo olvidar sus palabras de despedida: “adiós amigo, espero verlo en otro camino que nos ponga la vida”…