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Negociando con los poderosos

Para las ensambladoras será una oportunidad de abrirse campo en el mercado exterior. La clave: tener mayor volumen de producción.

Sandra del Castillo
16 de marzo de 2012 - 08:11 p. m.

Desde hace tiempo el país viene preparándose con tecnología, nuevas ofertas y producción para ganar un lugar destacado en el mercado automotor latinoamericano y aprovechar los TLC. Así lo explica Juliana Rico, directora de la Cámara de la Industria Automotriz de la Andi, quien asegura que si bien empezar a competir con industrias más grandes es un reto, lo importante es encontrar un punto de equilibrio para que haya un beneficio común.

En eso también coincide Fabio Sánchez, presidente de Mazda: “Un tratado mal negociado no traerá ninguna ventaja para el país. Lo que se espera es que al momento de firmarlo se tengan en cuenta las asimetrías. Del respeto de éstas y de los plazos acordes para que Colombia adquiera el grado de desarrollo que necesita, dependerá el éxito”.

Lo cierto es que del país avanza en la apertura de nuevos mercados. Esto se ve reflejado en la firma de tratados como el de México, uno de los mayores productores de automóviles en el mundo que tiene una participación en el mercado nacional del 18%.

Desde el pasado mes de febrero Renault-Sofasa entró al mercado mexicano con la camioneta 4x4 Duster, ensamblada en Envigado, y a lo largo del año espera exportar 10.000 unidades. “Es una muestra de la confianza que la casa matriz le asignó a Renault-Sofasa como la mejor planta en la región, con una capacidad para producir 78.000 vehículos por año”, señala Luis Fernando Peláez, director general del Grupo Renault en Colombia.

Sin embargo, Forero no lo ve de esa manera y asegura que “hasta ahora el beneficio con México ha sido nulo. Ya estamos en nivel de cero desgravación, es decir, los vehículo mexicanos no pagan arancel, lo que contribuye al desequilibrio que tenemos en la balanza comercial con ese país”.

Con respecto al tratado con Estados Unidos, los expertos opinan que representa oportunidades y riesgos como cualquier otra negociación, pero es una excelente ocasión para aprovechar la industria de autopartes. “Ante esta realidad, asegura Forero, no queda otro camino que seguir ajustando los procesos para dar la competencia”.

Pero lo que sí ratifica Rico es que un posible tratado con Corea sería una amenaza pues aunque este país tiene una menor producción de vehículos, en comparación con Estados Unidos y la Unión Europea, el 99% de su parque automotor es coreano y no tiene cabida para otros.

Con la nueva oferta, el consumidor será el gran beneficiado, porque tendrá una amplia variedad de opciones de modelos y precios.

Por Sandra del Castillo

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