
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El óxido es una de las mayores amenazas para la estructura de un carro, aunque al principio pueda parecer solo un problema estético, si no se controla a tiempo, la corrosión puede debilitar el chasis hasta comprometer la seguridad del vehículo. Factores como la humedad, la sal en las carreteras y el desgaste de los recubrimientos protectores aceleran este proceso, transformando pequeñas manchas de óxido en daños estructurales costosos de reparar.
Según JD Power, firma especializada en el análisis de la opinión de los usuarios, detectar y tratar la oxidación a tiempo no solo previene fallas mecánicas graves, sino que también prolonga la vida útil del vehículo y mantiene su valor en el mercado. Un chasis libre de corrosión es un indicador importante del buen estado de un carro, lo que lo hace más atractivo para posibles compradores.
Si bien algunos materiales, como el acero inoxidable, ofrecen mayor resistencia a la corrosión, su alto peso y costo los hacen poco viables para la fabricación de chasis en la mayoría de los vehículos. Para proteger estas estructuras, los fabricantes aplican recubrimientos antioxidantes, pintura especializada o emplean procesos de galvanización. Sin embargo, con el tiempo, estas capas protectoras pueden desgastarse, dejando el acero expuesto a la humedad, la sal de las carreteras y otros agentes corrosivos.
Le sugerimos: Estas son las nuevas señales de tránsito para motociclistas: ¿qué significan?
Para evaluar el estado del chasis, lo primero es hacer una inspección visual de la parte inferior del vehículo. Si se detectan manchas de color marrón o naranja, es recomendable realizar la prueba de raspado y golpeteo, una técnica utilizada por mecánicos para determinar la gravedad del problema. Consiste en raspar la superficie con un cepillo de alambre o destornillador y luego golpear suavemente con una herramienta metálica para observar la reacción del material.
Dependiendo del nivel de corrosión, el óxido se puede clasificar en tres tipos:
- Óxido superficial: se presenta como una fina capa de polvo o película de color marrón o naranja. Al rasparlo, se desprende con facilidad, revelando el acero casi intacto debajo. Es el tipo de óxido más sencillo y económico de tratar.
- Metal picado: en este caso, el óxido ha avanzado y ha dejado picaduras o hendiduras visibles en el metal. Aunque el chasis sigue siendo estructuralmente sólido, el daño es evidente al remover la corrosión.
- Óxido estructural: es la forma más grave de corrosión. Si el chasis está demasiado oxidado, la estructura puede agrietarse o romperse al ejercer presión con una herramienta, dejando incluso agujeros visibles. Esto indica un daño severo que puede comprometer la seguridad del vehículo.
Le puede interesar: Crecen los ciberataques en vehículos y sistemas de movilidad inteligente
Cómo eliminar el óxido del chasis
De acuerdo con el análisis de JD Power, si la corrosión es superficial o moderada, es posible tratarla sin necesidad de una intervención mayor. Para ello, se debe trabajar en un área ventilada y elevar el carro con un gato. Es fundamental utilizar gafas de seguridad, guantes y una mascarilla para evitar el contacto con partículas metálicas y productos químicos.
El primer paso es eliminar el óxido suelto con un cepillo de alambre de acero, aplicando presión uniforme para no afectar el metal sano. Luego, se recomienda el uso de removedores químicos comerciales o soluciones caseras, como una mezcla de bicarbonato de sodio con vinagre o jugo de limón. “Estos productos deben aplicarse sobre la zona afectada y dejarse actuar durante al menos 30 minutos antes de frotar con una almohadilla abrasiva, enjuagar con agua y secar completamente”, destaca el análisis.
Si aún quedan residuos de óxido, el lijado es una opción efectiva. Para áreas pequeñas, se puede utilizar papel de lija de grano medio a fino, mientras que en superficies más grandes o con corrosión avanzada, es recomendable emplear una amoladora angular con un disco abrasivo de desbaste. Esta herramienta eléctrica gira a alta velocidad y permite eliminar rápidamente la corrosión más severa. Se debe comenzar con un disco de grano grueso para retirar la mayor parte del óxido y luego utilizar discos de grano más fino para suavizar el metal antes de aplicar protección.
Una vez que la superficie esté completamente limpia, se debe aplicar una imprimación antioxidante, un recubrimiento base que sella el metal y mejora la adherencia de la pintura, evitando la reaparición de óxido. Posteriormente, el uso de pintura o sellador anticorrosivo diseñado específicamente para acero automotriz garantizará una protección duradera.
El análisis señala que, cuando el chasis presenta daños estructurales, como grietas profundas o perforaciones, es necesario acudir a un especialista. Dependiendo del grado de deterioro, un mecánico puede recomendar soldar nuevas secciones de acero, reparar las partes dañadas o, en casos extremos, reemplazar el chasis por completo.
🚗🚗🚗 ¿Ya está enterado de las últimas noticias de Autos? Lo invitamos a visitar nuestra sección en El Espectador.