Deben ser de fácil interpretación y suministrar a los conductores y peatones mensajes claves, sin ambigüedades. Para garantizar su visibilidad y lograr la misma forma y color tanto en el día como en la noche, se fabrican con materiales reflectivos y se iluminan convenientemente. Es indispensable que reflejen las luces de los vehículos, sin deslumbrar al conductor.
Con el fin de garantizar la efectividad, se hace un estudio previo a la instalación de las señales para establecer el uso ideal y optimizar la ubicación.
Las señales que regulan el tránsito permanecen en la correcta posición, limpias y legibles gracias a programas de conservación, que incluyen el reemplazo de las defectuosas, el retiro de las que no cumplan con su objetivo y el lavado rutinario. La radiación solar, los cambios de temperatura, la humedad, las precipitaciones y las atmósferas industriales las deterioran. Por este motivo, se recomienda sustituirlas o revisarlas tras cierto período .