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En octubre del año pasado se hizo pública una noticia que dejó un sinsabor en el corazón de muchos aficionados al automovilismo. Juan Pablo Montoya, el piloto más exitoso en la historia del deporte a motor en Colombia, anunciaba que ya no sería automovilista de tiempo completo en 2017.
Correría solo las 500 Millas de Indianápolis en un quinto auto del Team Penske y dejaría a un nuevo piloto el asiento del que había sido su auto por tres temporadas. Su sucesor es el joven y veloz estadounidense Josef Newgarden.
Explicando en su momento la decisión, Montoya dijo que tendría una excelente oportunidad de ganar por tercera ocasión esta icónica carrera y, además, podría dedicarle más tiempo a su familia. Sobre todo, a ser el mentor de su hijo Sebastián, quien a los 12 años se perfila como digno sucesor de su padre.
Como lo manifestó en varias oportunidades, Montoya no deseaba retirarse todavía de la competición de tiempo completo, y aunque velocidad y talento no le faltan, la edad no estaba de su lado.
Respondiendo por qué no había firmado con otra escuadra, Montoya también dijo: “Ya no tengo 25 años, así que no me queda tiempo para desarrollar otros carros. En Penske conozco a todas las personas y también sé cómo operan las cosas”.
Al concluir la pasada temporada de la IndyCar, el colombiano cumplía 41 años y el tiempo en el reloj biológico de su carrera poco a poco se agotaba. Por su parte, Newgarden apenas con 26 años, le quedaban más temporadas para competir que a Montoya y, además, su salario sería sustancialmente menor que el del colombiano.
Se podría decir que reemplazar al piloto de Colombia por el de Estados Unidos fue una astuta decisión, tomada pensando en el largo plazo. Sin embargo, el trasfondo real de la movida estaba ligado a una realidad de la vida: ninguna carrera, de ningún piloto, es infinita.
Como en todos los deportes, el tiempo que puede durar la trayectoria de un corredor es finito y efímero. El paso de los años hace inminente el retiro y de repente se da paso para que una nueva camada de corredores llegue para sustituir a los salientes veteranos.
No es cuestión de talento, pues por ejemplo, a sus 41 años, Montoya todavía era uno de los pilotos más rápidos de la IndyCar. En 2015 ganó las 500 Millas de Indianápolis y fue segundo en el campeonato. En 2016 sumó una victoria y varios podios. Este año, en su participación en la 500 Millas, logró un importante sexto lugar.
Estas son decisiones que obedecen al ciclo de la vida. Así fue en 1999, cuando un hambriento y novato Montoya llegó y sorprendió al mundo del automovilismo con su talento. Entonces, para darle la oportunidad al colombiano de correr, fue necesario que un piloto veterano le dejara libre el asiento.
Actualmente, el automovilismo mundial está atravesando una transición generacional. En todas las categorías, jóvenes y talentosos novatos están tomando los asientos de los veteranos, cuyo tiempo en el deporte —por decisión propia o forzada— ha terminado.
En los últimos años en la Fórmula Uno, Rubens Barrichello, Michael Schumacher y Jenson Button han sido algunos de los pilotos que se retiraron para darle paso a una nueva generación que incluye a Max Verstappen, Stoffel Vandoorne, Lance Stroll y Esteban Ocon.
En la Nascar, varios de los corredores más veteranos de la categoría también han colgado sus cascos recientemente. En 2015, Jeff Gordon anunció su retiro tras 93 victorias y cuatro títulos. En 2016, las carreras de Greg Biffle y Carl Edwards, con 510 y 445 pruebas, respectivamente, llegaron a su fin. También se retiró Tony Stewart, tricampeón de la categoría.
Al concluir la presente temporada, el piloto más popular del serial, Dale Earnhardt Junior, se estaría despidiendo de las carreras, convirtiéndose en otro de los experimentados en sumarse a la lista.
En la IndyCar, el tetracampeón Darío Franchitti fue el primero de la saliente generación en despedirse de la competición de tiempo completo en 2012. A él se le sumó Montoya y se especula que las carreras de Helio Castroneves y Tony Kanaan podrían concluir al finalizar la actual temporada.
La nostalgia domina al ver cómo pilotos que han llenado de pasión el corazón de los aficionados y que han hecho a muchos vibrar con sus sobrepasos y victorias, van llegando a la bandera de cuadros de sus carreras.
Sin embargo, también emociona ver llegar al deporte a una nueva generación de hambrientos y talentosos pilotos. En sus manos recae el futuro del deporte y también la posibilidad de mantener a máxima velocidad el corazón de los aficionados al automovilismo.
Para terminar el año, Juan Pablo Montoya ha sido seleccionado por la IndyCar como probador del auto de la próxima temporada. Además, se anticipa que en 2018 Montoya podría competir en la categoría IMSA, sin dejar de correr las 500 Millas de Indianápolis.
Como sucesores inmediatos de Montoya, Colombia tiene, guardadas proporciones, una talentosa camada de pilotos, compuesta entre otros por Carlos Muñoz, Gabby Chaves, Sebastián Saavedra, Gustavo Yacamán, Óscar Tunjo y Tatiana Calderón. Esta nueva generación tiene la posibilidad de dejar la tricolor en lo más alto de las pistas del mundo y llenar de emoción y pasión a los colombianos.