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Un negocio sobre ruedas

En la gama alta se utiliza para carreras de competencia o como un elemento de lujo. Mientras que el segmento masivo se  busca un equipo económico y versátil.

Sandra del Castillo
11 de diciembre de 2010 - 12:01 a. m.
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El mercado de las motos está acelerando a fondo. Hasta no hace mucho pocas personas pensaban reemplazar su automóvil por una motocicleta para usarla en los días de Pico y Placa, y mucho menos tenerla como una opción para desplazarse los fines de semana a una ciudad cercana.

Hoy en día el mercado está repuntando y según cifras de la Cámara de la Industria Automotriz de la Andi, en  2008 se vendieron 431.188 motocicletas, un año histórico para este segmento, pues en 2009 esta cifra fue de 325.417 y en lo que va corrido del año se han comercializado más de 350.000 unidades.

Los tiempos han cambiado y las ofertas del mercado en el segmento masivo y de gama alta también. “El público se ha vuelto más exigente, educado y especializado; ya sabe lo que quiere”, señala Thomas Woodcock, jefe de Marca de Kawasaki.

Los usuarios han encontrado que la moto es un medio de transporte eficiente y económico. Por eso, buscan un automotor que les ofrezca respaldo, garantía y rentabilidad, incluso han descubierto que con el mismo dinero con el que antes pagaban el transporte público pueden adquirir una motocicleta.

Colombia es uno de los países que tienen uno de los combustibles más costosos de América Latina, lo cual sumado al Pico y Placa dos veces a la semana durante todo el día, el alto costo de impuestos, seguros y parqueadero que se paga por un carro, así como a un trafico caótico han hecho que las personas emigren hacia otras alternativas de transporte, en las que las motocicletas son una buena opción.

En concepto de Diego Fernando Pamplona, gerente comercial de Keeway, “el mercado colombiano no es tan sencillo de conquistar, es muy estricto y está en busca de motocicletas con una apariencia de gran cilindraje, así sea un motor pequeño, diseño atractivo, amortiguadores mono shock trasero, alerones y aletas, todo lo que la haga ver mucho más grande y potente, pero con un buen precio”.

Por el lado de la gama alta existe una gran oferta de productos dependiendo de lo que cada usuario desee. Hay motos especiales para travesía, todoterreno y competencia. Aunque existen algunas que se utilizan para la ciudad y van muy bien para los fines de semana, cuando se quiera escalar un terreno montañoso o para los días de Pico y Placa.

Los expertos coinciden en asegurar que esta clase de motocicletas brindan un estatus y nivel diferenciador a su dueño, es un producto aspiracional netamente, aunque no se descarta la posibilidad de utilizarse también en las autopistas de las ciudades.

“Hemos encontrado que nuestros compradores que ya tienen un vehículo de gama alta prefieren comprar una moto bien equipada que un segundo carro porque les representa mayor comodidad y economía”, concluye Woodcock.

Bertha Hernández, gerente comercial de Bermotos y distribuidores exclusivos de Suzuki, explica que aún sigue existiendo la gente apasionada por la velocidad, y añade que salir a rodar en grupos es una modalidad muy antigua que cada día cobra más adeptos, como las travesías que se hacen por Suramérica. Además, señala, que muchas veces aunque no se salga de la ciudad hay comunidades de usuarios que se reúnen los fines de semana para ir a La Calera o algún pueblo cercano de Cundinamarca.

La calidad se impone

Aunque suene paradójico, el mercado de las motocicletas en el país se abrió mucho durante los dos últimos años debido a la desaparición de aproximadamente 65 marcas que llegaron al país y no lograron mantenerse por las exigencias del mercado nacional.

Pero esto no es malo, pues en la opinión de expertos, como Fernando Pamplona, “eso sirvió para que las restantes marcas fueran más cuidadosas y cumplieran al pie de la letra la reglamentación exigida por las autoridades, sobre todo lo que tiene que ver con la certificación de emisión de gases, un servicio posventa especializado y la calidad como un componente indispensable así fuera en el segmento masivo”.

Un buen ejemplo de esto fue la ausencia de la marca italiana Vespa (prototipo de la motoclicleta tipo scooter) en Colombia por 20 años. La razón es que antes no existía un servicio posventa bien consolidado, de tal forma que si una pieza de la moto fallaba, se demoraba bastante tiempo en conseguirse, y eso obligó a los italianos a retirar la marca del mercado.

Para los amantes de este clásico, la buena noticia es que la marca regresó y el servicio posventa ahora es más completo, además abrió la línea de crédito que antes no existía y le apunta al mercado juvenil, en el que ha tenido mucha acogida, especialmente en el público universitario.

La premisa es que nunca desaparecerán del mercado. Siempre habrá un público deseoso de tener una moto estacionada en su garaje como herramienta de trabajo cómoda y económica o simplemente como una pasión reservada a los fines de semana y para darse un paseo con los amigos.

Por Sandra del Castillo

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