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Un piloto hecho a pulso

Juan Sebastián Arenas no tiene un papá rico y por eso ha recurrido a podar pastos, limpiar piscinas y ser mecánico para poder correr. La BMW le echó el ojo y le ayudará a dar el paso al automovilismo este año.

Diego F. Mejía
22 de febrero de 2008 - 05:49 p. m.

Cada día de las brujas en Colombia se encuentran por las calles niños disfrazados de Juan Pablo Montoya pidiendo dulces y cantando el triqui-triqui-Halloween. Muchos de ellos ven en el piloto nacional un ídolo y tal vez sueñan con poder ser como él algún día.

El sueño, por lo general, dura muy poco; exactamente hasta cuando sus papás descubren que los deportes a motor son supremamente costosos. Hay, sin embargo, padres que tienen la posibilidad de financiar el sueño y otros que hasta hipotecan la casa apostándole al talento de sus hijos.

Sin embargo, casos como el de Juan Sebastián Arenas, hay muy pocos. A sus 18 años, él de alguna forma recuerda los inicios de la meteórica carrera de Michael Schumacher, quien tuvo que trabajar como mecánico para poder pasar de los karts al automovilismo.

Juan Sebastián se interesó en los karts por primera vez después de que su familia tuviera que trasladarse a los Estados Unidos en busca de un mejor futuro. Cuando la fiebre de los karts llegó, Jairo no tenía cómo financiar el deporte escogido por su hijo.

“Yo quise empezar a correr, pero mi papá no tenía la plata para comprarme un kart”, cuenta Juan Sebastián. “Entonces yo comencé a hacer trabajos para los vecinos, como cortarles el pasto, limpiarles las piscinas, y conseguí un contrato con toda mi cuadra para trabajar todos los fines de semana haciéndome mis ahorros. Después compré un tractor para cortar el pasto más rápido. Luego compré un carro muy barato, lo arreglé y revendí bien, antes de aprender a hacer la mecánica de los karts. Ahora los equipos grandes de karts acá en los Estados Unidos me llaman para trabajar para ellos y tengo un buen sueldo para pagar mis carreras”.

Piloto y mecánico

La carrera deportiva de Juan Sebastián arrancó a sus 14 años en los karts y en dos ocasiones ha sido elegido gracias a sus buenos resultados para competir en la final mundial de la Easykart en Italia. En 2006 fue séptimo entre más de 70 pilotos de todo el mundo y el año pasado fue subcampeón panamericano y nacional en los Estados Unidos en la misma Easykart.

A todas estas carreras ha asistido como piloto y mecánico, condición que poco se ve para alguien de su edad, ya que la mayoría de niños que corren en karts cuentan al menos con un mecánico y un preparador. Juan Sebastián tenía por lo general cómo financiarse sus viajes, pero nada más.

“Él siempre ha sido su propio mecánico”, cuenta su padre, Jairo. “Esa es la gran diferencia con los otros pilotos. Él no ha tenido equipos grandes de ayudantes ni nada para poder salir adelante. Él hasta ha recogido partes de la basura, las ha arreglado y las ha usado para ganar”.

Hace un par de años, Pablo Montoya invitó a Juan Sebastián a correr el campeonato Panamericano de la Easykart, al lado de otros pilotos que llevaban todo un grupo de mecánicos y preparadores. Juan Sebastián se hizo en un rincón de la carpa en la que estaba su grupo, trabajó solo preparando su kart y por poco se lleva el título de campeón panamericano.

“Después de eso, Pablo Montoya me decía un día: ‘Esto no hay que decírselo a él, pero es un duro, un berraco”, afirma su padre Jairo.

Talento avalado

Ganas de ser el mejor piloto del mundo no le faltan a Juan Sebastián. Eso está muy claro. Pero él no es sólo pasión por el pilotaje y las carreras. Su talento lo ha ido desarrollando y acompañado de esas ganas ha llegado a tocar puertas que se han abierto por primera vez para un piloto colombiano.

En diciembre del año pasado consiguió, en Valencia, España, ser elegido entre aspirantes de toda América como uno de los cuatro pilotos que BMW apoyará con una beca equivalente a parte del presupuesto para correr en la Fórmula BMW Américas.

Por esta categoría pasaron ya otros pilotos nacionales como Sebastián Saavedra, Steven Guerrero y Federico Montoya, pero es la primera vez que un colombiano correrá este campeonato ‘apadrinado’ por la organización que ya ha avalado su talento.

Sin embargo, la participación de Juan Sebastián aún no está garantizada. A punta de mecánica y cortar pastos no podrá recaudar la parte del presupuesto que la beca no cubre. Hay un déficit de unos buenos miles de dólares que está buscando tanto en Estados Unidos como en Colombia.

Hay varios equipos tras sus servicios, pero todos necesitan que él consiga la parte faltante del presupuesto, tarea en la que está no solamente contra el tiempo, sino contra otros tantos pilotos colombianos que están en la misma situación.

Su padre Jairo hasta ha pensado en hipotecar su casa, como lo hiciera Pablo Montoya en 1994 para que Juan Pablo pudiera iniciar su carrera en el automovilismo internacional tomando un vuelo de carga hacia Miami para correr en la Barber Saab.

Los Montoya superaron muchos obstáculos para llegar a la Fórmula Uno y los Arenas saben que el camino es largo y duro, pero Juan Sebastián hará lo que tenga que hacer para seguir abriéndose puertas.

Por Diego F. Mejía

 

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