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Aunque muchas personas se acercan al yoga por motivos físicos —como dolores musculares, rigidez o problemas lumbares—, esta práctica aporta otros beneficios que ayudan al bienestar integral. Las posturas, por ejemplo, favorecen la circulación abdominal, pero al combinarlas con las técnicas de respiración adecuadas, también ayudan a relajar el cuerpo y a reducir la percepción general del dolor.
Para las mujeres, estos efectos pueden ser incluso más útiles, ya que el yoga acompaña distintos momentos de sus vidas, ayudando a su desarrollo físico y emocional y adaptándose a sus necesidades.
Beneficios del yoga en las mujeres
Equilibrio a nivel hormonal y alivio del dolor
Los cambios hormonales acompañan a todas las mujeres durante gran parte de su vida, desde que comienza la pubertad hasta la llegada de la menopausia. El yoga puede ayudar a sobrellevar algunos de los síntomas que aparecen con estos cambios, como los cólicos menstruales, la hinchazón, los cambios de humor o ciertas alteraciones y erupciones en la piel.
Para hacernos una idea, este video enseña una rutina de yoga enfocada en los días de cólicos menstruales:
Durante etapas de embarazo y posparto
Algunas rutinas incluyen posturas específicas para preparar el cuerpo para la concepción. Esto se conoce como yoga prenatal y, durante el embarazo, se utiliza como apoyo para mejorar la flexibilidad, fortalecer los músculos y facilitar la relajación y la manera de respirar durante el parto.
Estos ejercicios también pueden aliviar molestias frecuentes en esta etapa, como dolor en la espalda o mareos.
Después del nacimiento del bebé, el yoga puede apoyar la recuperación posparto: permite trabajar el torso, recuperar la fuerza y resistencia que se redujeron durante el parto, y ayuda a regular el estrés y las emociones. Para muchas madres primerizas puede servir para reconectar con su cuerpo en medio de una etapa de tantos cambios.
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En la salud integral: cuerpo y mente
Además de la movilidad y fuerza, el yoga puede apoyar la circulación, la salud del corazón e incluso aportar en contextos de tratamientos médicos complejos o extensos. También existen rutinas o secuencias nocturnas diseñadas para preparar el cuerpo y la mente para el descanso, logrando que el sueño sea más reparador.
En todos los casos, esa conexión con la respiración, con el movimiento consciente y con el cuerpo en sí, es una herramienta para aprender a gestionar las emociones y regular el estrés que se carga a diario. La práctica frecuente también beneficia el equilibrio, la elasticidad y el desarrollo de la postura.
Eso sí, como cualquier disciplina corporal, el yoga es un proceso. No todas las posturas se adaptan a nuestro nivel, y es importante avanzar poco a poco. Por eso, siempre es recomendable contar con la guía de un profesional y consultar con un médico cuando sea necesario, especialmente al empezar o durante etapas especiales como el embarazo o el posparto.
Esta nota tiene como respaldo la información difundida por la plataforma de bienestar Calm, cuyos contenidos han sido revisados por su especialista, el doctor Chris Mosunic.
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