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En medio del auge de las redes sociales y de cómo la comunicación se ha transformado a lo digital, hay un problema silencioso que niños, jóvenes y adultos viven a diario con el uso del celular: la baja autoestima.
Con las vidas perfectas que se proyectan en redes sociales, los cuerpos de ensueño que enseñan en las plataformas digitales y la belleza artificial que deja en el imaginario que esa es la verdad, queda un efecto psicológico que va más allá de la pantalla.
Para Nasly Fernández, psicóloga clínica, especialista en infancia, adolescencia y familia, y fundadora del proyecto de salud mental Psicología In House, los efectos negativos que tienen los filtros y la inteligencia artificial sobre los cuerpos tienen altas repercusiones.
“Se asocian con la dismorfia dónde la manera en la que se perciben las personas se distorsiona y pueden verse al espejo con mayor volumen, a pesar de comer de forma saludable o de hacer ejercicio, esto no es suficiente, porque consideran que la belleza se relaciona en muchas ocasiones con la delgadez extrema“, dice Fernández.
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Nuestra imagen se debería relacionar a sentirnos saludables física y emocionalmente, que los cambios que queramos hacer se centren principalmente en nuestro bienestar y tranquilidad.
Nasly Fernández
Seguir vidas perfectas en redes y compararse con sus rutinas estereotipadas, generan emociones negativas que llevan a tener comportamientos que pueden ser dañinos, sobre esto, Fernández agrega que: “revisar de forma constante redes de personas que para nosotros son nuestro ideal puede desencadenar conductas compensatorias con ejercicio excesivo, con dietas estrictas o comportamientos relacionados con diferentes trastornos alimenticios”.
De acuerdo con Unilever y Dove, en su más reciente estudio de belleza: The Real State of Beauty Report, una de cada tres niñas y mujeres se siente presionada para alterar su apariencia debido a lo que ven en línea, incluso cuando saben que es falso o generado por IA.
“La belleza es una historia, pero cuando esa historia —estrecha y estereotipada— se repite de forma masiva en redes sociales, corre el riesgo de convertirse en la única historia”, afirma Juan Carlos Lara, director de Edumedio y ejecutor del Proyecto para la Autoestima Dove.
Frente a este efecto devastador de las redes, los profesionales de la salud concuerdan en que, sin duda, las redes sociales han amplificado los estándares estéticos poco realistas, que a menudo son generados y reforzados por los filtros y las herramientas con IA.
“Esto ha incrementado la presión por cumplir ideales de belleza inalcanzables, afectando no solo la autoestima, sino también generando un malestar profundo, ansiedad y sentimientos de culpa cuando las personas no logran cumplir esas expectativas”, afirma Mónica Caballero, psicóloga clínica y magíster en psicología clínica y de la salud y magíster en psicoterapia cognitivo conductual.
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Un “me gusta” puede ser la puerta de entrada a la ansiedad por validación digital, como lo afirma Natalia Izquierdo Álvarez, psicóloga clínica, magíster en Pensamiento Existencial y Logoterapia y escritora e investigadora en temas de exposición digital, creatividad y salud mental quien afirma que este problema “está directamente relacionada con el sistema dopaminérgico del cerebro: los “likes” funcionan como micro recompensas que refuerzan la conducta de exposición”.
Así impacta la inteligencia artificial en la autoestima
La comparación social es un proceso natural, pero las redes sociales lo intensifican al exponer a las personas a una versión cuidadosamente editada de la vida de los demás.
Muchos adultos comparan su productividad, estilo de vida o relaciones con figuras públicas o personas influyentes que proyectan rutinas irreales, cuerpos moldeados digitalmente o relaciones “perfectas”.
“Esto puede llevar a autoexigencia extrema, autocrítica constante y culpabilización por no alcanzar esos estándares. En adolescentes, la presión por cumplir con estos ideales no solo genera ansiedad y baja autoestima, sino que puede llevar a tomar riesgos innecesarios y poco saludables, como seguir dietas extremas, participar en retos virales peligrosos o asumir comportamientos que no reflejan su identidad real, todo con el fin de encajar”, agrega Caballero.
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En esa constante, por buscar aprobación, la exigencia crea una autoestima condicionada. “Muchos pacientes, tanto adolescentes como adultos, desarrollan ansiedad por no recibir la validación esperada y se sienten culpables o insuficientes cuando sus publicaciones no generan la respuesta deseada”, afirma.
Según el estudio global “The Real State of Beauty Report” de Dove:
- En 2025, el 90 % del contenido online será generado por IA.
- 1 de cada 3 niñas y mujeres siente presión para alterar su apariencia, por lo que ve en línea.
- 9 de cada 10 han estado expuestas a contenido nocivo sobre belleza.
- El 63 % no se siente satisfecha con su apariencia.
Para Izquierdo, “la comparación en redes sociales puede provocar dependencia emocional y adicción al entorno digital como forma de validación externa. La presión no proviene solo del entorno, sino también de una imagen interna construida en función de filtros, retoques y expectativas digitales”.
La necesidad compulsiva de aprobación y la comparación constante son mecanismos psicológicos dañinos que las redes sociales han amplificado enormemente.
“El cerebro no siempre distingue entre una realidad manipulada y una auténtica, lo que deja al usuario emocionalmente expuesto e impide reconocerse como realmente es: bellamente imperfecto, transitando la vida hacia un envejecimiento digno”, agrega Izquierdo.
El mundo digital no es el enemigo de la estabilidad emocional humana; el verdadero riesgo está en perderse la vida que ocurre en el contacto real y compasivo con uno mismo y con el entorno.
Natalia Izquierdo
El rol de los padres
Padres y educadores cumplen un rol central en la prevención de los efectos nocivos del uso excesivo de redes sociales y del impacto que tiene la Inteligencia Artificial en la autoestima de sus hijos.
“No se trata solo de limitar el tiempo en pantalla, sino de generar conversaciones que permitan comprender qué están viendo los jóvenes, cómo lo interpretan y cómo se sienten al respecto. Además, es clave que modelen una relación sana con su propia imagen y con la tecnología”, recomienda Caballero, quien además afirma que reforzar la escucha empática, la confianza y la conexión emocional es clave para prevenir complicaciones.
Entonces, ¿cómo se puede trabajar en la autoestima?
De acuerdo con Fernández, una herramienta que favorece la autoestima es la compasión: “se debe aprender a ser compasivos con nosotros mismos, desde el amor, el respeto, la validación y entendiendo que son justamente nuestras imperfecciones las que nos vuelven perfectos”, y agrega que evitar palabras peyorativas para referirse a sí mismos y las comparaciones hacen un trabajo de diálogo interno más efectivo.
La profesional Izquierdo agrega que es clave enseñar cómo funcionan los filtros para quitar la percepción de perfección que crean las redes: “A esto se suma el trabajo cognitivo-conductual, que permite identificar y reformular pensamientos distorsionados como “si no tengo likes, no valgo” o “ella es mejor que yo porque se ve as픓.
Finalmente, Domenico Filauri, gerente general de Unilever para Colombia y Andina, destaca cómo las marcas deben encontrar el valor de transformación social enfocada en la promoción de la “Belleza real” en el hogar, en el mundo laboral, en las redes y en las aulas.
Y afirma que: “Con campañas pioneras y programas educativos, hemos puesto en evidencia los efectos perjudiciales de los estándares irreales en la autoestima. Hoy, con el auge de la IA y la inmediatez de las redes sociales, es más urgente que nunca seguir impulsando esta agenda y empoderar a más actores para lograr soluciones colectivas y sostenibles”.
Aunque se crea que los adultos son menos vulnerables a las comparaciones y los estereotipos en redes sociales, los comportamientos que vulneran la autoestima impactan poco a poco en su cotidianidad, por lo que el trabajo por mantener la belleza real y la transparencia en los entornos digitales es clave para tener una mente y un cuerpo sano.
