La recuperación después del parto es un proceso que se da de forma gradual. El útero sigue contrayéndose para volver a su tamaño normal, y estas contracciones ayudan a reducir el sangrado que se produce. Al principio, es normal que se tenga un flujo más abundante y, con él, algunos coágulos pequeños (cosa que va disminuyendo con el tiempo).
Según especialistas del portal MedlinePlus, la primera etapa de recuperación ocurre durante las primeras 24 horas tras un parto vaginal, periodo en que la mamá, generalmente, permanece en el hospital para descansar, recibir apoyo con la lactancia y una supervisión del personal médico.
Pero, ¿cuánto tiempo tarda en recuperarse por completo el cuerpo de la mujer luego de dar a luz? En esta nota le explicamos un poco.
El sangrado que mencionamos antes, que en realidad se llama “loquio”, puede durar varias semanas. Según el portal web del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz, en España, puede mantenerse entre cuatro y seis semanas si el proceso fue un parto vaginal. En general, la cicatrización se da en un periodo entre seis y ocho semanas.
En cambio, si fue un parto por cesárea, que es una cirugía abdominal, la recuperación suele extenderse entre ocho y doce semanas, con cuidados especiales en la cicatriz y mucha más precaución en la movilidad.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), durante el primer día y las revisiones posparto, es importante controlar signos vitales, sangrado, dolor, la función urinaria e intestinal, y la curación de cualquier herida perineal.
Y, en cuanto a la cesárea, la cicatriz de la cirugía debe mantenerse limpia y seca; recordemos que los puntos absorbibles suelen caerse solos. Pasadas dos o tres semanas, se puede empezar a hidratar la cicatriz para favorecer la elasticidad de la piel, según recomienda el hospital citado en esta nota. Por otra parte, la reeducación del suelo pélvico también es importante tras el procedimiento, pues el embarazo ejerce presión sobre esta zona aunque no haya habido desgarros directos.
Qué se recomienda para la mejoría
En las primeras semanas, la energía puede ser baja por el trabajo que ha realizado el cuerpo. Por ende, es normal sentir fatiga, dolor en el perineo, sensibilidad mamaria y molestias en la zona del útero.
La OMS aconseja realizar revisiones periódicas y mantener hábitos que apoyen la recuperación, como la alimentación rica en fibra, una buena hidratación, descansar y evitar esfuerzos físicos hasta que el cuerpo esté listo. Levantar peso —más allá del propio bebé— debe evitarse durante al menos seis y ocho semanas.
Por el sangrado producido, es importante mantener la higiene de la zona íntima con compresas de algodón, hacer lavados diarios con gel neutro y secado suave también ayuda a prevenir infecciones. Si hubo episiotomía o desgarros, es recomendable que se use ropa holgada y medidas como aplicar frío local para aliviar la inflamación. También se recomiendan baños con agua tibia, pero, en cualquier caso, la indicación debe estar respaldada por un profesional.
La lactancia, por ejemplo, también contribuye. Cuando el bebé se prende al pecho y succiona, esa acción envía señales al cuerpo de la madre que hacen que se libere la oxitocina y provoca que el útero se contraiga, ayudándolo a volver más rápido al tamaño que tenía antes del embarazo.
Otro apunte importante es que, gracias a esto, se comprimen los vasos sanguíneos que quedan abiertos tras el parto. Por eso, amamantar en las primeras horas y días puede contribuir a que la recuperación del cuerpo sea más rápida.
Por último —y como otra de las preguntas frecuentes—, la reanudación de la vida sexual depende de la cicatrización y del bienestar de la madre. No hay una fecha exacta para ello.
No obstante, hay que recordar que cada cuerpo es distinto, y los tiempos de recuperación pueden variar. Esta información ofrece una orientación general y no reemplaza la consulta con profesionales de la salud.
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