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Muchas veces, cuando sostenemos conversaciones difíciles, las situaciones puede terminar en reclamos, peleas, desgaste emocional y un círculo de problemas sin terminar. Pero el problema no radica en lo que queremos decir, sino en la forma de hacerlo: hablar desde la impulsividad, el dolor, la rabia, o desde el miedo a incomodar, suele bloquear la posibilidad de ser escuchados y entendidos.
Aquí entra la comunicación asertiva, una habilidad que, al desarrollarse, permite expresar nuestros pensamientos, emociones y necesidades de manera directa, respetuosa y con claridad, sin caer en la agresividad, pero tampoco en la pasividad. Esto, además, logra disminuir la ansiedad y mejora el bienestar y la comunicación en las relaciones de cualquier clase.
Aprender a poner límites sin atacar al otro
Dentro de las herramientas que buscan llevar la asertividad a la práctica cotidiana está la técnica NEMO, que ayuda a manejar conversaciones complicadas sin perder el respeto ni el foco de lo que queremos decir. Pero el objetivo no es “tener la razón”, sino mejorar la calidad de nuestras discusiones.
Podemos elaborar el esquema de forma mental o utilizar papel y lápiz para facilitar el proceso. Su nombre, que podemos recordar por el pequeño pececito de Disney, corresponde a cuatro pasos que orientan la forma de expresarnos:
- Nombre: identificar a la persona y la conducta concreta que nos genera incomodidad. Hay que alejarnos de las críticas personales hacia el otro.
- Emoción: comunicar cómo nos hace sentir esa situación, nombrando la emoción con plena honestidad.
- Motivo: explicar por qué nos lastima, incomoda o causa algún impacto en nosotros. Es importante explicar el contexto para ser escuchados y comprendidos.
- Objetivo: plantear qué nos gustaría que ocurriera de ahora en adelante para mejorar la relación.
Por ejemplo...
Este esquema o método funciona como una pausa consciente antes de hablar. En lugar de reaccionar desde el impulso, nos da espacio para ordenar las ideas y las emociones, expresar el mensaje con mayor claridad y hacer un poco más pequeña o llevadera la carga de confrontación.
Así, la conversación se inclina más hacia la comprensión, la búsqueda de soluciones, y no hacia el choque de ideas entre las personas. Puede aplicarse tanto en conversaciones de pareja como en situaciones laborales o familiares en donde surgen roces.
Algunos beneficios de la técnica NEMO
Principalmente, ayuda a gestionar las emociones antes de que se desborden. De ese beneficio general se desprenden otros, como que promueve diálogos más claros y respetuosos, que fomenta la empatía al permitir que ambas partes comprendan la dimensión emocional de sus acciones y palabras, y que refuerza la capacidad de poner límites saludables sin culpa, sin agresividad.
Claro: practicar la comunicación asertiva no evita que existan desacuerdos, pero, al menos, transforma la manera en que los enfrentamos. Decir lo que sentimos desde la calma puede ser el primer paso para reducir el estrés diario y construir vínculos más sanos y duraderos.
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