'A refundar el progresismo'

El petrismo ha empezado a mover sus fichas para las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de la juntas administradoras locales que se realizarán el próximo año. Sin embargo, cada vez es más clara la ruptura que existe entre el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y un sector importante de progresistas elegidos que, hoy por hoy, no están dispuestos a abandonar la Alianza Verde y sus curules para refundar el Progresismo. Todo con la única promesa de seguir a Petro.

La propuesta han empezado a ambientarla Petro y Guillermo Jaramillo en diversos espacios y consiste en revivir el movimiento ciudadano que lo llevó a la Alcaldía, aprovechando las simpatías de las llamadas nuevas ciudadanías, que llenaron plazas en rechazo a la decisión del procurador Alejandro Ordóñez de destituir e inhabilitar Petro. Una situación que implicaría para muchos empezar de cero, renunciar a sus compromisos políticos y a sus cargos en dos meses (un año antes de las inscripciones electorales de 2015). Parece que la distancia entre Petro y la mayoría de progresistas elegidos en cargos de elección popular va más allá del acuerdo programático con el Partido Liberal, en respaldo del proceso de paz, que unos firmaron, antes de la segunda vuelta presidencial.

Por eso, incluso algunos de los más cercanos dicen que no le juegan a revivir Progresistas y que si bien respaldan la Bogotá Humana del alcalde, siguen creyendo que hay que construir colectivamente y no salir corriendo detrás de la figura de un caudillo. Esa es la posición del concejal William Moreno, quien ya tomó el riesgo de irse con Petro cuando era edil de la localidad de Suba por el Polo Democrático y para quien la propuesta de refundar el movimiento petrista tiene origen en varios cálculos políticos que no resultaron:

Cuando Antonio Navarro salió de la Secretaría de Gobierno, empezó a cumplir una tarea que tuvo el respaldo absoluto del alcalde Petro: liderar una convergencia de todos los sectores democráticos y alternativos del país, en busca de una unidad que permitiera una candidatura única a la Presidencia. En esa búsqueda, Navarro tuvo acercamientos con Sergio Fajardo, José Antonio Ocampo, Cecilia López, Clara López y hasta con Jorge Enrique Robledo. Se habló de Pido la Palabra, pero al final lo único que cuajó fue la fusión con el Partido Verde, que permitió sumar fuerzas para afrontar el nuevo umbral de las elecciones a Congreso. Dentro de la Alianza Verde la apuesta era clara: que tanto los verdes cercanos a Navarro y a la historia del M-19 como los progresistas de Petro podían constituir una mayoría que terminara tomándose el Partido Verde y aburriendo a Enrique Peñalosa, tanto, que saliera corriendo de ese escenario como lo hizo Alfonso Prada.

Pero el cálculo les falló. Peñalosa no se fue y por el contrario se sometió a la posibilidad de participar en una consulta interna. Por esos días, ante la realidad política que implicaba el Congreso, Navarro desistió en su idea de ser candidato presidencial y se lanzó al Senado. Esta decisión le despejó el camino a Peñalosa, quien ganó ampliamente la consulta interna. Los progresistas ya habían decidido desconocer la consulta interna de la Alianza Verde.

Petro y Navarro empezaron a distanciarse y el primero a decir que no tenía movimiento. Por eso pensó en su retirada. “Ahora el alcalde dice que no hace parte de la Alianza Verde y que nosotros cogimos para allá. Yo le dije: No, alcalde, nosotros fuimos parte del camión del trasteo. Fue Guillermo Asprilla quien redactó el documento de la Alianza Verde junto con Antonio Sanguino, no fuimos los concejales”, dice William Moreno.

En la misma orilla, aunque mucho más cercana al alcalde Petro, está la concejal Diana Alejandra Rodríguez: “Yo a Petro lo acompaño, pero no estoy de acuerdo en que diga ‘me voy, entonces’. Y se lo dije: no apoyo este tipo de salidas tan aceleradas. Yo no le apuesto a la salida de la Alianza Verde. Creo más en la construcción de un partido político, en la idea de convertirnos en una tendencia mayoritaria. Hay que ser serios, somos ocho concejales y los verdes son cinco”.

Ese último punto también lo comparte el concejal Carlos Vicente de Roux, quien era muy cercano al alcalde y ahora se margina hasta de las reuniones de bancada del Concejo de Bogotá con Petro: “Nosotros hicimos un proceso de fusión que hay que respetar”. Ahora, para De Roux, Petro tiene una dimensión caudillista demasiado imponente: “se ha hecho evidente a mi modo de ver que el proyecto progresista es un proyecto centrado hasta la médula en su figura, en eso se parece mucho a Álvaro Uribe. A Petro no le gusta la construcción de una organización política que le haga contrabalance a su fuerza”. Por su parte, el concejal Yesid García, quien ha defendido a capa y espada la Bogotá Humana en el Concejo, señala que a él no le han hecho la propuesta de dejar su curul para irse detrás de Petro, pero que por ahora es consciente de que es parte de la Alianza Verde.

Así las cosas, a diferencia de las segundas ediciones que suelen venir recargadas, esta nueva edición de Progresistas vendría descargada, porque no va a contar con un número importante de progresistas elegidos, como Carlos Vicente de Roux, María Fernanda Rojas, Angélica Lozano, Carlos Roberto Sáenz, Diego García, William Moreno y Antonio Navarro. Al parecer, el convencimiento de Gustavo Petro de ser la posibilidad de transformación política del país lo ha alejado de varios de sus aliados que hoy quieren construir colectivos políticos y no inflar líderes.

nherrera@elespectador.com

@Natal1aH

El petrismo ha empezado a mover sus fichas para las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de la juntas administradoras locales que se realizarán el próximo año. Sin embargo, cada vez es más clara la ruptura que existe entre el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, y un sector importante de progresistas elegidos que, hoy por hoy, no están dispuestos a abandonar la Alianza Verde y sus curules para refundar el Progresismo. Todo con la única promesa de seguir a Petro.

La propuesta han empezado a ambientarla Petro y Guillermo Jaramillo en diversos espacios y consiste en revivir el movimiento ciudadano que lo llevó a la Alcaldía, aprovechando las simpatías de las llamadas nuevas ciudadanías, que llenaron plazas en rechazo a la decisión del procurador Alejandro Ordóñez de destituir e inhabilitar Petro. Una situación que implicaría para muchos empezar de cero, renunciar a sus compromisos políticos y a sus cargos en dos meses (un año antes de las inscripciones electorales de 2015). Parece que la distancia entre Petro y la mayoría de progresistas elegidos en cargos de elección popular va más allá del acuerdo programático con el Partido Liberal, en respaldo del proceso de paz, que unos firmaron, antes de la segunda vuelta presidencial.

Por eso, incluso algunos de los más cercanos dicen que no le juegan a revivir Progresistas y que si bien respaldan la Bogotá Humana del alcalde, siguen creyendo que hay que construir colectivamente y no salir corriendo detrás de la figura de un caudillo. Esa es la posición del concejal William Moreno, quien ya tomó el riesgo de irse con Petro cuando era edil de la localidad de Suba por el Polo Democrático y para quien la propuesta de refundar el movimiento petrista tiene origen en varios cálculos políticos que no resultaron:

Cuando Antonio Navarro salió de la Secretaría de Gobierno, empezó a cumplir una tarea que tuvo el respaldo absoluto del alcalde Petro: liderar una convergencia de todos los sectores democráticos y alternativos del país, en busca de una unidad que permitiera una candidatura única a la Presidencia. En esa búsqueda, Navarro tuvo acercamientos con Sergio Fajardo, José Antonio Ocampo, Cecilia López, Clara López y hasta con Jorge Enrique Robledo. Se habló de Pido la Palabra, pero al final lo único que cuajó fue la fusión con el Partido Verde, que permitió sumar fuerzas para afrontar el nuevo umbral de las elecciones a Congreso. Dentro de la Alianza Verde la apuesta era clara: que tanto los verdes cercanos a Navarro y a la historia del M-19 como los progresistas de Petro podían constituir una mayoría que terminara tomándose el Partido Verde y aburriendo a Enrique Peñalosa, tanto, que saliera corriendo de ese escenario como lo hizo Alfonso Prada.

Pero el cálculo les falló. Peñalosa no se fue y por el contrario se sometió a la posibilidad de participar en una consulta interna. Por esos días, ante la realidad política que implicaba el Congreso, Navarro desistió en su idea de ser candidato presidencial y se lanzó al Senado. Esta decisión le despejó el camino a Peñalosa, quien ganó ampliamente la consulta interna. Los progresistas ya habían decidido desconocer la consulta interna de la Alianza Verde.

Petro y Navarro empezaron a distanciarse y el primero a decir que no tenía movimiento. Por eso pensó en su retirada. “Ahora el alcalde dice que no hace parte de la Alianza Verde y que nosotros cogimos para allá. Yo le dije: No, alcalde, nosotros fuimos parte del camión del trasteo. Fue Guillermo Asprilla quien redactó el documento de la Alianza Verde junto con Antonio Sanguino, no fuimos los concejales”, dice William Moreno.

En la misma orilla, aunque mucho más cercana al alcalde Petro, está la concejal Diana Alejandra Rodríguez: “Yo a Petro lo acompaño, pero no estoy de acuerdo en que diga ‘me voy, entonces’. Y se lo dije: no apoyo este tipo de salidas tan aceleradas. Yo no le apuesto a la salida de la Alianza Verde. Creo más en la construcción de un partido político, en la idea de convertirnos en una tendencia mayoritaria. Hay que ser serios, somos ocho concejales y los verdes son cinco”.

Ese último punto también lo comparte el concejal Carlos Vicente de Roux, quien era muy cercano al alcalde y ahora se margina hasta de las reuniones de bancada del Concejo de Bogotá con Petro: “Nosotros hicimos un proceso de fusión que hay que respetar”. Ahora, para De Roux, Petro tiene una dimensión caudillista demasiado imponente: “se ha hecho evidente a mi modo de ver que el proyecto progresista es un proyecto centrado hasta la médula en su figura, en eso se parece mucho a Álvaro Uribe. A Petro no le gusta la construcción de una organización política que le haga contrabalance a su fuerza”. Por su parte, el concejal Yesid García, quien ha defendido a capa y espada la Bogotá Humana en el Concejo, señala que a él no le han hecho la propuesta de dejar su curul para irse detrás de Petro, pero que por ahora es consciente de que es parte de la Alianza Verde.

Así las cosas, a diferencia de las segundas ediciones que suelen venir recargadas, esta nueva edición de Progresistas vendría descargada, porque no va a contar con un número importante de progresistas elegidos, como Carlos Vicente de Roux, María Fernanda Rojas, Angélica Lozano, Carlos Roberto Sáenz, Diego García, William Moreno y Antonio Navarro. Al parecer, el convencimiento de Gustavo Petro de ser la posibilidad de transformación política del país lo ha alejado de varios de sus aliados que hoy quieren construir colectivos políticos y no inflar líderes.

nherrera@elespectador.com

@Natal1aH