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“Me siento libre y feliz”. Así se declaró Francisco Uribe Noguera luego de oír la decisión del juez 46 del Circuito de Bogotá, quien los absolvió a él y a su hermana, Catalina, de las acusaciones de la Fiscalía: ocultamiento de información y obstrucción a la justicia para tratar de favorecer a su hermano, Rafael, por el asesinato de Yuliana Samboní, ocurrido el 4 de diciembre de 2016 y por el que purga una pena de 58 años de prisión. Sin embargo, la decisión está lejos de ser el punto final, pues si bien los hermanos salieron bien librados en primera instancia, la Fiscalía está convencida de su culpabilidad y anunció que apelará.
Aunque el juez del caso concluyó que Francisco y Catalina Uribe Noguera no tuvieron intención de entorpecer la investigación, ya que informaron dónde estaba su hermano y dónde había escondido el cuerpo de la niña, para la Fiscalía ese no es el punto central de la discusión. De acuerdo con la entidad, la responsabilidad radica en que, a pesar de que los acusados sabían que las autoridades estaban buscando al secuestrador de Yuliana Samboní, ellos decidieron internar primero a su hermano en una clínica y eliminaron la aplicación de Whatsapp de su celular, que podría contener información valiosa para la investigación.
La absolución
Independientemente del desacuerdo de la Fiscalía, el análisis y los argumentos que expuso el juez para desvirtuar cada una de las acusaciones y justificar su decisión parecen sólidos. “El despacho no encuentra que se haya cometido favorecimiento. ¿En qué favorecieron a Rafael? Pudieron desaparecer el zapato de la niña que estaba en la camioneta, sacar su cuerpo del apartamento, alterar la escena de crimen, pero nada de esto ocurrió”, indicó.
Añadió que, en principio, los hermanos no sabían que Rafael Uribe Noguera era el perpetrador de un crimen. Luego, al encontrarlo y establecer que estaba en malas condiciones de salud, “actuaron conforme lo haría una persona de inteligencia promedio: lo trasladaron a un centro asistencial, no a un aeropuerto, a una finca o a un lugar lejano de las autoridades”. El juez concluyó que, en últimas, fue el mismo Francisco Uribe quien entregó a su hermano.
Para rematar, respecto a la acusación de la Fiscalía relativa a la eliminación de mensajes de los teléfonos celulares de los procesados el día del crimen, el juez consideró que, al no conocer qué “decían”, los mismos no sirven como elemento probatorio, pues la información que podrían contener es mera especulación.
Pese a la posición del funcionario judicial, otra cosa piensa el ente acusador. Sin bien sabe que la ley respaldaba la decisión de los hermanos de no denunciar a su pariente, los investigadores creen que desde que los hermanos Uribe Noguera encontraron a Rafael hasta que dieron aviso a las autoridades pasó suficiente tiempo para buscar que el delincuente no respondiera por sus actos. Por eso insiste en que los procesados debieron acudir primero a las autoridades. Bajo estos argumentos seguramente estructurará la apelación, que el Tribunal Superior de Bogotá analizará.
No obstante, parece que existen más argumentos a favor de la inocencia de Francisco y Catalina que de la culpabilidad, la cual la Fiscalía no pudo probar en primera instancia. Por ejemplo, la Procuraduría dijo que, independientemente del fatal desenlace, para el momento de los hechos no existía una orden de captura en contra del confeso asesino, por lo que ellos no estaban obligados a dar aviso a las autoridades sobre sus movimientos. Además, el estado de salud de Rafael Uribe era suficiente para trasladarlo a un centro asistencial, por tratarse de una urgencia vital.
En cuanto al reproche por borrar la información de los teléfonos celulares, el contraargumento de la defensa siempre fue que la Fiscalía lo descubrió porque fueron los familiares de Rafael quienes entregaron sus equipos móviles. Además, si bien borraron las conversaciones y la aplicación de mensajería, la información nunca desapareció de los equipos, sino que la Fiscalía no supo cómo extraerla.
Por todo esto es que, pese al anuncio de la apelación del fallo absolutorio, algunos abogados que siguieron de cerca el proceso se aventuran a pronosticar que, como están las cosas, es probable que los magistrados ratifiquen el fallo en segunda instancia, lo que significaría un nuevo revés para el ente acusador. “Respeto la decisión de la Fiscalía, entiendo que es parte de su trabajo, pero me parece que en un país con el 90 % de impunidad los recursos se deben usar razonablemente y esto (la apelación) no me parece una utilización razonable”, concluyó Francisco Uribe al término del juicio.
Por ahora, la Fiscalía tiene cinco días hábiles para radicar el escrito con el que busca refutar la decisión que dejó libres de culpa a los hermanos Francisco y Catalina Uribe Noguera.