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Tal y como lo vaticinan las canciones de la cultura popular sobre este mes, el aguacero de mayo finalmente cayó. Y lo hizo sobre los embalses que componen el sistema de Chingaza, para devolverles el 70 % de sus niveles históricos, algo que no ocurría desde 2022.
La tendencia descendente en los embalses del último año y medio, que incluso provocó el racionamiento de agua, se logró revertir gracias a las precipitaciones de mayo, el cual se convirtió en el segundo más lluvioso en la zona en los últimos treinta años, superado apenas por el mismo mes del año 2000.
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Así lo informó la empresa de Acueducto y Alcantarillado, tras la última revisión en terreno de los embalses de Chuza y San Rafael, que conforman el sistema Chingaza y, del cual, la ciudad y los municipios aledaños obtienen el 50 % del agua que consumen sus habitantes.
De hecho, contrario a los meses anteriores, en donde el embalse de Chuza no lograba superar el umbral del 40 %, el nivel actual reporta el 70 %, incluso superando al de San Rafael (61 %) cuyo nivel siempre había estado por encima de Chuza (el más alejado de la ciudad) debido a la ausencia de lluvias en esa zona concreta del embalse.
No obstante, el pasado mes de mayo superó todas las expectativas y consiguió la tan ansiada meta del 70 % antes de octubre, fecha para la cual estaba estimado este porcentaje de llenado.
Otra noticia positiva recae en el comportamiento de los bogotanos y los municipios aledaños que se surten de los embalses de Chingaza. De acuerdo con el Acueducto, el consumo actual de agua de la capital y la sabana se ubica sobre los 17 m²/s, lo cual está un m2/s por debajo del consumo previo al racionamiento.
Gracias a esto, el levantamiento del racionamiento, que ya cumple dos meses, no afectó la tendencia descendente de los embalses y ahora la situación es bastante mejor que la del año pasado en esta misma fecha.
“Llegamos hasta aquí también gracias al esfuerzo de todos los ciudadanos que se pusieron la camiseta del ahorro, que tuvieron paciencia durante el racionamiento. Haber tomado la medida de restricción, lo que nos permitió fue frenar esa velocidad a la que estábamos disminuyendo el porcentaje de llenado del Sistema Chingaza”, indicó Natasha Avendaño.
Ahora que las lluvias hicieron su trabajo, solo queda en manos de la ciudadanía y los gobernantes tomar las mejores decisiones para no volver a una situación crítica como la del año pasado. Para ello, el ahorro del agua, la conservación y recuperación de ecosistemas, y el freno a la depredación de la sabana mediante el urbanismo acelerado, son tareas vitales e inaplazables.
Hoy el Sistema Chingaza está en más del 70%. Bogotá está viva. https://t.co/JY39hMYmEv
— Carlos F. Galán (@CarlosFGalan) June 14, 2025
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Por Redacción Bogotá
