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Codensa y la Empresa de Energía de Cundinamarca le entregarán a cada hogar un kit con paneles solares, dos baterías, un controlador y un inversor. Pero ¿cómo funciona? Los paneles se instalan en los techos de las viviendas. Estos aprovechan toda la radiación solar y están formados por grupos de células o celdas solares que transforman la energía luminosa en energía eléctrica. No se necesita usar grandes cantidades de agua como ocurre con la luz convencional.
Para Mora, este es un paso que demuestra que el departamento se está preocupando por proyectos sostenibles y amigables con el medio ambiente, pero, sobre todo, que está yendo hasta los sitios más remotos. “Quien usa este tipo de energía tiene que aprender un estilo de vida diferente. Podrán tener luz durante ocho horas en la noche, por lo que los campesinos tendrán que empezar a ahorrarla. No se pueden saturar las baterías”, manifiesta el secretario.
Sandra Pérez, habitante de la vereda El Limón, del municipio de Yacopí, cuenta que tuvo que vivir sin adquirir grandes mercados, porque alimentos como los lácteos y las carnes se le dañaban rápidamente, al no poder tener un refrigerador ni ningún otro electrodoméstico. Hasta hace poco el único medio de comunicación que tenían era un teléfono celular, el cual debían cargar en una vivienda ubicada a más de una hora de camino de su hogar.
Esta ama de casa dice que la costumbre en su vivienda era acostarse a las 7:00 p.m., pues a esa hora no había nada más que hacer. “Eso de hacer mercado, ver novelas, estar ratos en familia, hablar por teléfono o celular son cosas nuevas para nosotros. Por eso es tan importante este proyecto, que me ha parecido muy bonito y útil. A todos los que nos beneficiamos nos cambió por completo la vida”, agrega Sandra. Y realmente les cambió, porque además del kit de energía solar, la Gobernación les entregó electrodomésticos, como neveras y televisores.
Las veredas beneficiadas quedan tan lejos, que ni carro llega. Pero eso no importa, con tal de tener luz. Los campesinos se han involucrado tanto con el proyecto, que ellos mismos han solucionado el problema del traslado de los materiales hasta sus casas, usando sus animales o, incluso llevando los paneles al hombro.
Ahora Sandra espera que otros vecinos de su vereda y campesinos de otros municipios puedan beneficiarse de esta iniciativa, para que por fin disfruten de la luz eléctrica, un invento de 1878 que apenas ahora está llegando a algunos rincones de Colombia.