Albergue para venezolanos: ¿fuera de control?

La inconformidad de algunos venezolanos, trasladados del lote El Bosque (en cercanías de la Terminal del Salitre) a un albergue en Engativá desencadenó ayer una disputa que terminó con la intervención del Esmad. Los conflictos, que se originaron entre los migrantes desde antes de su llegada al resguardo, sumado al malestar por algunas normas como las imposibilidades de recibir donaciones y restricciones como la hora de ingreso, los llevaron al límite.  

El resultado: la intervención al albergue, en el que se incautaron armas cortopunzantes y droga, y se dio con la captura de cuatro venezolanos que ya fueron judicializados. Entre los capturados se encuentra un menor de edad.

Los desmanes comenzaron con el inconformismo de los venezolanos y una pelea entre varios de ellos. Por eso salieron a la calle a protestar por la poca comida que reciben y la norma que les prohíbe recibir ayudas. La situación se salió de control, a tal punto que un grupo se tomó el campamento, destruyó carpas del Distrito y hurtó varios insumos que se encontraban allí.

El balance, además, evidencia que fueron afectadas las cámaras de seguridad y cuatro de los baños portátiles dentro del albergue. Una persona del campamento resultó herida con un elemento cortopunzante, por lo que el secretario de Seguridad, Jairo García, anunció que se procederá a judicializar a quienes incumplan las normas del albergue.

Esto también ocasionó que el Distrito extremara las medidas, en medio del proceso que adelanta para ajustar el manual de convivencia para mejorar las condiciones del albergue. De acuerdo con la secretaria de Integración Social, Cristina Vélez, se instalará un CAI móvil permanente, habrá identificación biométrica en la entrada del lugar y se aumentará la seguridad privada en el interior.

“Hay un principio básico de convivencia para estos migrantes que están llegando a la ciudad y es ‘ayúdate que yo te ayudaré’. Respecto a las personas que no cumplan con las normas de convivencia, haremos los trámites correspondientes con Migración Colombia para que no sigan perturbando el orden en el campamento y la ciudad”, dijo el secretario general, Raúl Buitrago.

Según algunos de los venezolanos que están en el lugar, los problemas se han centrado en dos aspectos. Uno es que desde que llegaron allí no han podido recibir donaciones de personas externas, mientras que al lado del Terminal eran constantes las visitas en que les llevaban ropa y comida. Por el otro están las disputas, pues sumado a las diferencias entre algunos de los migrantes, están las guerras por el poder. Al quedar todos en un mismo lugar, los liderazgos que había en el lote El Bosque han cambiado.

Mientras el Distrito busca medidas para controlar la situación en el albergue, los habitantes del barrio Luis María Fernández insisten en que los venezolanos deben ser reubicados de inmediato, ya que el lugar donde se encuentran no cuenta con las condiciones de salubridad y la seguridad de los vecinos del albergue puede ponerse en riesgo.

La administración advierte que la convivencia es fundamental para que no haya conflictos ni dentro ni fuera del albergue. Si bien se instaló con la intención de brindarles una ayuda a los migrantes, la intención no es ser asistencialistas y, en cambio, ayudarles a encontrar caminos para estabilizarse en la ciudad o seguir su camino hacia otras regiones o países.

También le puede interesar: “Migrantes en EE.UU. y Europa: ¿Por qué los discriminan?” 

La inconformidad de algunos venezolanos, trasladados del lote El Bosque (en cercanías de la Terminal del Salitre) a un albergue en Engativá desencadenó ayer una disputa que terminó con la intervención del Esmad. Los conflictos, que se originaron entre los migrantes desde antes de su llegada al resguardo, sumado al malestar por algunas normas como las imposibilidades de recibir donaciones y restricciones como la hora de ingreso, los llevaron al límite.  

El resultado: la intervención al albergue, en el que se incautaron armas cortopunzantes y droga, y se dio con la captura de cuatro venezolanos que ya fueron judicializados. Entre los capturados se encuentra un menor de edad.

Los desmanes comenzaron con el inconformismo de los venezolanos y una pelea entre varios de ellos. Por eso salieron a la calle a protestar por la poca comida que reciben y la norma que les prohíbe recibir ayudas. La situación se salió de control, a tal punto que un grupo se tomó el campamento, destruyó carpas del Distrito y hurtó varios insumos que se encontraban allí.

El balance, además, evidencia que fueron afectadas las cámaras de seguridad y cuatro de los baños portátiles dentro del albergue. Una persona del campamento resultó herida con un elemento cortopunzante, por lo que el secretario de Seguridad, Jairo García, anunció que se procederá a judicializar a quienes incumplan las normas del albergue.

Esto también ocasionó que el Distrito extremara las medidas, en medio del proceso que adelanta para ajustar el manual de convivencia para mejorar las condiciones del albergue. De acuerdo con la secretaria de Integración Social, Cristina Vélez, se instalará un CAI móvil permanente, habrá identificación biométrica en la entrada del lugar y se aumentará la seguridad privada en el interior.

“Hay un principio básico de convivencia para estos migrantes que están llegando a la ciudad y es ‘ayúdate que yo te ayudaré’. Respecto a las personas que no cumplan con las normas de convivencia, haremos los trámites correspondientes con Migración Colombia para que no sigan perturbando el orden en el campamento y la ciudad”, dijo el secretario general, Raúl Buitrago.

Según algunos de los venezolanos que están en el lugar, los problemas se han centrado en dos aspectos. Uno es que desde que llegaron allí no han podido recibir donaciones de personas externas, mientras que al lado del Terminal eran constantes las visitas en que les llevaban ropa y comida. Por el otro están las disputas, pues sumado a las diferencias entre algunos de los migrantes, están las guerras por el poder. Al quedar todos en un mismo lugar, los liderazgos que había en el lote El Bosque han cambiado.

Mientras el Distrito busca medidas para controlar la situación en el albergue, los habitantes del barrio Luis María Fernández insisten en que los venezolanos deben ser reubicados de inmediato, ya que el lugar donde se encuentran no cuenta con las condiciones de salubridad y la seguridad de los vecinos del albergue puede ponerse en riesgo.

La administración advierte que la convivencia es fundamental para que no haya conflictos ni dentro ni fuera del albergue. Si bien se instaló con la intención de brindarles una ayuda a los migrantes, la intención no es ser asistencialistas y, en cambio, ayudarles a encontrar caminos para estabilizarse en la ciudad o seguir su camino hacia otras regiones o países.

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