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Así funcionará el transporte en Bogotá

Secretario de Movilidad y gerente de Transmilenio explican los principales lineamientos del SITP.

El Espectador

03 de noviembre de 2010 - 05:53 p. m.
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¿Qué va a garantizar que los mismos transportadores que formaban parte de un sistema ineficaz ahora sí funcionen?

Fernando Páez: es tan sencillo como que la asociación entre Estado-transportador es totalmente distinta. Hay una experiencia de 10 años con Transmilenio, en donde la relación entre estos entes es contractual y ellos tienen que cumplir con unos compromisos, hay unas pólizas de cumplimiento y garantía.

Fernando Álvarez: también cambia el modelo empresarial. Una cosa es tener afiliación de buses y otra es operar con criterios empresariales, que además están mediados por un contrato de concesión que crea responsabilidades sociales distintas.

¿Qué perdió el SITP con el paro de transportadores de este año?

F.A.: el sistema salió bien parado porque la ciudadanía generó conciencia de que esto es inaplazable. Acá no volveremos a conocer un paro de transportadores ni un uso de posición dominante de este gremio, porque lo que va a mediar es un contrato de concesión. Ellos siempre quisieron más ingresos, pero no pudimos acceder, porque si no la tarifa del ciudadano hubiera sufrido. Ahora, la ciudad deberá comenzar un debate alrededor del subsidio al transporte público, como sucede en grandes ciudades del mundo.

¿Cómo va la licitación del SIRCI (Sistema Integrado de Recaudo, Control, Información y Servicio al Usuario)?

F.P.: al igual que el otro proceso, esto ha tenido una amplia discusión. En el momento en que se levante la suspensión, los oferentes van a tener unos 10 días para que presenten sus propuestas. A mediados de diciembre adjudicaremos. La administración no se está casando con ninguna tecnología específica, sino que está pidiendo un operador que tenga experiencia en este tipo de sistemas y que lo compruebe.

¿Angelcom sería la única empresa en el país con esa experiencia?

F.P.: el sistema que vamos a contratar tiene tres componentes: recaudo, control de flota y la integración tecnológica; la información al usuario sería como un hijo de las primeras dos. Por supuesto, no hay en el país quien posea las tres experiencias. Angelcom la tiene en recaudo, muy importante en una ciudad como Bogotá, pero no la tiene en control de flota ni en información al usuario y, seguramente, tiene algo de experiencia en integración tecnológica, que no es de ellos sino de sus socios. Lo que se espera es que haya uniones entre diferentes experiencias para prestar el servicio. No es tan cierto que Angelcom sea la única. Tiene experiencia en recaudo, pero para poder presentarse a la licitación debe juntarse con empresas que la posean en los otros dos componentes.

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¿Cómo será la implementación del sistema?

F.P.: gradual, y vamos a tener dos elementos. Primero, una amplia estrategia de comunicación e información. El segundo, un plan de implantación, que ya se está construyendo y que detalla cómo se hará esto día a día. Esto tiene el acompañamiento de una consultoría internacional que nos permitirá mitigar las equivocaciones que se cometieron en sistemas como el de Santiago de Chile.

¿El cambio será dramático, como sucedió en Chile?

F.P.: creemos que no, porque la ciudad ya tiene experiencia en la operación de zonas troncales. Si usted le indica a la gente claramente cuál es la oferta de servicios, cómo se mueven, cómo acceder a ellos y qué puede hacer en cada uno la persona se moverá muy fácil, porque es lo mismo que hace hoy, pero organizado: con puntos fijos de parada, con una tarjeta propia para moverse dentro del sistema. Por eso es tan importante el componente de información a la ciudadanía.

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¿Cuál es el gran logro del SITP?

F.A.: lo que nos tiene más contentos es haber logrado la democratización en este tema clave, que implicaba una ingeniería social muy compleja y una negociación muy difícil, y haber logrado que más del 85% de los transportadores se presentaran al proceso licitatorio, que nos creyeran. El otro elemento que es clave es la inclusión social: el transporte no es un problema técnico, sino social. Los sectores más periféricos y más pobres son los que se van a ver más beneficiados. Ellos son quienes hoy en día deben tomar dos o tres transportes y tendrán una disminución en el costo de la movilidad por el valor de los transbordos, que es inferior al de tarifa plena. Esto, en materia de ingeniería de transporte, financiera y social, es lo más complejo que se ha hecho en este país.

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Por El Espectador

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