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En noviembre se cumplen cinco años del crimen de Luisa Fernanda Ovalle, la joven porrista de Millonarios, asesinada en 2013, tras recibir seis heridas con arma cortopunzante. Desde entonces, las circunstancias alrededor del homicidio eran un misterio. Sin embargo, la Fiscalía cree haber descifrado el caso e identificado al supuesto responsable: un sujeto, de 30 años, a quien señala de haber acabado con la vida de la joven, en medio de un supuesto atraco.
El sospechoso fue presentado este viernes ante el Juzgado 59 de Garantías como presunto autor material del homicidio. Allí se conoció que es ingeniero y que no registra antecedentes penales. Su captura se dio el pasado jueves en el centro de la ciudad y en su poder las autoridades hallaron un arma blanca. Durante la audiencia de legalización de captura e imputación de cargos, él no admitió su responsabilidad por el delito de homicidio agravado.
Aunque al comienzo de la investigación se contempló un presunto intento de abuso o violencia de género, para la Fiscalía el asesinato obedeció a un atraco. La reconstrucción de los hechos indica que sobre las 8:30 de la noche del 30 de noviembre de 2013, a la altura de un parque del barrio Castilla, Luisa Fernanda fue abordada por un sujeto que portaba una chaqueta negra con capota. Armado con una navaja, la intimidó para que le entregara sus pertenencias, entre ellas varios equipos celulares de la marca LG, firma a la que recién se había vinculado como promotora. De hecho, la joven acababa de llegar de un evento de esa empresa y estaba a menos de 100 metros de llegar a su casa.
Al oponer resistencia, Luisa Fernanda fue atacada en seis oportunidades y perdió la vida minutos después en la Clínica de Occidente. Ante la reacción de la víctima, el agresor resolvió escapar del lugar de los hechos sin llevarse consigo las pertenencias de la joven. Adicionalmente, se quitó la chaqueta que llevaba y abandonó el arma para no levantar sospechas. Pese a que quedó registrado en cámaras de seguridad de la zona, las autoridades no lograron identificarlo y el crimen era todo un misterio ante la ausencia de pistas contundentes.
Para demostrarlo, el ente acusador presentó ante el juez varios elementos probatorios, entre ellos testimonios, informes de inspecciones y entrevistas. Sin embargo, su prueba reina es la declaración de un testigo quien dice haber presenciado los hechos. Se trata de un hombre que se encontraba en un bar ubicado en cercanías al lugar de los hechos y que, ante la imposibilidad de encontrar un baño, optó por desplazarse hasta un caño ubicado dentro del parque.
Según su relato, desde allí pudo observar el forcejeo entre un hombre, a quien identificó como el capturado, y la joven, versión que fue corroborada por al menos tres personas que transitaban por el sector. “Él vio a una muchacha pidiendo ayuda y llorando. Observó cómo el muchacho la cogió de los brazos y la sacudió, mientras ella le decía que lo soltara. Le pegó, la cogió del pelo y la tiró al suelo. Una vez allí, sacó un cuchillo y la atacó en el abdomen o pecho. Ella se defendía como manoteando”, sostuvo la fiscal del caso.
La Fiscalía señaló que, tras presenciar el crimen, el testigo fue a un bar donde minutos después vio que al establecimiento llegó el sujeto que había agredido a la joven, ya no con chaqueta negra, sino con chaleco blanco. “El imputado pidió una cerveza y no tenía la misma ropa con la que lo había visto. Se había despojado de la chaqueta que portaba en el lugar de los hechos. En la zona donde ocurrió el crimen se halló un buzo de capota y un arma cortopunzante”, agregó la fiscal.
Inicialmente, el testigo se abstuvo de dar declaraciones. No obstante, al ver a la madre de la joven llorando y pidiendo justicia en los medios de comunicación días después, decidió comparecer ante la Policía para narrar lo ocurrido. Desde entonces, de a pocos, se recogieron más testimonios, se analizaron registros fílmicos y se inspeccionó el lugar de los hechos.
Lo que retrasó la investigación, según la Fiscalía, fue entre otros, que su testigo estrella sufre una discapacidad, por lo que fue necesario que Medicina Legal corroborara su estado de salud mental. “El caso nunca ha estado inmóvil. La Fiscalía decidió remitir al testigo a una valoración psiquiátrica a Medicina Legal, para blindar garantías procesales. Esa diligencia se solicitó desde 2017 y solo hasta julio se resolvió y consiguió resultado favorable”, precisó el ente investigador.
Por su parte, la defensa del imputado desestimó las pruebas del ente investigador y advirtió serias incongruencias en la reconstrucción de los hechos, atribuyendo todo a un “show mediático” para dar resultados. Para el abogado, además de que todos los testimonios coinciden en que el sector estaba oscuro y poco iluminado –lo que dificultaría una identificación con precisión–, la figura del testigo estrella se derrumba si se considera que, antes de acudir al lugar de los hechos, consumió varias bebidas alcohólicas. El detenido esperará el desarrollo del juicio detenido en la Cárcel Modelo de Bogotá.
Por Javier González Penagos (jgonzalez@elespectador.com)
