El 15 de junio es una fecha que no olvidará Jorge Eduardo Caballero, de 45 años. Residente de Usme rural, ese día caminaba rumbo a su trabajo como agricultor, cuando lo arrolló un conductor borracho y sufrió fractura abierta de tibia y peroné. “Estuve a punto de perder el pie, pero me lo salvaron”, dice. Desde su salida del Hospital El Tunal, a diario, en la mañana y en la tarde, lo visitan en su casa una médica y una enfermera, para revisarlo y suministrarle medicamentos. “Imagínese yo, con estos tornillos puestos, trasladarme todos los días al hospital. Este servicio es muy bueno”, asegura.
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Como Jorge, este año 1.621 pacientes han recibido atención en casa, a través de 53 IPS. Una estrategia del modelo Más Bienestar de la Secretaría de Salud, la cual apunta a dos objetivos: optimizar los recursos disponibles y reducir la ocupación de camas hospitalarias. Este modelo no solo está en sintonía con el deseo de los pacientes (el 70% de los colombianos, en etapa terminal, prefiere que lo atiendan en casa), sino con la necesidad de bajar la presión al sistema, que registra un déficit de 4.000 camas, para llegar al estándar de la Organización Panamericana de Salud, mientras terminan las obras de dos hospitales en Suba y Fontibón, que parecen lejanas.
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Luis Jorge Hernández, médico salubrista y profesor de la U. de los Andes, señala que Bogotá tiene casi 1,9 camas hospitalarias por cada 100.000 habitantes, de las cuales el 70 % son del sector privado, por lo que “hay que trabajar con las redes integradas”. Pero aquí el problema parece más complejo: la capital presenta alta ocupación en el servicio de hospitalización, en especial de adultos y, en los picos respiratorios, en pediatría, así como alta congestión en servicios especializados, como oncología. No obstante, parte de estas hospitalizaciones son patologías de baja y mediana complejidad, que podrían atenderse mediante otras modalidades de servicio.
De ahí la petición de que la Secretaría de Salud fortalezca y amplíe el modelo de hospitalización en casa, que tuvo su primera prueba en el reciente pico respiratorio, que obligó a declarar alerta amarilla hospitalaria pediátrica por 52 días. “Si no hubiese sido por esa estrategia, hubiésemos estado en alerta naranja”, asegura Gerson Bermont, secretario de Salud. La estrategia no solo representa descongestión en los hospitales, sino ahorros, al disminuir los costos de atención por paciente de $1 millón a casi $300.000. Ante esto, el Distrito se fijó una meta para 2027: atender al 20 % de los pacientes bajo la modalidad de hospitalización en casa, es decir, unos 3.000 diarios.
Para lograrlo, el grupo de Apoyo y Monitoreo a la Atención (GAMA) será fundamental, para destrabar las barreras burocráticas en la prestación del servicio. “Son expertos que están en todas las instituciones de salud, motivando que lo administrativo funcione, porque muchas veces esto se frena por un elemento tan sencillo como es una autorización de oxígeno, de medicamentos, una cama o una silla de ruedas, etc”, señala Bermont.
Puerta a puerta
Otra estrategia para evitar el colapso del sistema de salud y atender la alta demanda de residentes y migrantes, es salud en casa. “Salud no es tener más hospitales, sino fortalecer la atención primaria, con equipos de salud yendo a los trabajos, colegios, casas”, resalta Hernández. En el barrio Candelaria La Nueva, de Ciudad Bolívar, 28 auxiliares de enfermería están listas para visitar cada una de las manzanas escogidas para ese día. Una de ellas es Adriana Vargas, enfermera hace 10 años. “Venimos para identificar posibles riesgos en salud. El servicio es totalmente gratuito. ¿Podemos pasar?”, le pregunta a Alcira Sánchez.
Una vez la recibe, inicia el protocolo de preguntas; le toma la tensión, y le aplica pruebas de tamizaje psicológicas. Es ahí cuando Alcira se quiebra y se desahoga. “Los usuarios se sueltan con nosotras. Por eso siempre he estado en salud pública, porque tenemos el tiempo que no tiene una institución de salud”, destaca Vargas. Ante este evento, la enfermera le ofrece el servicio de psicología que, luego de unos minutos de duda, acepta doña Alcira. Este es un ejemplo de cómo funciona la estrategia, desde junio de 2025 y que está orientada a sectores que no habían sido abordados en vigencias anteriores o que presentaban baja receptividad.
Desde entonces, al 15 de julio, llegaron a 50.196 hogares -267 sectores catastrales nuevos, completando así 852-concentrando su atención en poblaciones priorizadas como gestantes, especialmente sin control prenatal; menores con esquemas de vacunación incompletos o riesgo nutricional; personas con enfermedades crónicas como hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus (DM) sin control clínico y prácticas de cuidado adecuadas; con discapacidad y/o cuidadores en condiciones de sobrecarga; y usuarios con necesidades en salud mental o con barreras de acceso a tratamiento.
De las más de 50 mil familias atendidas, la Secretaría de Salud priorizó 2.247 para seguimiento y monitoreo a través de la implementación del plan de gestión del riesgo familiar. De estos, 813 hogares son por temas de salud mental; 283, por contar con gestantes; 370, con pacientes en condiciones crónicas; 186, con niños y niñas de primera infancia enfermos; 119, por necesidades en salud oral; 248, con personas en condición de discapacidad; 119, con temas de salud ambiental, y 109 por otros riesgos. “Acorde a lo que encontramos, se establece un plan de cuidado familiar y le haces un seguimiento por un tiempo para evaluar si el riesgo se mitigó”, explica Viviana Martínez, coordinadora del Convenio de Equipos Más Bienestar para Tu Hogar.
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Como parte de la respuesta a esas familias, a 1.002 personas les agendaron citas con sus EPS y a 87 les ofrecieron servicios sociales, de las secretarías de Integración Social y Educación, el ICBF, entre otros. “En el largo plazo veremos si disminuimos la mortalidad materna e infantil, la desnutrición, entre otros”, acota Bermont. Con este programa, el Distrito busca para 2027 llegar a los 1.170 sectores catastrales de Bogotá, sin discriminar estratos.
En un momento en que los hospitales enfrentan presiones constantes, el modelo de atención en hogares ha dado resultados prometedores. Sin embargo, esto no puede reemplazar la urgente necesidad de nuevos centros de salud, en una ciudad donde las redes de prestación de servicios están inequitativamente alejadas de las poblaciones más vulnerables y con mayores necesidades en salud.
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