Bogotá es sede esta semana del Curso de Auditorías de Seguridad Vial, organizado por WRI Colombia junto con la Secretaría Distrital de Movilidad, con el objetivo de fortalecer las capacidades locales para hacer frente a los desafíos de la seguridad vial con herramientas técnicas y especializadas.
Durante cinco días de formación intensiva, profesionales de entidades como IDU, TransMilenio, UMV, el Metro de Bogotá y la Secretaría de Movilidad se capacitan en temas como el diseño de infraestructura segura, el control de velocidad y la aplicación del enfoque de Sistema Seguro. El curso incluye visitas de campo y ejercicios prácticos de auditoría en vías como las avenidas Guayacanes y Ciudad de Cali y el tramo entre las calles 127 y 116 con carrera 7, entre otras.
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“Este curso nos permite fortalecer las capacidades institucionales y de los profesionales del sector movilidad para que todos nuestros proyectos, desde los que están en formulación hasta los que ya están en operación, cumplan con criterios de seguridad vial y así tengamos una infraestructura más segura para todos los usuarios de la vía” aseguró José Segundo López, jefe de la Oficina de Seguridad Vial de la Secretaría de Movilidad.
Aunque estas auditorias acarrean unos costos, se destacan como una herramienta clave para identificar y mitigar riesgos antes de que ocurran siniestros, permitiendo a las autoridades anticiparse con acciones concretas que protegen la vida de todos los actores viales: peatones, ciclistas, motociclistas, pasajeros y conductores.
“Su principal ventaja es que permite intervenir a tiempo, cuando aún es viable —técnica y financieramente— modificar un diseño vial, una intersección conflictiva o una infraestructura peligrosa", destacó WRI Colombia. Por eso, sus recomendaciones suelen enfocarse en adaptar el diseño vial para guiar y facilitar comportamientos seguros, en lugar de confiar únicamente en que los usuarios se comporten de manera perfecta.
Durante 2024, en Bogotá se reportaron 12.000 accidentes, que dejaron 565 víctimas mortales (en promedio 11 semanales), lo que representó un aumento del 4% respecto a las cifras de 2023 y que, en Bogotá, siete de cada 100.000 ciudadanos murieron en un siniestro vial.
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Al analizar en detalle, hay otro dato que preocupa: el papel de las motocicletas en la siniestralidad. Del total de víctimas fatales, el 47,3 % fueron motociclistas, en su mayoría, hombres, entre 20 y 34 años, que perdieron la vida, principalmente, por choques contra objetos fijos y por el irrespeto de las señales de tránsito. A ellos le siguen los peatones, con un 37% de los casos, de los cuales la mayoría fueron adultos mayores, con una particularidad: uno de cada dos murió atropellado por una motocicleta.
Este año, aunque el panorama parece mejorar, al reportar entre el primero de enero y el 11 de junio un total de 223 muertes en las vías (lo que representa una reducción del 15% frente al mismo periodo del año pasado), en este segundo semestre se deben redoblar esfuerzos. Vale recordar que la meta de la administración es reducir el indicador de siniestros viales hasta 462 casos anuales, antes de 2027. Hoy, como van las cosas y con un promedio de 10 víctimas a la semana, la proyección es que 2025 cerraría por encima de las 500 muertes.
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