Dos acacias japonesas asentadas en la calle 86 con carrera séptima, están a punto de desaparecer del paisaje de la zona del barrio La Cabrera, exclusivo sector del norte bogotano.
Los frondosos árboles representan el paisaje rural para Helga Maass, una alemana que desde la década de los ochenta que se ha empeñado en defenderlos para que sigan adornando su hogar.
Producto del crecimiento urbano, sectores como La Cabrera y El Refugio han perdido parte de la flora de los Cerros Orientales. Por lo menos eso dice Maass, la alemana que se ha visto en la obligación de proteger los pocos árboles que quedan.
Hace varios días que Mass está inquieta. En su barrio un rumor ha surgido sobre la posibilidad de una tala en el sector.
Una sugerencia del Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente (hoy Secretaría Distrital de Ambiente) radicada el 30 de agosto de 2010, explicaba que, debido al estado de tres acacias ubicadas en la calle 86 con carrera séptima, era aconsejable talar una de ellas. Aunque Mass intentó oponerse, la tala se llevó a cabo y quedaron como sobrevivientes las dos acacias que hoy la alemana defiende.
En el conjunto residencial “Calle 86”, en donde permanecen erguidas las acacias, los vecinos comentan que han escuchado que las van a talar. “Es algo que se rumora mucho, de hecho ya propuse el tema para tratarlo en una reunión con la administración”, explica Mass.
El miedo de Mass ha llegado al límite. Hoy realiza desesperadamente llamadas a entidades ambientalistas para que le ayuden a conseguir un seguro que proteja los árboles. “Si me toca pagar, yo lo hago, eso no interesa” dice.
Para esta señora alemana, la tala significaría una derrota ante el crecimiento urbano: “Cada año que pasa van construyendo más edificios, ponen más cables de luz y los cerros orientales se van perdiendo”, dice.
Sobre este caso en particular, la ingeniera forestal Diana Carolina Osorio de la Secretaría de Ambiente, dice que no hay ninguna tala propuesta en el sector y que luego de una evaluación “no se reportaron actividades relacionadas con la ejecución de tratamientos silviculturales como podas o talas”.
Asimismo, fuentes de la Secretaría de Ambiente explicaron que hasta el momento no hay ninguna iniciativa por realizar talas en donde se asientan las acacias de la señora Mass.
Mientras el lío de los rumores se aclara, Helga Mass asegura que seguirá buscando la forma de protegerlas con sus vecinos.
Por El Espectador
