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Cadáver en el Bronx estaba desmembrado y tres metros bajo tierra

Gracias a los datos de un informante, detectives del CTI llegaron al sitio donde estaba enterrada una de las víctimas de las bandas del narcotráfico que operaban en el Bronx.

Redacción Bogotá
15 de septiembre de 2016 - 12:30 a. m.
Cortesía Fiscalía
Cortesía Fiscalía

Las autoridades empiezan a desenterrar las pruebas que confirman los escalofriantes relatos de los habitantes de calle que vivieron en el Bronx y que daban cuenta de cómo a algunas personas las desaparecieron en las llamadas casas de pique. Así lo señaló la Fiscalía al confirmar el hallazgo, en un predio del sector, de los restos óseos de una persona, a la que descuartizaron y enterraron tres metros bajo tierra.  

Llegar al cuerpo no hubiera sido tarea fácil, de no haber sido por la colaboración de un informante de la Fiscalía, quien señaló el sitio exacto en el que los asesinos, luego del crimen, sepultaron a la víctima. La tumba estaba en el primer piso de un inquilinato conocido como “casa verde”.  En el patio, al pie de una columna y debajo del piso enchapado en baldosa blanca, a tres metros de profundidad estaba el cadáver.  (Ver galería de la inspección).

Los obreros que se encargaron de abrir la fosa tuvieron que usar mazos, picas y palas para romper varias capas de cemento y tierra, antes de llegar a los restos humanos.  Algo que llamó la atención de los forenses es que en ese proceso, incluso, encontraron restos de animales en las capas previas a la tumba, con los que, al parecer, los delincuentes buscaban desviar la atención en caso de que descubrieran la fosa.  “Este método muestra a sofisticación del intento de ocultamiento del cuerpo”, señaló la vicefiscal Maria Paulina Riveros. 

Aunque el cuerpo lo encontraron el pasado sábado, sólo hasta ayer lograron confirmar que la osamenta hallada correspondía a la de un ser humano. Por ahora, el cuerpo sigue sin identificar, proceso que quedará en manos de Medicina Legal.

Según la Fiscalía, los investigadores seguirán inspeccionando varias viviendas, ya que  “no se descarta que se encuentren más cuerpos en circunstancias similares”, indicó la vicefiscal Riveros, quien agregó que es claro que el crimen está asociado a las redes del tráfico que operaban en el Bronx.

La noticia le da nuevos elementos a la administración y a la Policía para respaldar su decisión de haber intervenido el Bronx. Las autoridades adelantan la investigación para tratar de establecer si efectivamente hay más cuerpos y, de ser así, tratar de identificar a las víctimas.

Las propiedades
El Bronx y toda su actividad creció en una zona cercana al Voto Nacional, en la localidad de Los Mártires, entre las carreras 15 y 15 bis y las calles 9 y 10, a siete cuadras de la Plaza de Bolívar. Allí hay 41 predios que, según la Oficina de Catastro, están avaluados en casi $9.000 millones. De ellos, 24 se concentran en el sector de la L, donde permanecían los habitantes de calle y operaban los principales expendios de estupefacientes.

Al consultar la información de los propietarios se encuentra que cuatro inmuebles pertenecen a entidades oficiales, como la Secretaría de Integración Social (3) y el Fondo para la Lucha contra el Crimen Organizado (1); uno está a nombre de la Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá (en plena L) y 24 son de personas naturales. De 12 no hay registro. Según la Fiscalía, de todos los predios del Bronx, 15 están en proceso de extinción de dominio.

A pesar de que las autoridades tienen versiones de que los capos del Bronx se dedicaron a comprar predios, al revisar los datos de los propietarios, en principio, ningún nombre está vinculado a alguna organización que operara en el sector. Excepto los cuatro inmuebles que están en manos de entidades oficiales luego de ser objeto de extinción de dominio, ningún propietario tiene antecedentes ni líos con la justicia.

Lo que sí es cierto es que, sin importar el propietario, muchos inmuebles estaban invadidos y los controlaban las organizaciones delincuenciales. Tan compleja era la situación que, por ejemplo, en el predio que aparece a nombre del Fondo para la Lucha contra el Crimen Organizado (carrera 15 bis N° 9ª-12) fue donde hace un año secuestraron y torturaron a dos agentes del CTI.

El caso ocurrió el 26 de mayo de 2015, cuando dos detectives llegaron a la zona tratando de ubicar a Wilson Fernando Núñez Contreras, reportado como desaparecido. Contactaron a alias Arepas (conocido de Núñez y campanero en el Bronx), quien a su vez los contactó con otro campanero: alias Chabuco.

A ambos agentes los secuestraron sujetos vestidos de payaso y los llevaron a una casa conocida como Amarillo (carrera 15 bis N° 9ª-12). Uno de ellos era Rónald Rodríguez, alias el Flaco, quien sacó un revólver y les dijo que iban a jugar a la ruleta rusa; luego los asfixió con un cable y, finalmente, los amenazó con un machete. La frase: “Los vamos a picar y a meter en costales”. Pasaron cuatro horas de tortura para dejarlos ir, no sin antes advertirles que no denunciaran.

Historias similares, pero con quienes incumplían las normas dentro del Bronx, ocurrieron en un inmueble a nombre de la Secretaría de Integración Social (carrera 9ª N° 15-17) referenciado por tener en su fachada un grafiti del padre Javier de Nicoló, recientemente fallecido y reconocido por haber ayudado a niños desprotegidos. Allí funcionaba la supuesta casa de pique y de tortura. En otro predio del Distrito (carrera 15 bis N° 9-38) tenía su despacho una de las dos organizaciones criminales más poderosas del sector: “Gancho Mosco”.

Por Redacción Bogotá

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