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Camioneros, preocupados por restricción en Chía

El decreto que prohíbe el tránsito de tractomulas por el municipio regirá desde el lunes. Los transportadores piden un plan de contingencia.

Alexánder Marín Correa
17 de septiembre de 2016 - 03:00 a. m.
El impacto se sentirá en las zonas francas cercanas a Bogotá y afectará directamente sectores como las siderúrgicas, carboneras, cervecerías y arroceras.
El impacto se sentirá en las zonas francas cercanas a Bogotá y afectará directamente sectores como las siderúrgicas, carboneras, cervecerías y arroceras.

Lo pronostican y están preocupados. Los camioneros saben que la decisión del alcalde de Chía, Leonardo Donoso, de restringir a partir del lunes la circulación de tractomulas entre las 6:00 de la mañana y las 8:00 de la noche por una vía del municipio generará grandes inconvenientes, no sólo a Bogotá y a los industriales, sino al gremio transportador. Por eso le hacen un llamado a la administración del vecino municipio para que reconsidere la medida.

El tramo afectado es la avenida Pradilla, principal vía de acceso a Chía y la única conexión (sin entrar a Bogotá) entre Cundinamarca, Boyacá, los Santanderes y la región Caribe. Por ese tramo, de apenas 800 metros, circularon en agosto casi 45.000 tractomulas. El mandatario busca acabar con los trancones y, de paso, presionar a la Nación para que construya una variante con el fin de que el transporte de carga no circule por el casco urbano.

Según los voceros de los transportadores, esta es una vía estratégica para comunicar las zonas francas de la región con los puertos y otras ciudades capitales. Señalan que casi el 80 % del transporte de carga terrestre usa la ruta que inevitablemente pasa por la avenida Pradilla, no sólo para ahorrar costos, sino tiempo.

Al no poder transitar en el día por Chía, los transportadores no tendrán otra opción que hacerlo por Bogotá. Las alternativas son la calle 13 o la calle 80, para tomar la avenida Boyacá al norte y luego salir a la autopista Norte. Eso, claro está, afectaría la movilidad de la capital.

“Nos aumenta el tiempo. Todo depende de la hora del viaje, pero en promedio podrían ser entre dos y tres horas adicionales. Aumentarán los costos operativos, como peajes, combustibles y mano de obra, que recaen sobre nosotros”, advirtió un vocero de los transportadores de Cundinamarca. Sólo en la región de Ubaté podrían verse afectados 3.000 vehículos diarios.

El impacto del desvío, según la Asociación de Transportadores de Carga (ATC), se sentirá en las zonas francas cercanas a Bogotá y perjudicará directamente a sectores como las siderúrgicas, carboneras, cervecerías y arroceras. Además generará líos para el transporte de carga extradimensionada de materias primas, productos terminados no perecederos y concentrados, e incluso la circulación y el retorno de vehículos vacíos.

Los efectos se sentirán, además, en casi todas las rutas que llegan a municipios como Tocancipá, Siberia, Madrid, Funza y Mosquera, así como en los trayectos que van o vienen de Boyacá y de ciudades como Yopal (Casanare), Bucaramanga (Santander) y Cúcuta (Norte de Santander). También algunos recorridos como Valle de Ubaté-Samacá-Rioclaro-Medellín, la vía Mosquera-La Mesa e incluso los vehículos de carga que transitan entre la Costa y las zonas francas.

Aunque una razón que esgrime la Alcaldía de Chía para firmar el decreto es la congestión en la avenida Pradilla y el daño sobre la malla vial del municipio, los conductores señalan que no todo se lo pueden atribuir a ellos. El trancón, explican, también lo generan vehículos particulares que evaden el Pico y Placa (ya que el trancón comienza donde termina la doble calzada en Cota y va hasta Centro Chía), y respecto a las averías en la carretera recuerdan que ellos sólo usan los 800 metros de la avenida y que se supone que el mantenimiento está a cargo de las concesiones y el Invías, no del municipio.

Ante las dudas que tienen los transportadores sobre la legalidad del decreto, al desconocer si este tramo es nacional o departamental, la Alcaldía de Chía aclaró que la avenida Pradilla es una vía municipal, razón por la cual la potestad para decidir sobre ella recae en la administración local.

Según los transportadores, administraciones pasadas intentaron aplicar esta restricción en dos oportunidades, pero lo impidió el rechazo de la Alcaldía de Bogotá, debido a la saturación que viviría la capital. Esta vez, sin embargo, parece inminente.

Por eso les preocupa que, con la fecha encima, nadie hable de un plan de contingencia. Piden que la administración de Chía sea más estricta con el Pico y Placa de particulares, para que merme la congestión, y, si no hay vuelta atrás a la medida, que al menos sea más moderada, no de 14 horas diarias, como dice el decreto.

A pesar de su clamor y del caótico panorama que pintan los transportadore, todo apunta a que la medida entrará a regir a las 6:00 de la mañana del lunes y los efectos se sentirán en Bogotá. La Secretaría de Movilidad de la capital no se ha pronunciado.

Por Alexánder Marín Correa

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